Un estudio advierte sobre los efectos de saltarse comidas
Dieta. Este hábito puede llevar a un aumento de la grasa abdominal y a un mayor riesgo de resistencia a la insulina, según una investigación.
Cuando se quiere bajar de peso, se suele restringir la cantidad de calorías que se consume, pero la forma y las cantidades en que se limita esa ingesta puede hacer la diferencia.
Esto porque un estudio elaborado por la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.) reveló que saltarse comidas puede causar un aumento de la grasa abdominal y elevar el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina en el hígado.
En opinión de la profesora de Nutrición Martha Belury, este hallazgo apoya la idea de que pequeñas comidas a lo largo del día pueden ser útiles para perder peso, "aunque ello puede ser poco práctico para muchas personas", admitió la investigadora.
Sin embargo, la académica estadounidense dijo que definitivamente no hay que saltarse comidas para consumir menos calorías, ya que esto predispone al cuerpo a mayores fluctuaciones de insulina y glucosa, y puede provocar también una mayor cantidad de grasa en lugar de perderla.
Belury y sus colegas de la Universidad Estatal de Ohio basaron su investigación en el análisis de un grupo de ratones.
En el experimento, los animales fueron divididos en dos grupos: uno siguió una dieta restringida, mientras que al otro se le impuso una dieta sin restricciones.
En los primeros tres días del estudio, los roedores del grupo de la dieta limitada recibieron la mitad de las calorías que se le proporcionó al otro grupo. Después se sumaron más calorías.
Aunque los ratones de la dieta restringida al principio perdieron más peso en comparación con los del otro grupo, volvieron a subir de peso cuando se sumaron más calorías a su dieta.
Grasa abdominal
Al final del estudio, el peso del grupo con una dieta restringida fue similar al del grupo con una dieta más libre. No obstante, los animales de la dieta controlada habían adquirido mayor peso en la parte media de su cuerpo.
El peso que se registró en esta zona del cuerpo de los roedores fue relacionado por los investigadores con la grasa abdominal en los humanos, que a menudo se asocia a resistencia a la insulina y un mayor riesgo de diabetes tipo 2, además de enfermedades cardiacas.
En el caso de los ratones estudiados, explicó la académica, su dieta pasaba de atracones a ayunos. Y aunque dice que esto en general no sucede en las personas, sí existe gente que consume una sola comida abundante al día.
"En condiciones en que el hígado no es estimulado por la insulina, el aumento de la producción de glucosa significa que el hígado no está respondiendo a las señales que le dicen que debe detener la producción de glucosa. Estos ratones no tienen diabetes tipo 2 aún, pero ya no responden a la insulina, y ese estado de resistencia a la insulina indica prediabetes", explicó Belury en un comunicado citado por el portal Science Daily.
A medida que el estudio avanzaba, los ratones desarrollaron hábitos alimenticios que los llevaron a consumir la totalidad de su comida en cuatro horas, mientras que las 20 horas restantes del día fueron de ayuno.
Estas rutinas dieron lugar a puntos máximos y luego caídas importantes en la insulina, lo que causó una serie de problemas metabólicos.
Activación de genes
Los ratones que siguieron una dieta restringida a menudo experimentaron una mayor activación de los genes que provocan un incremento de moléculas y células grasas, especialmente en la zona media del cuerpo.
"Incluso aunque estos ratones tenían casi el mismo peso corporal que los ratones del grupo de control, sus depósitos adiposos fueron más altos", agregó Belury. "Si bombeas más azúcar en la sangre, el tejido adiposo recoge la glucosa y la almacena", advirtió.
Con estos resultados, los expertos recomiendan respetar todas las comidas y consumirlas de manera regular y ordenada.
Un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition estableció que una de las áreas beneficiadas con la regularidad del consumo de alimentos es el metabolismo. Según este trabajo, comer cada poco tiempo permite al cuerpo mantenerse activo con la digestión, quemar más calorías y ser más eficiente a la hora de aprovechar los nutrientes. Por ello los expertos recomiendan enseñarle a los niños desde temprana dad a respetar los horarios de alimentación.
10%
La OMS recomienda, tanto en niños como adultos, limitar la ingesta de azúcar a menos de un 10% del total de calorías por día.
1.500
En el caso
de los niños se recomienda una ingesta diaria de 1.500 calorías, según la OMS.
1.900
millones de adultos tenían sobrepeso en 2014 y desde 1980 la obesidad se ha más que duplicado en el mundo.