Vive Chile
Coincidencias, Sr. Lector. En sólo una semana la historia me colocó en platea para ver dos sucesos positivos para Chile.
El primero fue el título en la Copa América. No me gusta el fútbol, pero me gustan los festejos. Yo estuve en la cumbre del Cerro San Cristóbal mientras la afición celebraba la victoria. Santiago de Chile era un ser viviente. Yo escuchaba a las personas disfrutándolo. Un espectáculo que se replicó en todo el país, incluyendo Antofagasta. Debo confesar que el triunfo de la Roja me sorprendió. Yo creía que Argentina iba a ganar. Irene, mi novia mexicana, me regañó por mi falta de fe. Le hemos ganado sólo una vez en 100 años, Amor. Habrá una segunda vez, me contestó. Y así ocurrió.
El segundo fue la Unión Civil. No soy gay, pero me gusta la libertad. Yo estuve en la oficina del Registro Civil, sacando mi cédula, cuando miré a parejas tanto hetero como homosexuales pidiendo hora para firmar su nuevo estado. Me sentí orgulloso de mi país. Fue no sólo un avance social sino que también cultural. Muchos gays y lesbianas habían sido perseguidos, humillados, denostados a lo largo de nuestra historia. Hoy nuestro escudo será el sello de ese amor que ahora sí podrá decir su nombre.
Ambas noticias muestran un Chile que supera sus prejuicios. Por un lado, la fatalidad. Somos malos para el fútbol, nos decíamos. Por el otro, la burla. Los chilenos podemos ser muy crueles. Hasta hace muy poco, sin los homosexuales y los alcohólicos nos quedábamos sin chistes.
Y es venciendo esas barreras lo que hace avanzar a las naciones. El Imacec sólo varió 0.8%. ¿Cómo crecer? No lo sé. Pero yo creo que ni el Ministro Rodrigo Valdés lo sabe. Me gustaría pensar que venciendo barreras, cumpliendo sueños, es lo que hará que Chile supere este ajuste. La mediocridad sólo engendra mediocridad. Es raro que un economista como yo escriba de sueños. Se puede hablar de estimular el emprendimiento, mejorar la educación, motivar el cambio tecnológico. Pero aún así, eso suena mucho a cumplir sueños.
Para eso se necesita un espíritu. Y por lo visto el espíritu está. Nos estamos superando. Podemos hacerlo.
No nos olvidemos que Antofagasta está construida por sueños, desde José Santos Ossa para adelante.
No creceremos mucho este 2015, pero nos estamos desarrollando.
Vive Chile.