Venta de Aguas Antofagasta
La venta de la concesión de Aguas de Antofagasta nos hizo ver otras realidades. El grupo Luksic tomó control de la sanitaria regional Essan S.A, por un lapso de 30 años, el 29 de diciembre del 2003, con una oferta de US$187 millones, que fueron cancelados US$17 millones con fondos propios y la diferencia con un préstamo del Banco del Estado, logrando en los 12 años de concesión una utilidad promedio anual cercana a los US$40 millones.
En este mes se estaría concretando la venta de los 18 años que restan de concesión, por una suma de US$965 millones a la empresa EPM que pertenece al Municipio de Medellín. ¿Por qué razón se valorizó tanto esta empresa? El concesionario abordó la problemática regional del agua en forma integral; potabilizó el agua de mar para las ciudades (clientes regulados), liberando suministro para la minería e industria (clientes no regulados) y la otra razón son las buenas perspectivas de crecimiento de nuestra Región.
Lo paradójico, es que la concesión quedó en manos de una empresa del Estado colombiano, si nos recordamos el año 2003 una de los fundamentos de concesionar Essan S.A. (empresa que en esa época generaba utilidades) es que la mayor eficiencia la tiene el sector privado…
¿Por qué esta empresa del Estado colombiano ha sido tan eficiente?
Esta empresa tiene inversiones actuales en Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, México y Panamá. En los próximos cuatro años invertirá US$36 millones para desarrollar proyectos de expansión, modernización y crecimiento en los sectores de energía, gas y aguas, así como programa de responsabilidad social y ambiental asociados a dichos proyectos, que apalanquen el crecimiento sostenible de la organización y de los territorios donde actúa.
A mi entender la eficiencia se logra con la directa relación con el territorio; aguas Medellín es parte del municipio de Medellín. Un ejemplo inverso, es el actuar de la Empresa Portuaria de Antofagasta (EPA); empresa regional del Estado, manejado por un directorio nombrado por el Gobierno Central, definió en el Gobierno anterior, transformar el Puerto de Antofagasta en un gigantesco terminal de concentrado de cobre, poniendo una lápida a la sustentabilidad ambiental de la ciudad, que nos transformará en el campamento minero más grande del mundo.