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100 años | 20 de mayo de 1915

Llegan cancilleres

Habían llegado a Santiago los cancilleres de Argentina y Brasil, señores Murature y Müller. El primero se hospedó en el Palacio Edwards, frente al Congreso Nacional y el segundo en la residencia de don Ricardo Lyon. Los restantes miembros de la comitiva lo hicieron en el Palacio Urmeneta donde funcionaba un moderno hotel.

50 años | 20 de mayo de 1965

a Santiago

El sábado a las 9 de la mañana saldrán cinco mil estudiantes de Antofagasta, con el objetivo de limpiar distintos puntos de la ciudad y enseñar a las dueñas de casa, como se efectúan esas labores. La iniciativa salió de los propios educandos que se suman a la idea de embellecer la ciudad, tarea en la que hay muchos comprometidos.

10 años | 20 de mayo de 2005

Cinco mil estudiantes

Al menos cuatro soldados murieron por congelamiento en un ejercicio realizado por el Ejército en la zona cordillerana de la Región del Biobío. Según se detalla, la Compañía de Morteros del regimiento de Los Ángeles fue alcanzada por un frente de mal tiempo. Se desconoce el número exacto de extraviados.

ayudan en limpieza

Al menos cuatro

soldados muertos

Aprobación y desconfianza

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La última Encuesta Barómetro de la Política, del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (Cerc) y Mori, correspondiente al mes de marzo de 2015 no sólo reflejó una nueva caída de 9 puntos en la aprobación ciudadana al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet (de 46% al 37%, entre enero y marzo 2015), sino que evidencia una menor confianza de los chilenos hacia distintas instituciones y partidos políticos, que es una respuesta a los casos de corrupción destapados en el último tiempo en el país.

La oposición también llega a un mínimo histórico de aprobación, con un 11%, lo que muestra que el impacto de estas investigaciones se extiende al mundo político en general.

Sin embargo, también instituciones como el Ministerio Público, el Poder Judicial, el Poder Legislativo pierden confianza y credibilidad a los ojos de la ciudadanía.

De esta manera, la encuesta refleja que la corrupción se ha instalado como el segundo tema que genera mayor preocupación entre los chilenos (subió 4 a 26% la percepción pública), superando incluso al desempleo (25%).

Por ello, tampoco deben extrañar juicios categóricos como los del excontralor general de la República, Ramiro Mendoza, cuando expresó : "No podemos cerrar nuestros ojos, la corrupción ha llegado, pero es también cierto que tenemos fortalezas institucionales para prevenir el crecimiento del flagelo y su control".

Hoy, más que nunca, los partidos políticos e instituciones públicas no sólo deben dar una exitosa prueba de la blancura. Se requiere más que ello. Se deben crear normas más estrictas para supervigilar con mayor celo la transparencia en los actos públicos y también privados (como lo demuestran los casos Caval, Penta y SQM), pero también las instituciones deben dar muestra de una clara intención de regularse.

En este sentido, hay que destacar lo que hace unos días dijo el presidente de Chile Trasparente y exministro, José Antonio Viera-Gallo, quien sentenció que "la corrupción hay que combatirla no solo con normas legales, sino que con actitud moral y buenas prácticas". La tarea está planteada.

Las calles de Chuqui

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Luego de ver familias reconstruyendo recuerdos, calles llenas de vecinos que volvían a saludarse y de mi propia nostalgia, es imposible dejar de reflexionar acerca de la profunda huella que deja un territorio en nuestras vidas. Para nosotros, cada rincón de Chuquicamata era un espacio protegido, donde se respiraba tranquilidad y el trabajo era el hilo conductor de todas las conversaciones.

Las estructuras que nos rodeaban nos hacían sentir orgullosos de nuestro origen. Sabíamos que teníamos un factor común que era pertenecer a la gran familia de la minería chilena. Éramos quienes hacíamos (y aún hacemos) grande a Chile. Un hospital altamente tecnológico, donde los pacientes recibían una atención de lujo y los niños solíamos disfrutar de irrepetibles carreras sobre los pisos de mármol, o esperar asombrados para ver como los medicamentos "aparecían" de pronto en unos modernísimos ascensores que no se veían en otros lugares. La cafetería era como un restaurante de lujo.

Los columpios eran la mejor entretención y lo que en mi mente eran vertiginosas montañas rusas, con los años fueron convirtiéndose en pequeños juegos, repartidos por todo el pueblo. El cine, las caminatas y el enorme y luminoso tubo de pasta de dientes que lucía la botica son imágenes que me llevan a un pasado feliz

Caminábamos seguros porque sabíamos que en Chuqui no nos faltaría nada, porque era de esta tierra desde donde surgía todo. Ir a la feria y comprar soldaditos en una improvisada juguetería eran la recompensa de portarnos bien. El progreso no solo se reflejaba en casas de innovadores cielos americanos, sino también en el desarrollo continuo de innovación y el incentivo a adquirir cada vez más conocimientos.

Mi querida Chuqui marcó una de las mejores épocas de mi vida. Y es evidente que somos muchos quienes le añoramos. La lección aprendida es que depende de nosotros mismos construir una realidad auspiciosa, aunque el paisaje parezca agreste. En todas las publicaciones y escritos que he leído sobre este centenario, más que la infraestructura o los avances, lo que llena el corazón de nostalgia es esa sensación de haber sido parte de una historia. Nuestros padres y abuelos construyeron Chuquicamata. Gracias a ellos, su inteligencia y trabajo, se forjó lo que hoy somos como personas y como país.