Para el analista político y de defensa, Guillermo Holzmann, hoy son dos las amenazadas que enfrentan las democracias de Sudamérica: la corrupción y la falta de una institucionalidad moderna, porque la que existe está pensada para la estructura política y social del Siglo XIX.
El experto advierte que Chile no escapa a esta realidad y por eso plantea la necesidad de un cambio de visión que parta desde el propio Estado.
De paso por Antofagasta, donde dictó una charla precisamente sobre los desafíos que enfrenta el país en esta materia, Holzmann analizó el escenario local e internacional, marcado por una profunda crisis política interna, la inmigración y la demanda marítima de Bolivia.
INMIGRACIÓN
¿Cómo se explica el fenómeno de la inmigración en Sudamérica y especialmente en Chile?
-La inmigración del Siglo XXI tiene características distintas a la fundacional de siglos anteriores, donde las personas llegaban a hacer patria y se sumaban a una visión e identidad chilena. En tiempos modernos sucede que las fronteras son más permeables, es más fácil el tránsito dentro de América del Sur. Y allí uno ve los vacíos institucionales en Chile, que no tiene una ley migratoria.
¿Nuestra legislación en este tema es muy débil?
-Tenemos una Ley de Extranjería donde la persona que llega de otro país y cumple los requisitos administrativos puede permanecer acá. Por ejemplo, cuando se entrega la cédula de identidad a un ciudadano extranjero, éste no hace ningún juramento, cosa que es habitual en otras naciones, y eso es importante porque se asume la nacionalidad y la identidad del país. Pero acá es solamente administrativo, cumplió el tiempo mínimo de residencia y con eso se obtiene nacionalidad.
¿Cuál debiera ser el enfoque de una nueva ley de inmigración?
-Debe existir una ley migratoria con énfasis regional, porque la realidad de Iquique es distinta a la de Antofagasta y a la de Puerto Montt. Para eso se necesita un centro de pensamiento que no dependa de la autoridad política de turno, porque no podemos estar haciendo leyes de este tipo cada cuatro años. Se requiere una política de desarrollo nacional que incluya una ley acorde a lo que el país necesita.
BOLIVIA
¿Usted cree que Bolivia acatará el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) si es desfavorable?
-Bolivia plantea como objetivo estratégico la reivindicación marítima con soberanía y para eso tiene tres estrategias. Lo ideal es que la CIJ diga que no puede definir la jurisdicción, pero sí el fondo del tema. Si la CIJ da la razón a Chile en términos que no tiene jurisdicción, cualquiera sea el esquema de negociación entre ambas naciones que signifique hablar de un territorio zanjado en el tratado de 1904, Bolivia entenderá las razones, pero no se detendrá en su estrategia.
¿Cuáles son las otras estrategias?
-La segunda estrategia es político-diplomática, que lidera Carlos Mesa, quien ha recorrido diversos países conversando con todos los líderes mundiales, incluido el Papa, para mostrar a Bolivia como la víctima en esta situación. La tercera es la político-comunicacional, que busca instalar el tema en la opinión pública mundial y particularmente en los chilenos. Si en nuestro país las opiniones están divididas, es ganancia para Bolivia.
¿Qué busca el país altiplánico con insistir en otras instancias?
-El objetivo apunta a que todos los organismos continentales, como Mercosur, Celac, la OEA y otros, pidan a Chile que "por favor" termine con el único conflicto que sigue en la región y entregue una salida marítima a Bolivia. Esa es una estrategia a largo plazo. Pero Chile no tiene la obligación de acatarla.
El tema está en la presión del resto de los países junto a algunos candidatos presidenciales chilenos que respaldaron una salida al mar, entre ellos Marco Enríquez-Ominami y José Antonio Gómez.
¿El hecho que Bolivia no respondiera a la pregunta de la CIJ sobre la definición de acceso al mar con soberanía favorece a Chile?
-Claro que juega a favor, pero también le conviene a Bolivia, porque el interés de ellos es seguir con esta demanda marítima en el tiempo, más allá del fallo en La Haya a través de una estrategia diplomática y comunicacional.
¿Apoya la idea que Chile se retire del Pacto de Bogotá?
-Pienso que es adecuado seguir y si hay que realizar modificaciones se deben analizar, pero nosotros seguimos siendo un país pequeño en el sistema mundial y desde el punto de vista estratégico necesitamos ayuda de otras naciones.
CRISIS POLÍTICA
¿Cómo explica la baja popularidad que hoy tienen los presidentes en Sudamérica?
-Las democracias en América del Sur están cubiertas por dos sombras: la corrupción y la falta de institucionalidad adecuada para enfrentar el Siglo XXI, porque siguen teniendo una estructura política referenciada al Siglo XIX, donde plantean que el Estado dice a la sociedad qué hacer y no existen mecanismos de retroalimentación con la ciudadanía.
¿Demasiadas expectativas?
-Hay una acumulación de demandas que en la práctica no logran dar una satisfacción por parte del Estado y que son crecientes debido a la globalización. Tenemos un Estado que no da el ancho a las expectativas ciudadanas y deja una cantidad de vacíos, temas y situaciones no reguladas o cosas que están legisladas pero no se cumplen.
Chile no es la excepción…
-En Chile tenemos un vacío institucional y un ejemplo claro es el tema de la "precampaña", que como concepto no existe legalmente, o sea, es o no es campaña. No existe ninguna legislación sobre qué ocurre antes de las inscripciones electorales, asunto que nosotros de forma eufemística llamamos precampaña.
¿Hay aspectos éticos en esta crisis?
-También hay un cuestionamiento ético por parte de la sociedad a los actos que no son ilegales pero que atentan contra el sentido común de la gente, como el caso Dávalos. Hoy la ética ciudadana quiere un líder político que sea coherente entre lo que dice y lo que hace.