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¿Cómo bajamos la cuenta de la luz en regiones?

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Hoy en Chile hay comunas que pagan el doble de lo que pagan otras por el mismo consumo eléctrico. ¿Y por qué pasa esto? Porque el factor de distribución dentro de la cuenta de la luz, es decir, el del último cable que llega del poste de la calle a la casa, depende de la densidad poblacional del lugar. Si vive más gente en el barrio, el cable rinde más y se prorratea entre todos.

Como gobierno, no sólo queremos poner atajo a esta distorsión que afecta a tantos hogares en Chile. También queremos una energía que de verdad sea inclusiva y ayude al desarrollo de las familias que son vecinas de los proyectos.

Por eso, el proyecto de ley de equidad tarifaria que enviamos al Congreso tiene ese doble objetivo. Por una parte, queremos disminuir las diferencias de tarifas eléctricas residenciales entre las distintas zonas del país y, por otra, disminuir las tarifas de los clientes regulados en aquellas comunas que posean centrales de generación de energía eléctrica.

Este reconocimiento a comunas como Mejillones, Tocopilla, Huasco, Quillota, Puchuncaví, Santa Bárbara, Coronel, Alto Bío Bío y tantas otras, constituye una forma directa y justa de vincular su esfuerzo con mejores condiciones de vida para sus habitantes. El efecto combinado de ambas medidas implicará una baja en las cuentas de la luz en 238 de las 329 comunas interconectadas a algunos de los sistemas eléctricos, con disminuciones que en algunos casos llegarán a 44%.

Y para tener un mejor uso de la energía, estamos ejecutando desde el Ministerio de Energía un ambicioso plan de recambio de luminarias públicas. Con una inversión de US$80 millones, el 25% de los municipios de Chile, que administran 85 comunas, podrán contar con un alumbrado eficiente. A esta tarea tenemos que sumar el cambio en los hábitos de consumo al interior de las familias, que estamos trabajando en conjunto con distintos organismos públicos.

La energía no puede ser un elemento que contribuya a la desigualdad en nuestro país ni tampoco puede desarrollarse desatendiendo las necesidades de las regiones.

Chile necesita una energía inclusiva, justa y menos centralista. Para bajar las cuentas de la luz, el país necesita construir más centrales de generación, más torres de transmisión, atraer más competencia al sector y aprender a usar mejor la electricidad. Y todo esto sólo lo podemos hacer con el compromiso de las regiones y con más descentralización y más regionalización.