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metros por segundo es la rapidez inicial aproximada con que sale la pelota tras el remate de Mauricio Pinilla. En otras palabras, el balón viajó a cerca de 110,9 kilómetros por hora.

metros por segundo es la rapidez que alcanza la pelota luego de estrellarse en el travesaño, es decir, tras el impacto del horizontal alcanzó los 75,6 kilómetros por hora.

metros es la distancia entre el travesaño y Marcelo Díaz, quien fue el jugador que tomó el rebote. Por su parte, Pinilla disparó a 16,5 metros de distancia del arco.

Como sucede con la gran mayoría de publicaciones, la idea del trabajo de Mauricio Echiburú es generar nuevas preguntas en la materia. Es por ello que dentro de una futura investigación la idea es analizar a la "Brazuca" y meterle diferentes tipos de peso para ver cómo se deforma. "Yo puedo explicar parte de la deformación de la pelota cuando pega en el travesaño, pero no toda. Hay una parte que se va a aumentar la temperatura del aire interior del balón y que no está considerada en el actual trabajo", confiesa el docente, deseoso de poder continuar con sus investigaciones y acercar la física a los estudiantes.

Un episodio que podría haber cambiado la suerte de la Selección Chilena en la cita planetaria, donde finalmente terminó cayendo por penales ante los dueños de casa. Casi un año ha pasado desde aquel episodio, pero la jugada sigue tomando nuevos alcances, incluso en el ámbito de las ciencias.

Y es que el académico universitario Mauricio Echiburú empleó este caso particular para de alguna manera bajarle la seriedad a la física, con la intención de poder explicar a través de ella ciertos fenómenos que resulten más cercanos, cotidianos y atractivos para los estudiantes. Una metodología denominada como aula activa y que busca encantar a los alumnos con el estudio de las ciencias.

El trabajo de este profesor de la Universidad de Viña del Mar y de la Universidad Técnica Federico Santa María analiza la jugada tomando en cuenta el movimiento del balón desde que Pinilla golpea la pelota hasta que tras el rebote en el horizontal es recibida por el volante Marcelo Díaz.

A través de la observación de videos de la jugada, en todo este proceso se van determinando las velocidades que la pelota alcanza en ciertos momentos. Junto con ello, se realiza un análisis de la fuerza de arrastre del aire sobre el balón para la jugada, obteniendo de ello cálculos de la energía cinética del esférico antes y después del rebote en el travesaño, para luego estimar la fuerza y deformación que actúa sobre la pelota.

Todo este análisis se desarrolló con información y tecnología disponible para cualquier persona, siempre con el objetivo que la investigación pueda ser llevada a cabo por los propios estudiantes en la sala de clases. "Con herramientas bastante sencillas y accesibles como Youtube y un celular con cronómetro, puedes lograr a través de observaciones y metodologías bastante básicas de la física y matemática, abarcar un sinnúmero de temas que muchas veces son complicadísimos de ver y explicar en el aula en forma tradicional", explica Echiburú.

"Viendo la repetición uno ve que la pelota prácticamente no gira, entonces descarté el efecto Magnus (que tiene que ver con que la rotación afecta la trayectoria). De hecho, si hubiera girado probablemente entraba. El balón va en línea recta, donde la única fuerza que podría haber es la fuerza de arrastre debido al aire", asegura el académico.

Posteriormente, con un smartphone cronometró el tiempo que tarda el balón en ir desde el pie del jugador hasta el larguero a través de multiples mediciones, treinta en total. Fue así como determinó que el lapso de tiempo fue de 0.55 segundos, que luego le permitió sacar la velocidad que alcanzó el disparo de Pinilla y que fue de 38 m/s o 110,9 km/h.

Siguiendo la jugada y tomando en cuenta la distancia sacada de los cortes de pasto de la cancha, Echiburú determinó que tras pegar en el horizontal -a 2,5 metros-, Marcelo Díaz recibió la pelota con el pecho a 36 metros del arco y a una altura de 1,2 metros. Volviendo a repetir el ejercicio, el físico tomó el tiempo entre que la pelota pegó en el poste y llegó al volante, a través de múltiples mediciones -esta vez sólo 5 al haber menos margen de error-, y obtuvo un lapso de tiempo de 1,87 segundos. Con estos datos, obtuvo la velocidad de la pelota tras pegar en el palo, que alcanzó 21 m/s o 75,6 km/h.

Según el docente, al menos en este caso, las condiciones de densidad y viscosidad del viento no son factores importantes para determinar las velocidades ni la trayectoria de la pelota, sino que lo que más influye es cómo le pegó Pinilla. Ahora bien, ¿por qué la diferencia de velocidades después de que la pelota se estrellara en el travesaño? Esto es debido a la deformación del balón, que en este caso alcanzó los 7,7 cm. Según el estudio de Echiburú. Se trata de un régimen de deformación elástica, es decir, el esférico se deforma, pero vuelve después a su estado original.

La investigación, que se publicará próximamente, también abordó otras variables como fuerza, energía cinética y cantidad de movimiento, siempre con el objetivo de cambiar la forma en que se hacen las clases en este tipo de materias y acercar la física a los estudiantes.