Secciones

"Hay que pensar siempre en el granito de arena que se puede aportar a los demás"

E-mail Compartir

Tiene un marcado sentido de servicio social. Siendo una joven estudiante dedicaba su tiempo de descanso a visitar el Asilo de Ancianos, servía desayunos y escuchaba las historias de quienes vivían sus últimos años.

Lucía Rojas Silva, secretaria del Centro Cultural Liceano, es una nortina comprometida con la zona. Se siente orgullosa de sus raíces y de formar parte del semillero de exalumnas del Liceo de Niñas de Antofagasta.

¿Guarda hermosos recuerdos de su infancia en Chuquicamata?

-Efectivamente, fue una época especial. Mi padre trabajó muchos años en Codelco. Soy la penúltima de diez hermanos. Recuerdo mi infancia como muy feliz.

Tengo recuerdos también de mi tiempo de estudiante, que daba tantas ganas de ir a clases. Teníamos profesores de excelencia, que nos entregaban valores.

¿Desde pequeña siempre sintió la necesidad de ayudar, de ser un aporte para los demás?

-Estando en la enseñanza media ya comencé a vislumbrar lo que quería ser, tenía un marcado sentido de servicio social.

Cuando estaba en segundo medio decidí irme al área de las ciencias, porque quería estudiar Enfermería. Entonces tras permanecer toda mi vida escolar en el Liceo de Niñas, entré a esa carrera.

Estudié tres años en la Universidad de Chile, pero no pude terminar la carrera porque en ese período falleció mi padre. Comencé a trabajar en el Servicio de Impuestos Internos.

¿Pero finalmente su vida siguió otro rumbo?

-Después estudié la carrera de contador en el Comercial, y me hice cargo de la casa familiar, ya que había sobrinos que estudiaban, mi madre también había fallecido.

Cuando yo estudiaba en el Liceo de Niñas me integré a la comunidad diocesana. Ibamos al Hogar de Ancianos a darle desayuno a los abuelitos.

Mi vida siempre la proyecté por el área social. Uno tiene que pensar en el granito de arena que puede aportar para los demás. Hay que ser solidario, comprometerse con la ciudad en que uno vive.

¿También tuvo un paso importante como funcionaria en el Servicio de Impuestos Internos?

-En 1992 me reintegré al Servicio de Impuestos Internos como fiscalizadora. Allí tuve la oportunidad de proyectarme socialmente.

Trataba de atender lo mejor posible a la gente, orientarlos, ése era mi compromiso, ser una funcionaria eficiente para beneficio de las personas.

Rehabilitación

¿Su vocación de servicio quedó sellada con su ingreso a Tabor?

-Me incorporé a la Fundación Tabor como presidenta. Realizaba actividades administrativas, apoyando al equipo que trabaja en la intervención, en la recuperación de personas que están pidiendo una segunda oportunidad.

Ahí surgió la idea de preparar un coro para hacer presentaciones navideñas. Quienes se están rehabilitando tienen que cambiar su forma de vida, buscar otra instancia, refugiarse en la vida.

El coro es dirigido por el profesor Hernán Contreras, y desde unos siete años estamos dedicados a hacer presentaciones, y nos reunimos en el Teatro Municipal.

¿Ahora está enfocada también al quehacer del Centro Cultural Liceano?

-Cuando celebramos los 50 años de egreso desde el Liceo de Niñas valoramos todo el aporte que el establecimiento nos había dado, y así surgió el Centro Cultural Liceano.

Pensamos en todo lo que nos entregó el liceo, y por eso pensando en el futuro, decidimos formar la agrupación. Si bien existe un centro de ex alumnas, los alumnos del Marta Narea decían que ellos no podían ingresar, y quedaban en el aire, entonces decidimos acoger a la savia nueva.

Sacamos un libro que fue editado por María Canihuante. Queremos hacer un acto para dar relevancia a los personajes que hicieron historia en el liceo y que imprimieron su espíritu en muchas alumnas. Nos aprestamos a celebrar en grande los 110 años de existencia del liceo.

El liceo fue una fuente inagotable de sabiduría que entregó todo a las alumnas. Eso hay que tomarlo y compartirlo con las nuevas generaciones.

¿Que mensaje le daría a las mujeres para que salgan adelante?

-Les digo que no se aíslen, que busquen instancias de participación. Todas pueden ser un aporte importante para la comunidad.

Ninguna mujer tiene que estar sola. Si uno golpea una puerta, siempre va a encontrar una oportunidad.

Hay quienes tienen la autoestima baja, pero en esos casos es necesario salir, tener una actitud positiva, hay que darse un espacio para crecer. Uno nunca termina de aprender.