Cuatro jóvenes barren y pasan la pala al interior de una de las casas de calle Bilbao, la misma vía elegida por la mayoría de los noticieros televisivos para sus despachos debido a la intensidad con que bajaba el alud por ahí. Los jóvenes llevan en sus poleras unas piochas negras con letras blancas en que se lee su nombre después del título "Elder", característico de los misioneros mormones.

Uno de ellos, Elder Gold, explica que tres son estadounidenses y otro es guatemalteco. "Dos de nosotros debíamos volver a Chañaral donde estamos misionando, pero no podemos, así que salimos a ayudar con los hermanos. Vinimos a Chile a ayudar a las personas y eso es lo que más se necesita ahora".

Pero las principales muestras de apoyo han ocurrido entre los mismos taltalinos. Los vecinos trabajan unidos por recuperar lo que se pueda, limpiar las casas y convertirlas nuevamente en habitables, mientras los niños alojan donde familiares.

En el Comité de Emergencia, se han recibido diversas ayudas para quienes están albergados de parte de comerciantes locales. "Algunos han venido a entregar pan y otros insumos", detalla una funcionaria municipal.

Otro ejemplo es la empresa contratista Raipal, que colaboró con su maquinaria pesada y personal para limpiar las calles. "Sólo pedimos el petróleo que nos está entregando la municipalidad. Obviamente hay que ayudar en la emergencia", dice uno de los trabajadores.

menos solos

En la mañana del viernes los soldados del regimiento de Calama salieron a la calle a despejar las vías y desenterrar las casas que se pudieran, empezando a mejorar lentamente el panorama en el sector más cercano al mar. Los efectivos incluso han debido socorrer a heridos, como el caso de un poblador que sufrió una profunda herida en el pie mientras trabajaba en la limpieza.

También se ha reforzado la ciudad con personal de la PDI, Carabineros y la Armada.

Por su parte, bomberos de Tocopilla, Mejillones y Antofagasta se sumaron a la labor que heroicamente ya realizaban los voluntarios de Taltal.

Ayer además viajó un contingente de voluntarios de la pastoral universitaria de la UCN, quienes llevaron alimentos no perecibles, pañales, medicinas y colchones, ayuda que se recopiló en la casa de estudios superiores. Ya los taltalinos se sienten menos solos, aunque falta mucho por hacer.