"Análisis del cambio de gabinete"
El esperado cambio de gabinete ha dejado algunas conclusiones. La primera es que la solicitud de renuncia a todos los ministros quiso ser utilizada como una señal enviada por la Presidenta a sus nuevos -y también a sus ratificados ministros- respecto a que estarán constantemente evaluados no sólo en sus funciones, sino también en el rol que deben cumplir en la gobernabilidad y recuperación de la confianza ciudadana.
Ante ello, y en función al contexto político, la Presidenta adoptó decisiones que son lógicas. En primer lugar, la ratificación de Heraldo Muñoz y de Nicolás Eyzaguirre en Relaciones Exteriores y Educación respectivamente. Estas confirmaciones responden a las necesidades de estabilidad que requiere la Presidenta en dos áreas donde aún se está a la espera de resultados concretos, como lo son el fallo de la Corte Internacional de Justicia y la reforma educacional.
Un segundo análisis se relaciona con la ratificación de Máximo Pacheco en Energía y a la importancia que seguramente la Presidenta querrá dar a las iniciativas de diversificación de la matriz energética defendidas por el ministro. Una tercera conclusión es la relativa al reemplazo de Alberto Arenas como ministro de Hacienda. La reforma tributaria fue presentada como un gran logro para el gobierno, no obstante su lejanía respecto a los efectos que de ella se esperaban -en función de lo que fueron las promesas electorales- sumado al bajo crecimiento que tuvo Chile el 2014 terminaron por sentenciar el futuro de Arenas.
Una cuarta y lógica conclusión es la relativa a dar un mayor peso político al segundo piso de La Moneda, situación que debería lograrse a partir de la salida de Rodrigo Peñailillo, quien no supo enfrentar la difícil convivencia partidista dentro de una coalición y, especialmente, no pudo ayudar comunicacionalmente a la Presidenta en el manejo de temas de corrupción y transparencia. Esto lo convierte en el gran perdedor de la jornada. Su reemplazante, el ex ministro de Defensa Jorge Burgos, cuenta con la experiencia y el manejo político necesarios para encauzar el rumbo de gobernabilidad y dar una sólo voz a la coalición. Si su nombramiento tiene éxito se transformará en una de las cartas para La Moneda.
Respecto a alguna incertidumbre tras los nombramientos, es posible señalar a Ximena Rincón, quien en su cartera anterior, no supo salvar los desafíos políticos a los que se vio enfrentada. Es por ello que genera dudas respecto de su capacidad de liderar una agenda pro sindicalización en el marco de la reforma laboral que se está gestionando.