"Los obispos chilenos me formaron así"
¿No ha pensado alguna vez que Dios no existe, que esto es, simplemente, darwinismo puro, casualidad?… que no hay nada.
Sentado junto a una modesta mesa y bebiendo un café, el padre Felipe Berríos del Solar (1956) escucha la pregunta y piensa un par de segundos, pero no duda.
Está cómodo y pensativo -siempre parece que lo está-, no parece ajeno a la mediagua de color verde que tiene por hogar. Allí está, vestido de azul y un chaleco, vestiduras tan simples como todo el campamento "Luz Divina", que lo cobija desde inicios de año.
Hablamos de un hombre que puede ser lo más parecido a un asceta. Podría estar en Santiago dando charlas, viviendo en cócteles, aplaudido por emitir juicios incómodos para un sacerdote, pero simplemente no quiere; no es que le desagrade, pero hoy no lo estima necesario.
Es como si estuviera en un viaje, aunque es más que eso. Quizás es un tránsito, buscando tanto lo externo, como lo más interior, apenas acompañado de sus lentes, sus libros, la perra 'Tiñi', que mueve su polvorienta cola y sus vecinos que lo ven como una bendición.
DE PROFUNDIS
Felipe Berríos responde a la pregunta:
A veces se cometen errores de mezclar planos de conversación. Estoy totalmente de acuerdo con la Teoría de Darwin, pero él está hablando de la evolución de las especies, que no tiene nada que ver con la creencia de un Dios que le da sentido a todo. Por otro lado, mi fe, la que he experimentado siempre, es una fe basada en el cuestionamiento, no en certezas y cada vez que resuelvo alguna duda, aparecen dos o tres más.
¿Eso desde el principio?
- Claro. Cuando niño hay una fe más infantil y luego va cambiando, pero me enseñaron que la fe me debe llevar a cuestionarme las cosas, no darme todo simplemente por tragado. Es una fe de hacerse preguntas, constantes. No es que tengo todo claro. Mi experiencia de Dios me ha llenado de búsquedas y preguntas.
¿Qué se pregunta hoy? Me imagino que muchas han cambiado.
- Respuestas que tenía cuando niño hoy no sirven porque son otras las preguntas; cambiaron los cuestionamientos… Mira, creo que Jesús es el Hijo de Dios, que se encarnó en una mujer, en una fecha concreta, tuvo una huella genética, decidió aprender, experimentó la soledad, el fracaso, la muerte, pero yo entiendo también que estoy en el tercer planeta de un sistema solar, de un sol amarillo, de un sol decadente, que está en un rincón de la galaxia llamada Vía Láctea. Dentro de la galaxia hay 100 mil millones de soles como el nuestro y en lo que conocemos como el universo hay 100 mil millones de galaxias como la nuestra. Entonces, estoy obligado a no achicar mi experiencia con Dios, a no ponerle límites, que es lo que tendemos a hacer, en dogmas o las paredes de la Iglesia. Puede que necesite las paredes de la iglesia, o los dogmas, pero no para encerrar a Dios, no para limitarlo.
Esa fe que ensancha, no ha sido la habitual, ni ahora, ni antes en la iglesia Católica, o en los credos. Eso aparece como un error.
- Hay una cuestión pedagógica. Me llaman la atención las mamás cuando a los niños pequeños les dicen: 'si no te comes la comida, no te doy chocolate'; luego, 'si no te comes la comida, no verás los monitos de la televisión'. Obviamente eso se va graduando dependiendo de la madurez del niño. Luego le dirá: 'tienes que comerte la comida, es para bien' y el chiquillo irá aprendiendo que hay cosas que tiene que hacer aunque no le gusten e irá madurando. Hay todo un juego entre la libertad y la madurez. Hay toda una pedagogía.
