"La Horca"
El cine comercial estadounidense está tan falto de inspiración y originalidad que, cuando una película mediocre -como ésta- logra entretener con los típicos efectos más que vistos en otros filmes, uno comienza a pensar en qué instante un género tan noble como el de terror devino en productos como "La Horca" (The Gallows, 2015), de los desconocidos directores Travis Cluff y Chris Lofing.
Ejemplo fehaciente de la crisis de creatividad que vive Hollywood, la película abusa de ese efecto ya más que conocido de la cámara en mano, con un lenguaje aparentemente espontáneo y suciedad en las imágenes, para contarnos una historia que, en estricto rigor, no era una mala idea pero que no alcanzó a ser trasladada al cine como debía.
En 1993, delante de todos los espectadores de una obra teatral denominada 'La Horca', el protagonista sufre un fatal accidente y muere en el escenario ahorcado de manera horrible. Este hecho alcanzó a ser grabado en una cinta de video y significa la debacle en la escuela secundaria donde sucedió.
Años más tarde, con el pretexto de hacer una especie de homenaje a ese funesto montaje, remontan la obra y comienza a despertar el mal que parece habitar en los laberintos del teatro, esperando por sus víctimas que son cuatro: los dos nuevos protagonistas, Pfeifer y Resse y dos amigos más, Clay y su novia.
No podemos ignorar que "La Horca" es una película muy mal dirigida, que usa y abusa de todos los lugares comunes de este subgénero de los filmes con cámara en mano y que deja en evidencia que sus directores no tenían la más mínima experiencia en el género terrorífico, desperdiciando un par de ideas que podían ser potentes, pero que terminan siendo muy mal aprovechadas, como sucede con el televisor encendido que encuentran los jóvenes o la manera en que el decorado se convierte en un protagonista más de esta historia.
Hace bastantes años que los directores -especialmente los que comienzan en el cine comercial- usan esto de la cámara en mano como un recurso estético que, salvo las honrosas excepciones de "El proyecto de la bruja de Blair", la pionera de este estilo y de "Cloverfield", el resto pasa por ser más de lo mismo. Tal vez la única particularidad interesante en este caso es que todo el conflicto se desarrolla dentro de un teatro lleno de pasillos y de habitaciones atestadas de utensilios para escena.
El resto es lo típico: de nuevo nos encontramos con ese recurso burdo de la cinta de video perdida desde hace años, que antes se ha trabajado en decenas de películas del mismo corte y que a estas alturas, no aporta en nada a la historia.
Es una lástima que ese ambiente de encierro y oscuridad del teatro o la fotografía que el protagonista encuentra y que de alguna manera aporta una explicación a los sucesos, no se hayan aprovechado como elementos dramáticos.
Porque "La Horca" no solo peca de ser un filme extremadamente predecible, carente de verdaderos momentos de tensión, puesto que todo se reduce a sonidos muy repetidos para tratar de generar escenas de susto llegando solamente al sobresalto burdo por efecto sorpresa pero no por un logro del relato.
Los personajes tampoco aportan demasiado, resultando lo peor de todo que la historia sea contada casi en su totalidad por parte del más desagradable de los protagonistas, generando rechazo en el espectador que solamente desea que desaparezca pronto de la pantalla.
Una lástima en verdad, porque con una idea mínima se han logrado ejercicios más que interesantes en el mismo género, como la uruguaya "La Casa Muda" o la española "REC".
De esta manera, solo queda visionar esta película como ese típico producto "terrorífico" que se consume con placer culpable, se desecha apenas termina la exhibición y que pasa inexorablemente al olvido, haciendo que uno añore con fuerzas esas películas de verdadero suspenso y terror que, con menos recursos tecnológicos pero infinita creatividad, lograron establecer los cánones estéticos para este género. Nada de eso se puede esperar de "La Horca", sin dudas, una película desechable que trata de pasar por interesante sin lograrlo en lo absoluto.