Metales pesados en zonas urbanas, el déficit hídrico, cambios climáticos y pasivos mineros son sólo parte del listado de temas ambientales pendientes en la Segunda Región.
Estos problemas en su mayoría nacen de la vocación minera de la zona, pero también de la falta de regulación y fiscalizaciones de organismos competentes, como lo denuncian los movimientos ciudadanos que hoy parecen llevar la delantera en denuncias.
Ayer en todo el mundo y también en Antofagasta fue conmemorado el "Día Mundial de la Tierra". Esta fecha es celebrada desde 1970 y fue gestada por el senador estadounidense Gaylord Nelson.
Su objetivo es generar conciencia en la sociedad sobre el impacto que los diversos problemas ambientales que tiene el planeta y que si bien han mejorado, hasta ahora no tienen una solución completa, como muchos que ocurre en Antofagasta.
El informe de metales pesados (como plomo, zinc, cobre y arsénico, entre otros) entregado por el Instituto de Salud Pública (ISP) a fines de 2014, arrojó altos niveles de estos minerales en los alrededores del puerto de Antofagasta y lo mismo ocurre en Calama, comuna aledaña al mineral y fundición de Chuquicamata. Si bien las autoridades han realizado trabajos de limpieza y los estándares han mejorado, aún falta una solución más definitiva, que está en desarrollo.
Según el "Mapa de Ruido de Antofagasta" elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, un 78% de la ciudad supera los límites de decibeles máximos permitidos por la Ocde y la Unión Europea (65 decibeles en período diurno). Mientras que en horario nocturno un 32% sobrepasa los 55 decibeles. Las principales causas, señala el informe, son los ruidos de los medios de transportes, las faenas industriales y mineras como la sobrepoblación urbana en el último tiempo.
Más de 200 mil toneladas de basura domiciliaria por año son retiradas por el municipio y cuyo destino final es el vertedero de La Chimba, que ahora está con orden de cierre por parte de Salud en un plazo de 6 meses. Las quemas ilegales ha generado problemas de salud, sobre todo respiratorios en los residentes y estudiantes de colegios. La solución definitiva es la construcción de un relleno sanitario, que podría ver la luz con "Chaqueta Blanca" y el consorcio Santa Marta.