Antofagastinos buscan consolidar nueva imagen de marca de la ciudad
patrimonio. La capital regional está llena de personas que están convencidas de su enorme potencial. Por historia, economía y su gente, la ciudad puede ser mucho más.
"Antofagasta es el motor de Chile y visto desde el planeta, Santiago es mucho menos conocido que el desierto de Atacama, o San Pedro; entonces mi opinión es que si contáramos el cuento de la última frontera… Esta es la frontera, por eso hay que construir juntos el orgullo".
Las palabras pertenecen a Leonardo Maldonado, asesor de Región Fértil, quien plantea una interrogante que parece estar muy presente en la ciudad.
¿Qué estamos viendo de la capital regional?
Hace apenas algunos años, el CDA llenaba estadios para firmar su ascenso a la División de Honor del fútbol chileno. Hoy, no se superan las dos mil almas en las tribunas.
Más aún, hace medio siglo, cuando el Estadio Regional recién se estrenaba, eran más de 20 mil las personas que acompañaban a los equipos locales. Es cierto, había menos alternativas de entretención que hoy, pero algo ha pasado para que el fenómeno se vaya agudizando.
¿Acaso va todo peor en la ciudad?
IDENTIDAD
En efecto, muchos critican la supuesta "falta de identidad" de la zona, situación que puede calificarse al menos de cuestionable, considerando la cantidad de imágenes potentes que tiene esta tierra y la heterogeneidad de quienes aquí vivimos.
Están las salitreras y su historia reciente, la gran minería, el impacto de la Guerra del Pacífico, o el nacimiento de los movimientos obreros.
La riqueza de los pueblos originarios y el contraste del altiplano, el mary la pampa.
Todo se conjuga.
Incluso hay variedades locales con las que se está experimentando: Rica rica, Arrope de chañar, miel, congrio dorado o la cotizada cojinova, lo que viene a romper, en parte, la imagen de una tierra completamente agreste.
Hay déficit, por cierto, en distintos ámbitos, pero por sobre todo tremendas oportunidades que hablan de lo que está por construir y de los desafíos que hay por delante, temas en los que los principales líderes de la ciudad tienen coincidencia.
En distintos espacios, numerosas personalidades hacen este trabajo con mucha convicción y especial afecto, u orgullo, como el que plantea Maldonado.
Aquí se cuentan Carlos Tarragó y Pro Antofagasta; Esther Croudo y el Centro Cultural Estación Antofagasta, los jóvenes Arturo Soto y el Club Budeo; Pablo Godoy y el rescate culinario más Alberto Olguín desde el mundo de las artes.
Ellos son apenas un ejemplo de muchos otros que trabajan día a día por rescatar, crear y potenciar la marca antofagastina, a veces tan lastimada, según ellos mismos lo confiesan.
Con unos 350 mil habitantes, un interesante crisol de nacionalidades y oportunidades de empleo, Antofagasta es mucho más que minería, actividad que, por cierto, es la locomotora que ha permitido los muchos éxitos que ostenta la zona.
La ciudad debe prepararse para un futuro que seguirá en crecimiento. En un par de décadas llegará al medio millón de habitantes, aspecto que debe ser central a la hora de definir el tipo de políticas públicas.
El futuro está por construirse, sostienen los entrevistados.