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Exdirectores de Onemi evalúan respuesta a emergencia climática

fallas. Falta de insumos y medios empeoró situación de los damnificados.
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"Los alcaldes tienen derecho a tener la opinión que ellos estimen (...) nosotros tomamos todas las medidas técnicas que tenemos previstas para este tipo de situaciones", decía ayer en la mañana el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, en las oficinas centrales de la Onemi.

A Aleuy le correspondió enfrentar las críticas surgidas a raíz de la emergencia climática en el norte, donde, pese a los anuncios meteorológicos, no todos los recursos estuvieron inmediatamente disponibles.

En Antofagasta, por ejemplo, los albergues no tenían las colchonetas suficientes y los damnificados, entre ellos muchos niños y adultos mayores, estuvieron sin alimentación hasta bien entrada la tarde.

Insuficientes resultaron también las provisiones de plástico, que de hecho se agotaron cuando la emergencia estaba aún en pleno desarrollo.

PROBLEMA

Para el exdirector regional de Onemi, Hernán Vargas, lo ocurrido demuestra que la institucionalidad tiene un "problema de fondo", que dice relación con que el acento de Onemi hoy está puesto en la respuesta y no en la prevención de las emergencias.

Vargas, quien estuvo a cargo de Onemi entre 2002 y 2010, dijo que mientras este foco no cambie "siempre vamos a estar actuando después de que ocurren los eventos", lo que sin duda tiene consecuencias para las personas.

"Necesitamos una política de prevención para todos los riesgos. Con educación a la población y preparación por parte de los servicios, y esa preparación incluye por supuesto tener los recursos que se deben disponer", argumentó.

Irina Salgado, exdirectora de Onemi de 2010 a 2012, fue más aguda, y dijo que en la última emergencia se observó un "desconocimiento respecto de lo que son este tipo de fenómenos y lo que pueden provocar en el norte".

Salgado explicó que este "desconocimiento" estuvo tanto en la esfera local (municipio) como la regional (Onemi).

"El primer organismo que tiene que responder es el municipio y seguramente el municipio estaba preparado para una emergencia menor, pero cuando se ve sobrepasado, el sistema escala al nivel regional, y ahí tampoco estaban los recursos necesarios", indicó.

La periodista dijo que una emergencia que estaba avisada con varios días de anticipación, claramente permitía una mejor preparación.

En opinión de Irina Salgado, frente a las debilidades que muestra la institucionalidad, la mejor decisión que pudo tomar el gobierno fue entregar el manejo de la emergencia al Ejército.

El senador Pedro Araya reconoció que la respuesta pudo ser mejor, pero apuntó que existen trabas que dificultan la labor preventiva que esta semana se echó de menos.

"Yo creo que esta emergencia puso en evidencia que la institucionalidad que tiene Chile es mala y que no responde a la realidad del país. Debemos partir de ahí", afirmó el parlamentario.

Araya manifestó que si bien la ausencia de medios de respuesta fue notoria, la planificación de largo plazo realizada en su momento, y que se tradujo en construcción de piscinas decantadoras en Antofagasta y Taltal, ayudó a evitar un desastre mucho mayor.

MINISTRO

Ayer el ministro secretario general de Gobierno, Álvaro Elizalde, fue consultado en Antofagasta por las críticas a la falta de stock de emergencia.

Elizalde explicó, sin embargo, que las evaluaciones se realizarán más adelante y que por el momento la atención está concentrada en la normalización de las comunas y la asistencia de los damnificados.

El vocero de la Presidenta Michelle Bachelet dijo que la posición del gobierno frente a los cuestionamientos es la expresada durante la mañana por el subsecretario Aleuy.

Elizalde arribó junto a la ministra de Salud, Carmen Castillo, y el subsecretario de Obras Públicas, Sergio Galilea.

"Es el momento de fortalecer las redes"

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Ante la catástrofe que vive la zona norte hay que entender que no sólo se trata de las inundaciones, sino que todo lo que viene después: hacerse cargo de una ciudad llena de barro, sin agua potable, con una cantidad considerable de damnificados y hasta incomunicada. Es una tarea que probablemente no muchos políticos querrían asumir. Alguien tiene que hacerlo, no podemos esperar que un problema de varias ciudades -y por ende de miles de personas- se resuelva solo.

¿Qué pueden hacer los afectados? En un principio, mantener la calma y evitar repetir situaciones penosas como las que ocurrieron en Concepción después del terremoto de febrero de 2010: saqueos, comerciantes con precios abusivos, etc. Luego, considerar las recomendaciones de las autoridades pertinentes. Esto puede ser complicado en ciertos casos, pero probablemente es mejor seguir las orientaciones de personas preparadas para manejar grandes grupos en situaciones de emergencia.

Otra recomendación para estos casos es fortalecer las relaciones sociales. Nosotros formamos redes sociales en nuestras vidas cotidianas, que en estas situaciones conviene fortalecer. Desde el punto de vista del capital social, y lo que nosotros podemos hacer con él, hay un componente importante que sirve para enfrentar emergencias. Un grupo de personas unidas puede lograr mucho más que una, pero para que ello sea factible, esas personas deben confiar entre ellas, deben poder trabajar juntas.

En síntesis, en esta situación es altamente necesario confiar en las instituciones. Y no me refiero únicamente a las instituciones formales como el Gobierno, Cruz Roja, Bomberos, etc., sino también a las instituciones informales como las redes sociales que posibilitan solucionar ciertos problemas cotidianos. A través de la cooperación se pueden resolver problemas y se puede manejar de manera adecuada una lamentable situación como la que sucede en el norte del país.