Cuando se enseña una religión o la experiencia de Dios se requiere de una pedagogía. Al niño se le dice lo que es buen o malo, lo que debe hacer y punto. Y eso se va ampliando. El error es que nos quedamos con una religiosidad correspondiente a la de un niño de ocho años y vamos creciendo en biología, historia, filosofía, matemáticas y se produce un desquiciamiento, porque te dices que para creer no hay que cuestionarse nada, porque no le enseñaron a eso. Entonces se queda con dogmas mal enseñados.
Ahí las religiones monoteístas hemos fallado.
¿Tiene sentido todavía? O ¿qué sentido tienen las religiones hoy?
- Los seres humanos somos los únicos que sabemos que moriremos, los únicos que percibimos y experimentamos el paso del tiempo, sabemos que moriremos y eso nos angustia. Necesitamos darle sentido al dolor, el amor, el fracaso y es ahí donde entra el plano metafísico, espiritual.
La religión viene a ser un conjunto coherente que coincide con mi experiencia del alma. Además, no soy un solitario, soy persona en relación a otros, entonces la religión debería ayudarme en esos vacíos, en esas búsquedas, en sociedad con otros. Habría que ver si la religión que profeso está respondiendo a eso.
BUSCANDO
Su vida ha tenido cambios dramáticos por decisión propia, usted los ha asumido. Cuando uno cambia así, habitualmente está en búsqueda de algo. ¿Qué busca?
- Estoy en búsqueda de algo, o de no perder algo.
¿Cómo así?
- Cuando decidí entrar a cura no fue una decisión meramente racional. Sentí dar un salto y sólo agarrado de tu experiencia profunda de Dios. Pero a poco comienzas a llenarte de cosas materiales, de ideas, amigos y uno se va alejando de ese amor primero, entonces de repente un remezón, un cambiar de giro, buscando la forma más pura de Dios, eso es un privilegio poderlo hacer. Ha sido un privilegio para mí. Entiendo la vida religiosa, como estar jadeando, como el Evangelio, el Señor nunca está quieto.
¿Y esta experiencia 'mística' exige sacrificios de este tipo?
- No sé si la palabra sacrificio es la más correcta. Para mí es un privilegio estar acá, o en Burundi, o en el Congo, o trabajar en el Techo. La gente lo ve como sacrificio, yo como un privilegio.
No es la visión normal.
- La ideología de mercado nos presenta la vida como un escalafón y tú vas progresando si vas acumulando cosas, títulos y honores. En la Compañía de Jesús se nos enseña que puedes estar un día de rector de un colegio y mañana de profesor y después en una parroquia, o sea no hay escalafón, o el escalafón no es de juntar cosas.
Está muy equivocada, extraviada la sociedad nacional. ¿Por eso no resolvemos estos temas?
- Chile ha progresado. Muchos problemas son porque Chile ha crecido. Es como la ropa que me aprieta y si no me la cambio me producirá daño. Cuando estaba en África me llegó la noticia de que en Chile había aparecido un puma que había generado mucho susto. Yo pensaba que el león, que es un animal tan imponente, es como el mercado. El mercado no es malo, es bueno, nos sirve para regular la oferta y la demanda, pero al igual que el león, si está suelto, ya deja de ser admirable y produce peligro y daño. En Chile dejamos al mercado totalmente suelto y se metió en lugares residenciales, por así decirlo, en sitios a los que no debió llegar, como la salud, la educación, el urbanismo y nos ha generado muchos problemas. No se trata de matar al león, sino de devolverlo al lugar en que debería estar. Y despejar esa ideología que se nos ha ido metiendo, del exitismo, la competencia, del individualismo, que es como una costra que trae el mercado, que ha invadido todo.
Lo pregunto porque la Presidenta Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría llegaron con un diagnóstico bastante similar al poder, que por lo demás es bien transversal, incluyendo a la centroderecha. Hay coincidencia que se dejó actuar en demasía al mercado. El asunto es que ahora reformas que parecían bastante evidentes hoy están en entredicho...
