Frente a la calle Quito ,conocida como el sector La Cadena , fue erigida una animita que recuerda a las víctimas del aluvión que el 18 de junio de 1991 azotó a Antofagasta.
La ciudad que fue declarada zona de catástrofe no estaba preparada para soportar la caída de 45 mm de agua lluvia. El triste saldo de la tragedia fue 92 fallecidos y 16 desaparecidos.
Según estimaciones de la época, hubo pérdidas por 70 millones de dólares, y daños entre los que se cuentan 2 mil 464 viviendas afectadas, 493 de las cuales resultaron complemente destruidas.
Hasta hoy muchas familias viven el calvario de nunca haber encontrado a sus seres queridos, sin poder darles sepulturas. Otros, los más afortunados, pudieron tener ese duelo, encontrar a sus hijos, padres, hermanos o primos. Pero el doloroso recuerdo siempre está en los corazones, en los recuerdos.
Las últimas lluvias que azotaron a las regiones de Antofagasta y Atacama trajeron de vuelta el fantasma del aluvión. Han transcurrido 23 años desde la tragedia, pero la herida sigue abierta y el temor en la gente permanece.
Desaparecidos
Incluso hasta hace unos tres años, hasta la villa El Salto donde se encuentra la animita que recuerda a las víctimas, llegó una persona que pidió que fuera incorporado el nombre de su guagüita, que también es una de las víctimas del aluvión, y que nunca apareció.
Hay historias sobrecogedoras. Como el caso de la "Niña del Milagro". Evelyn Pérez tenía seis años y desapareció aquella noche.
Rescate
Horas más tarde, vecinos del sector cercano a la ex CCU (hoy Antofagasta Shopping), observaban las grandes cantidades de material que las lluvias habían llevado hasta ese sector. Entre los escombros notaron un movimiento, el que en un primer momento atribuyeron a un perro, pero que al escuchar quejidos identificaron como una niña.
Nadie podía imaginar que la menor había sido arrastrada por el aluvión desde la Villa El Salto, allá en los cerros, y que providencialmente una pandereta detuvo su precipitada caída al mar.
Cuando se estaba destruyendo su casa, su abuela le pasó una Biblia. La pequeña estuvo varias semanas internada en el Hospital Regional. Hoy felizmente formó su familia.
La biblia de la que habla su familia, fue encontrada en el ferrocarril y ahora está guardada como un lindo testimonio en la iglesia cuadricular que está ubicada en Achao con Pisagua.
Cuando llueve en Antofagasta hay muchas familias que viven una situación muy particular, muy especial.
Fueron varias las quebradas que provocaron daños en la ciudad, tales como La Cadena, Salar del Carmen, Baquedano y El Ancla (ubicadas en el sector alto).
Las otras fueron El Huáscar, Jardines del Sur, Universidad de Antofagasta, Las Vertientes, Caliche, El Toro, Uribe, Riquelme, Farellones, Bonilla Norte y Sur, Club Hípico y La Chimba.
El fatídico día del aluvión Amalia Caro Banda perdió a cinco integrantes de su familia. Su madre Berta, querida dirigente vecinal del comité Nueva Esperanza de la Villa El Salto, sus dos hijos Johnny que estaba por cumplir cinco años y Sonia que tenía dos años y tres meses. Sus primos Vianka y Brayan Caro también murieron al ser arrastrados por el alud. Recuerda con tristeza ese momento doloroso para Antofagasta. Dice que era un invierno que se veía normal, por lo que esa noche nadie imaginó que se viviría una tragedia. "Fue una experiencia que nunca pensamos vivir. No sólo la villa El Salto fue afectada de esa manera, sino que la población Sargento Aldea, la villa Carrizo, la 18 de Septiembre, entre otras. Quienes vivimos esto pensamos que esto era como el fin del mundo. Fue algo insólito, eran como lenguas de lodo que pasaban por arriba de las casas", confidenció. Su casa de calle Monte Sinaí fue totalmente destruida por la fuerza del aluvión. "Hubo desprendimientos y nosotros fuimos los primeros afectados. Hubo gente que apareció en la costa. Esa noche pensamos que estaban cayendo granizos por la fuerza de la lluvia que impactaba los techos", dijo. La lluvia fue tan intensa que en menos de una hora se formaron olas gigantes. "En cosa de minutos vimos cómo se iban los vecinos, los niños, la gente gritaba", dijo.
"Un vecino ayudó a mi hijo y lo puso en una lavadora. Desde mi casa fue arrastrado varios metros hacia abajo hasta que finalmente fue encontrado en la calle México. Ahora mi hijo Luis formó su familia, cuando ocurrió la tragedia tenía apenas diez años", recordó Patricia Gorigoitía que aún está afectada por los dolorosos recuerdos. Junto a su familia aún vive en la calle Colón 4187 en la población Sargento Aldea, uno de los sectores que fuertemente afectado por el aluvión que se desplazó por el sector de La Cadena. "Fui a parar al hospital, estuve casi un mes en la UCI. Con el aluvión perdí a mis dos hijas menores, Karen y Yanesa. Tratamos de reconstruir nuestras vidas. Tenía seis hijos y me quedaron cuatro", sostuvo. Frente a su casa había un muro que se reventó. Hoy en día existe una villa, pero ese 18 de junio se apilaron allí unos camiones, fierros, escombros. Su vivienda era de madera y quedó destruida. Al lado suyo el alud también se llevó a su vecina Iris Barraza, otra víctima de la intensa lluvia. Asegura que las casas, los techos, el terreno en Antofagasta no están preparados para soportar lluvias tan intensas. "Pensé si sigue lloviendo toda va a pasar lo mismo que en 1991", precisó.
Nueve casas de la población Ferrobaquedano desaparecieron con el paso del aluvión. Al menos tres vecinas fallecieron en ese lugar, justo donde hoy fue levantada la multicancha (avenida Padre Hurtado a la altura del 41). "Nosotros perdimos todo, sólo salvamos un bidón de gas. En esta casa éramos como doce personas y todos tuvimos que salir por el techo hacia un pasaje que hay atrás de la casa", comentó Luis Cortés. Alcanzaron a ponerse a salvo con lo que vestían. "Recuerdo que quebré unos vidrios con la mano ante la desesperación para salir y salvarnos. Eran olas gigantes de barro que llegaban hasta la casa. Ahora que llovió de nuevo nos vinieron a avisar que venía un aluvión, y todo la gente de acá, especialmente los más adultos, querían irse y yo fui a averiguar y felizmente no pasó nada", comentó. El trabajador dijo además que pasados dos años del aluvión, su familia estaba celebrando las fiestas patrias en las ramadas cuando comenzó a llover. Sus tías empezaron a llorar y tuvieron que regresar a la casa, porque en todos estaba latente el recuerdo de aquella tragedia. Gladys Blamey, su esposa, quien durante el aluvión del 91 era su novia también recuerda ese doloroso momento. Dice que nunca pensaron que el aluvión causaría tantos estragos. Afuera de su casa había postes de luz y muchos escombros.