Novela mosaico
"Norte Grande" de Andrés Sabella fija la historia del salitre y de la pampa desde el primer hombre que lo descubrió. No hay en el libro otro Dios y otro héroe sino la pampa, a la cual se hermana el capital para atraer a legiones de hombres desesperanzados, que luego mueren roídos por la silicosis, las plagas sexuales y el alcohol o fulminados por la metralla represiva de gobiernos sumisos al imperialismo. El sol, el esfuerzo brutal de una faena mortífera, empujan a estos hombres sobre todos los espejismos. Desesperados intentos que se vuelcan en los abismos de la lujuria y de la idiotez alcohólica. Nombres diversos, hombres y mujeres se mueven en encrucijadas decisivas y caen sobre el fondo hirviente de la vida fatalizada. Encontramos en cada capítulo epígrafes de sangre, terror y muerte, bajo los cuales se abren cuadros al rojo estremecidos por el temblor del crimen, el horror del hambre, el tenebroso egoísmo, la abyección del vicio…
Un realismo integral instrumenta el conjunto de la novela-mosaico. Se yuxtapone a la descripción directa, escueta, cabal, la imagen poética opulenta o sutil el lirismo fresco, generoso, inédito. Ello permite una prosa multisonora polícroma de sólida trama y ritmo constante.
Sabella, desde muchacho soñó con robarle a la pampa alguna gema de su horizonte y de su entraña divina. Hijo del Norte, padecía y soñaba aquella terrible presencia cósmica. Al cerrar el libro, no sabemos si por fuerza del drama y del hechizo, se fija en nuestra mente desvelada la primera frase: "Pampa abierta. No es posible que nada se esconda a los ojos de la muerte…" "Y en el firmamento el sol se descompone en una carcajada llena de fuego". El desierto con su oro blanco, y sus serranías donde florecen los óxidos de los metales caros al hombre, está presente en "Norte Grande" con su cabal temperatura humana y su ceño indeleble. N.de la R.: Tres años tardó en escribir este libro macizo y hermoso, poético y realista, pero su elaboración mental data de 1934.