- Hay una tribu en África que caza monos, se los comen. Y la manera de cazarlos es usando un coco hueco, al que le dejan un orificio donde sólo cabe la mano extendida y este coco es amarrado con una fruta en su interior. El mono va, mete la mano estirada, sujeta la fruta, pero luego no puede retirar su mano. El mono se encuentra en el siguiente dilema: Si suelto la fruta, tengo la libertad, si no suelto la fruta, la tengo, pero me agarran. Ese es el dilema en el que está Chile.
Nosotros queremos un país de mayor igualdad de oportunidades, más meritocrático, menos violento, menos segregado, con menos guardias, más justo, pero no estamos dispuestos a soltar la fruta, a compartir mis privilegios.
¿Pero Chile fue siempre así, o este es un subproducto indeseado?
- Comentábamos el otro día que tuvimos una fuerte expansión acompañada de una educación cívica en los colegios. Eso se perdió, igual que las juntas de vecino, los clubes de ancianos, de fútbol. Se mantienen, pero no tienen la misma fuerza, no son reconocidos, como eran antes. No somos ciudadanos, somos más consumidores. Eso nos va aislando.
Al final parece el triunfo del individualismo y el miedo.
- Sí. Queremos cambios, pero no estamos dispuestos a soltar los privilegios.
¿No le da la impresión que aún no hay conciencia de ese dilema?
- Es complicado. Las críticas a los políticos… Que son como un espejo de nosotros mismos. Nuestros defectos están reflejados en ellos. Pero soy optimista, insisto que esta crisis es de desarrollo, no es que nos estamos quedando desnutridos. Ahora sólo tenemos que darnos cuenta que el desarrollo no es sólo crecimiento, sino mayor cultura, ser más amables, participar de la comunidad. Eso es lo que me hace ser un país desarrollado.
En las redes modernas, en las sociedades de futuro, la confianza es fundamental y nuestro país es muy desconfiado. La gente confía menos en los políticos, la iglesia, incluso en la familia. ¿No es esta una amenaza demasiado compleja?
- Es un hecho que hay mayor desconfianza, pero hay algo positivo y es que hemos medido el desarrollo sólo por crecimiento económico y es cierto que tenemos resultados, pero esto tiene que estar unido con mayor cultura, que yo reconozca al otro. Eso nos falta. No está todo podrido. Son cosas que hay corregir.
La Encíclica 'Laudato si', habla precisamente de estos temas. Es probable que el fenómeno de cambio climático, cambie el mundo tal como lo conocemos al ser un tema global, podría poner en jaque el sistema capitalista tal como lo conocemos. El Papa advierte esto y habla de cambiar nuestra cultura, nuestra forma de relacionarnos.
- El Papa une la preocupación ecológica, con la justicia, con la pobreza y con nuestros modos, con el estilo de vida; ve que hay una relación. Y el enfoque es que si seguimos así, con mayor producción, más consumo, más residuos, sin preguntarme dónde voy y donde el ser humano es lo central… Y estamos cambiando el clima, pero por sobre todo, deteriorando nuestras relaciones. Entonces se requiere un cambio, no sólo para defender el planeta, también en lo micro.
Hay una frase que el Papa la toma de Benedicto XVI: 'La compra es un acto moral', es decir, no basta con que yo tenga plata, no basta con que yo pueda hacer las cosas para que deba hacerlas. Me tengo que preguntar por las consecuencias, o si es moral hacerlo. Allí hay algo muy profundo.
Al final del día eso parece que son los problemas de hoy. Temas éticos y morales.
- La ética entendida no como una norma, sino como el presupuesto básico para poder vivir en armonía, poder vivir en paz con los otros.
Debe decirse que el sacerdote genera admiración y complicaciones, en especial en parte del clero. Eso y más provoca el jesuita fundador de Techo. Pero la historia nos dice que así es Berríos. En Curanilahue, al sur del Biobío, en Burundi o el Congo.