Waldo Valenzuela
El Centro Experimental Artístico presenta, en el Teatro Municipal, una retrospectiva de Waldo Valenzuela, que continúa su muestra de 1986, circunstancia que confirma al pintor en constante acción creadora. La de Valenzuela no es sólo una realización de hombre de la Pintura: también, la de ser hombre atento a los problemas que interesan a nuestro tiempo.
Así, es posible distinguir en sus cuadros, donde predominan oquedades y detienen trazos sangrientos, estos dos instantes de su faena: de goce puro, por sus colores vibrantes, nos conmueve la gracia de "Pareja de Río Hurtado", de 1979, donde levanta su terneza en bizarros juegos decorativos, rasgo que celebramos en "Matinal Andino", de 1975, y "Meteorito", de 1976.
En contrapunto de ideas, y de trabajo, "Los vientres ríen", de 1970, y "El juez y el joven", de 1987, señalan al artista que siente con el corazón solidario cuánta llaga enturbia a los demás. En esta línea de fuego, ensombrece "Muerte de Manuel Rodríguez", de 1971, grave de tinieblas y sugestiones.
Pero, en espacio límpido, firme, de sentimiento humano, Valenzuela nos expone su filiación cristiana, en óleos y dibujos en los que Jesús centra y concentra su inspiración, y la fuerza y la delicadeza del oficio se disfrutan en fortuna: ¿cómo no adherir a las palpitaciones de la Vida y Muerte de "Hijo del Hombre", de 1982, "Manos de Cristo", de 1986, o "Árbol de la Cruz", en plena vibración de amor? Este aspecto concede a Valenzuela una definición única en la Pintura del Norte, de la que es un apasionado cultor y un estudioso severo de su proceso, De repente, en "Tarde anochecer del día del tsunami", de 1987, los colores saltan, descubriendo otra veta feliz de este pintor que enriquece su visión y mensaje.
Pero ¿desde cuándo conocemos a Waldo? Desde aquel mítico viaje en el Vagón Cultural, 1951. Al llegar a Ovalle, preguntamos por un muchacho que, ya sabíamos, pintaba muy bien. Allí lo conocimos. Curiosamente, y a pesar de ser un adolescente, ya había leído "Norte Grande". Desde entonces, mantenemos una gran amistad.