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Parlamentarios entregan fórmulas para superar crisis de clase política

análisis. Baja evaluación en encuesta causa alarma entre diputados y senadores.
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No cabe ninguna duda que Chile vive un período complicado. A la crisis de credibilidad que afecta no sólo a la clase política sino que a la mayoría de las instituciones, se suma el escenario económico que nos tiene apretándonos el cinturón y preocupados de la estabilidad laboral. A ello suma la caída en el precio del cobre y al alza del dólar.

¿Es ésta una gran crisis? ¿Cuáles son los motivos que llevaron a la falta de credibilidad por parte de la ciudadanía? ¿Cuál es la solución?

La última encuesta de Adimark, correspondiente a junio, señalaba que la aprobación a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, bajó al 26%, una de las cifras más bajas desde que asumió su segundo mandato, en la contraparte el rechazo se empinó en el 69%.

Las evaluaciones a las coaliciones políticas no tuvieron mejor suerte, por el contrario, rompieron el récord de desaprobación: un 74% desaprueba la gestión de la coalición de gobierno mientras que un 79% desaprueba a la coalición de oposición.

Esta es una clara señal de que la clase política, en general y sin distinción, está atravesando por una situación a lo menos complicada.

"Tenemos que asumir que hay un tipo de liderazgo que no percibió bien los cambios que ha tenido la sociedad chilena", comenta al respecto Alejandro Guillier, senador por la región que asumió en marzo del año pasado.

En su análisis, el parlamentario independiente-PRSD agrega que hoy la sociedad no sólo quiere ver cambios, sino que quiere protagonizarlos también. "Por ejemplo, en el caso de la reforma educacional, los profesores no sólo quieren que se haga una reforma, quieren sentir que esta reforma les pertenece, le es propia", explicó.

ciudadanos

En este sentido, Guillier entiende que la clase política está a destiempo con lo que se vive y asume que la política "ya no es monopolio de los políticos. La política le pertenece a todos los ciudadanos y también hay distintas formas de participar de la cosa pública".

Una opinión muy similar es la que tiene el otro senador por la región, Pedro Araya. De acuerdo a su análisis, la sociedad es diferente a la de hace 10 ó 20 años. "Está más empoderada y preocupada de lo público", dijo.

Para él, esta crisis no sólo afecta a la clase política, sino que es "una crisis generalizada que afecta a la sociedad en general, instituciones, organizaciones y también al empresariado".

El diputado Marcos Espinosa también considera que esta crisis de desconfianza no sólo es para los políticos y el poder ejecutivo. "El judicial también está en tela de juicio, instituciones que antes eran sacrosantas también están en tela de juicio por parte de la ciudadanía".

Espinosa dice que al enfrentarse a este escenario lo que se debe hacer en primera instancia es un "mea culpa de las debilidades y deficiencias que tiene el sistema".

Más estricto con su análisis es el diputado UDI, Felipe Ward, quien señala que "éste es claramente uno de los peores períodos que ha vivido la política y la democracia chilena, al menos durante los 10 años en lo que yo he estado como parlamentario".

"Por lo pronto en lo que dice relación con mejorar la imagen, nosotros como Congreso, como senadores, estamos avanzando en apoyar todas las leyes de probidad que está presentando la Presidenta de la República", dijo el senador Pedro Araya.

Guillier, por su parte, cree que estas reformas y las medidas más "draconianas" para evitar la corrupción son un buen inicio, sin embargo cree que también es necesario un cambio en el proceso de formación valórica que, a su juicio, está muy debilitada en la actualidad.

probidad

Marcos Espinosa en tanto señala que esto se debe evitar elevando los estándares de probidad y exigencias para quienes tienen algún cargo público. "Tenemos que recuperar el espíritu republicano que inspira la labor pública, la vocación, la genuina vocación de servicio público está inspirado en valores republicanos", comentó.

El diputado UDI aclara además que la sociedad hoy está preocupada de otras cosas y La Moneda no los ha escuchado. "Mientras, La Moneda se preocupa de problemas de los políticos, la ciudadanía está preocupada de otras cosas. La gente quiere seguridad ciudadana y no más reformas", dijo.

"Batallas inútiles"

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A veces no es necesario dar la batalla. Con sólo bajar los brazos basta para que la pena se acabe, la rabia se desvanezca o para que el problema que parecía tan grande se haga insignificante. La resistencia hace que lo nos molesta crezca y se desproporcione. La resistencia es esa parte testaruda que cada uno tiene y que se activa cuando uno se siente amenazado. Pero resulta que la mayoría de las amenazas no son reales, son simplemente interpretaciones subjetivas de situaciones o hechos que nos toca vivir. Eckhart Tolle, dice en varios de sus libros que "todo aquello contra lo cual luchamos se fortalece y aquello contra lo cual nos resistimos, persiste". William Ospina lo explicó magistralmente en este brevísimo cuento:

"-Te devoraré- dijo la pantera.

-Peor para ti- dijo la espada."

Hace mucho tiempo, yo tenía una amiga quien me dijo una vez: "yo siempre ando con la pistola cargada… es la única forma que te respeten". En su momento y en mi ignorancia y falta total de experiencia y de visión, encontré que su actitud era genial. A poco andar, caí en cuenta que ser amiga de mi amiga era agotador: peleaba con todo el mundo, era pesada, agresiva, hiriente y respondía mal. Sí, al principio parecía como si ella provocara respeto, pero en realidad lo único que infundía era miedo, pues miraba a todo el mundo como enemigo potencial y la gente -obvio- la evitaba. Dejé de ser su amiga cuando entendí que la peor enemiga de mi amiga era ella misma y que ésa era la única pelea real que ella tenía que dar.

La vida no es un campo de batalla, aunque muchas veces parezca que sí. Si entendemos nuestra existencia como un lugar de combate, inevitablemente tendemos a dividir el mundo entre buenos y malos y nuestro objetivo siempre será liquidar al enemigo… "ellos o nosotros". Pero no olvidemos que según la ley del espejo, los enemigos que vemos afuera, son en realidad un reflejo de los enemigos que tenemos adentro.

Por eso, las verdaderas batallas son siempre íntimas y personales. Lo único que tienen que hacer los auténticos guerreros es vencerse es a sí mismos. Lo irónico es que para vencerse a uno mismo ¡no hay que dar ninguna batalla!... basta simplemente con bajar los brazos, aceptar, soltar y dejar ir. Cuando sueltas, te liberas y te das cuenta que el problema nunca existió realmente, más que en tu propio universo personal. Lo que sucede finalmente, es que si uno está en paz con uno mismo no tendrá ninguna necesidad de declararle la guerra a nadie, ni de emprender batallas que son francamente… inútiles.