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Cosas por creer, cosas por hacer

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Distintas investigaciones, han confirmado lo que la experiencia ya sabía: el profundo impacto que tienen las emociones y los sentimientos en nuestra cotidianeidad. En lo individual y lo colectivo.

Quizás la prueba más palpable ocurra con los niños: la mayoría entiende que los mejores resultados se logran con afecto, construyendo, más que derrumbando; reforzando lo positivo, más que castigando lo negativo.

El preámbulo puede servirnos en algo para pensar, al menos por un momento, en cuánto impactará en nuestras relaciones el tipo de vínculo que tenemos con Antofagasta.

La ciudad que nos cobija es sujeto de permanentes ataques de todo tipo, respecto a su geografía, trato y carencias.

Muchos tienen razón, lo hemos escrito antes; pero también debemos relevar la infinidad de cosas buenas que tiene la ciudad.

Buen clima, empleo, enormes perspectivas y altas expectativas de desarrollo ancladas en aspectos ciertos, no meras ilusiones.

Y algo fundamental, que no podemos dejar pasar, dice relación con que la ciudad no es la suma de casas y departamentos, sino el cúmulo de personas, de historias, experiencias, virtudes y diferencias que tanto valor tienen.

La heterogeneidad antofagastina es positiva y no algo negativo, como muchos quieren creer.

Antofagasta, nuestra tierra es una epopeya en sí misma, es el triunfo de la vida en condiciones absolutamente adversas; en medio del desierto más árido del mundo, una especie de isla, tal como lo retrató el sociólogo César Trabucco.

Pero al mismo tiempo, ostenta una posición privilegiada en el concierto sudamericano, con una cercanía evidente a Argentina, Bolivia y Perú, pero también a Brasil, Paraguay y Uruguay.

Hay tanto por hacer y crear, pero aquello implica, muy necesariamente, modificar nuestras acciones y nuestra forma de referirnos a esta tierra que nos da de comer.

Construir una mejor ciudad pasa inevitablemente por cambiar nuestra comunicación.

Nuestro archivo

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100 años | 30 de mayo de 1915

Marinos del Dresden

Un corresponsal había informado sobre la vida que llevaban 365 marinos alemanes del Dresden, quienes estaban internados en la isla Quiriquina, frente a Talcahuano. Cien de ellos se dedicaban a labores agrícolas y el resto había mejorado los caminos y una vieja cañería de agua potable que estaba inutilizada.

50 años | 30 de mayo de 1965

prestan ayuda

Así lo dio a conocer el subsecretario de Transportes, señor Sergio Saldivia, quien precisó que 70 de estas máquinas fueron destinadas a Valparaíso y ninguna a Antofagasta.

10 años | 30 de mayo de 2005

Etce no destinará buses

En cualquier caso también dijo que es posible que en el futuro se revalúe esta situación y así puedan llegar estos medios a la zona.

Pegaso para la ciudad

El Hospital Militar confirmó que el mayor de Ejército, Patricio Cereceda se encuentra internado con un diagnóstico de "profunda depresión".

Hospitalizado el militar que dio orden en Antuco

Esto se produce en el marco de la terrible tragedia de Antuco donde murieron 45 soldados en medio de una caminata y de la cual se responsabiliza a Cereceda.

Proceso constituyente, constituyéndose

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Es cierto, las definiciones de la Presidenta en torno al "proceso constituyente" -dificulto un concepto más sobre interpretado que éste en las últimas semanas- no llegaron y la respuesta fue tautológica: más proceso constituyente. Con todo, no dejan de ser interesantes algunas luces que entregó al abordar el asunto. Veamos dos.

¿Se descarta la Asamblea Constituyente? La respuesta es no por el momento; la pregunta es por qué. Existe, creo, una razón más bien táctica. Al ser ella en realidad en esta materia una moderada que ya tomó la decisión de descartar la AC, tendrá el doble trabajo de notificar gentilmente a los radicales de su sector de ello, por un lado, y luego subirlos al gran Acuerdo Nacional, por el otro. Se trata de un asunto en extremo delicado al interior de la izquierda.

¿Se descarta la retroexcavadora constitucional? Al parecer sí. Es curioso que los sectores más radicales de la Nueva Mayoría siguen viendo el debate constitucional desde el prisma de la "Constitución de Revancha", tanto en el fondo como en la forma. Así, en el fondo, por ejemplo, si acusan a la actual Constitución como neoliberal, en vez de borrar dichos rasgos, haciéndola neutral, buscan consagrar un Estado de Bienestar, algo así como un neoliberalismo de signo contrario. Por otro lado, en la forma, buscan fórmulas para tratar de avanzar su programa con la menor mayoría posible, como si se tratara el debate constitucional de un debate sobre legislación laboral o tributaria, sin entender que por su naturaleza, porque es la casa de todos, la Constitución es un gran pacto de mayorías y minorías donde no caben aplanadoras.

Al convocar a un amplio acuerdo político la Presidenta no solo entiende el sentido más profundo de la Constitución, sino una cuestión central: la legitimidad de este proceso no sólo está marcado por una participación ciudadana relevante, incidente, sino, y principalmente, por evitar el camino de los resquicios legales que dinamiten la posibilidad real de generar una nueva Constitución a la que todos juren lealtad.

Cualquier trampa en el camino a la Nueva Constitución implicará, desde el día siguiente, la existencia de una minoría, con el potencial de futura mayoría, que la declare ilegítima de origen y tenga un precedente al que echar mano en el futuro para, mediante otro resquicio, echar abajo la Constitución de Bachelet.