Hallazgo arroja luz sobre los primeros albores de la agricultura hace 23 mil años, 11 mil antes de lo que se pensaba
Hallazgos localizados en un asentamiento neolítico de la Galilea, en el norte de Israel, arrojan luz sobre los albores de la agricultura hace 23 mil años, 11 mil años antes de la fecha en que se datan los descubrimientos de los primeros intentos del ser humano de practicar esta técnica.
La región de Oriente Medio o el Creciente Fértil es considerada la "Cuna de la Civilización" porque fue donde nuestros antepasados nómades se convirtieron en sedentarios y se establecieron en comunidades agrícolas, en lo que supuso una revolución datada por los investigadores hace unos 12 mil años.
Pero un grupo multidisciplinar que aglutina a arqueólogos, botánicos y ecologistas de las universidades israelíes de Bar-Ilán, Haifa y Tel Aviv, en colaboración con la estadounidense de Harvard, publicó esta semana un estudio en la revista científica PlosOne, que echa por tierra la fecha aceptada del comienzo del cultivo.
"Lo más increíble de nuestra investigación es que, por primera vez, hemos encontrado cebada y trigo de 23 mil años en un asentamiento de cazadores-recolectores en el Mar de Galilea y descubrimos que ya habían comenzado a cultivarlo", explicó a EFE el profesor Ehud Weiss, del Departamento de Estudios de la Tierra de Israel y Arqueología de la Universidad Bar-Ilán.
El emplazamiento donde se localizaron se conoce como Ohalo II, un enclave de cazadores, pescadores y recolectores que vivieron en la costa del lago Genesaret o Mar de Galilea, durante el Epipaleolítico, donde se encontraron seis chozas, una tumba, restos bien conservados de animales y plantas, así como collares de perlas del Mediterráneo y utensilios de piedra.
El sitio está situado nueve kilómetros al sur de la moderna ciudad de Tiberíades y fue descubierto en 1989 cuando las aguas del lago retrocedieron debido a una sequía.
Las conclusiones de la investigación se basan en tres aspectos. El primero es la presencia de una mayor cantidad de trigo y cebada plantados que del tipo salvaje.
En segundo lugar, se vio mayor volumen del esperado de "proto-rastrojos", aquellos que proliferan junto a las cosechas.
Por último, los análisis de las herramientas encontradas revelaron la existencia de hoces y raspadores de sílex, empleados para cortar y cosechar cereales y se cree que son los más antiguos jamás hallados.