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Antofagasta, un laboratorio social

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La década del súper ciclo del cobre, que ya empieza a mostrar signos de debilitamiento, será recordada en la historia por las innegables cifras económicas de bonanza, pero también por sus peculiares fenómenos sociales que siguen en desarrollo, sobre todo en Antofagasta.

Es que en estos momentos la capital minera de Chile presenta condiciones únicas y especiales en el tema social con la llegada de 15 mil inmigrantes (en su mayoría colombianos), una población flotante de todo el país, campamentos en alza por la falta de viviendas, altas cifras de decomisos de drogas -que viene de paso desde Bolivia- y una ciudad saturada en sus servicios, por nombrar algunos de los problemas.

El panorama resulta impactante, pero lo más inquietante pasa por el déficit de análisis más profundos y sistemáticos sobre estos fenómenos sociales, no sólo para conocer su magnitud, sino para precisar cuáles serán sus efectos en las próximas décadas en la capital regional.

Antofagasta en estos momentos es un laboratorio social en potencia, con variables únicas y que merecen ser analizadas en todas sus aristas, ya que así podrían adoptarse programas o medidas para frenar algunas de las consecuencias de la alta inmigración, delincuencia y el colapso en general de una ciudad en desarrollo.

Sin embargo, no existen políticas claras desde el gobierno para abordar esta compleja realidad y hasta ahora sólo algunas organizaciones privadas están liderando investigaciones o recogiendo datos para dimensionar el impacto del boom minero.

También hay que destacar algunos esfuerzos de las universidades, como la UCN, donde ya elaboraron estudios sobre los inmigrantes y la inclusión de las mujeres en la minería, otro fenómeno social que habla de las desigualdades al interior de la industria (y donde la brecha salarial resulta más evidente en el país).

Somos un laboratorio social que resulta necesario analizar porque sus efectos y conclusiones tendrán enormes repercusiones en las próximas generaciones de antofagastinos, que vivirán en una sociedad muy distinta después del boom minero.

Resulta más que evidente la incapacidad que ha tenido la administración municipal para sacar adelante el proyecto de depósito final de residuos domiciliarios. Una condicionante que lamentablemente acarrea una variedad de problemas a la comunidad desde el punto de vista ambiental, sanitario y social.

La descontrolada proliferación de las quemas ilegales en el sector norte parecen una "señal de humo" de la escasa capacidad para reconvertir a la gente que vive del basural en personas útiles a la sociedad en la generación de una cultura de fomento al reciclaje. Con mucha satisfacción he conocido de la tramitación del proyecto de ley de "Fomento al reciclaje" -del cual fui impulsor-, el cual ya fue despachado por la Cámara de Diputados y da sus primeros pasos en el Senado.

Consolidamos con esto el compromiso de buscar una solución al cuidado medioambiental, estableciendo exigencias legales al fabricante e importadoras del cargo de sus productos hasta el final de sus vidas. Aceites lubricantes, residuos electrónicos y eléctricos, pilas, papeles plásticos envases y embalajes, medicamentos, neumáticos, pilas y baterías, -sólo por nombrar algunos- no han tenido una acción recicladora vinculante respecto de quienes los pusieron en el mercado.

Amparados en el silencio legal, han dejando esta responsabilidad a los municipios. Organizaciones sobrecargadas de responsabilidades, que además deben lidiar con los problemas ambientales que su disposición final genera.

Estudios señalan que hoy en nuestro país se generan alrededor de 17 millones de toneladas de residuos sólidos al año, de los cuales 6,5 millones corresponden a basura domiciliaria. Una de las tasas más altas de Latinoamérica. Las cifras revelan además que ningún país de la región supera el 15% del material reciclado. Y en Chile, lamentablemente no superarnos el 10%.

Esas cifras nos imponen un gran desafío. Y esperando que con esta nueva normativa de fomento al reciclaje podamos avanzar de mejor manera en el cuidado del medio ambiente.

Sé que no siempre una ley es suficiente para cambiar una realidad que, además del cumplimiento empresarial y municipal, requiere también del compromiso de todos nosotros.

Debemos asumir, entonces, ese compromiso con la acción temprana e iniciar el reciclaje en nuestros hogares. Estoy seguro que eso contribuirá a que la ansiada calidad de vida en materia ambiental sea finalmente una realidad.

Han von Kiesling, era un oficial alemán que estuvo contratado por Chile como profesor de la Academia de Guerra. Ya había regresado a su país y desde allá se tenían noticias de que ocupaba un alto cargo en la guerra europea, específicamente en el combate que se desarrollaba en Francia. Desde allá había enviado una carta a Chile.

Un total de 400 viviendas en Antofagasta, 112 en Tocopilla y 42 en Calama construirá este año la Corvi, con una inversión de 9,1 millones de escudos.

En la capital regional, el nuevo grupo habitacional quedará levantado en el sector de la población Corvallis, mientras en Tocopilla serán ubicadas en la calle Prat.

"Desde la Asociación de Municipalidades nos advirtieron que habrá descuentos por el paro".

Presidenta regional de los

profesores y su nueva movilización

"Nos parece una desvergüenza decir que esos dineros no influyeron".

Comité Nacional de Pesca y

confesión del senador Jaime Orpis

El intendente Jorge Molina emplazó al nuevo dueño del Muelle Histórico a que cumpla sus obligaciones de conservación y preservación del inmueble, según lo establecido en la Ley de Monumentos Nacionales.

La nueva dueña del recinto es la Compañía Minera San Andrés que pretende impulsar un proyecto turístico.

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