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General toma el mando tras declaración de "Estado de Excepción"

prevención. En sus primeras acciones racionó compra de combustible y ordenó vigilancia en supermercados y farmacias.
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Faltaban pocos minutos para las 20 horas cuando el intendente Valentín Volta confirmó la noticia. El general Claudio Hernández asumía como jefe de plaza en el marco del "estado de excepción constitucional por catástrofe", decretado por la Presidenta Michelle Bachelet para la comuna de Antofagasta.

La decisión de La Moneda vino a concentrar en un par de manos todas las decisiones para afrontar la emergencia climática que vive Antofagasta, la cual hasta el minuto de la designación parecía desbordar a las autoridades políticas.

"No estábamos preparados para una lluvia de esta intensidad", había reconocido durante la tarde el mismo Valentín Volta, ante consultas respecto a las serias descoordinaciones registradas, sobre todo en la habilitación de los albergues y la distribución de ayuda.

El general Hernández asumió el control de una fuerza compuesta por 800 efectivos de Carabineros y las ramas de la Defensa Nacional, quienes tendrán a su cargo las tareas de evacuación, protección civil y aseguramiento del abastecimiento de la población mientras esté vigente el decreto.

PROBLEMAS

El nombramiento del uniformado se produjo en momentos que en Onemi las dificultades para manejar la emergencia eran evidentes.

El corte de la fibra óptica en la Región de Atacama había dejado a las autoridades limitadas en sus comunicaciones y desde la Dirección Meteorológica los pronósticos aún no establecían el comportamiento que tendría el fenómeno en las horas siguientes.

"El sistema meteorológico está con problemas y no ha sido claro en sus pronósticos, así que tenemos que seguir atentos", indicó el general a poco de asumir el mando de la emergencia en la comuna.

Los problemas predictivos fueron tema de discusión desde temprano. A primera hora Onemi manejaba la información que las precipitaciones más fuertes habían sido las registradas durante la madrugada, cosa que, está claro, no fue efectiva.

El nombramiento de Hernández también permitió poner bajo control la situación de los albergues y la entrega de ayuda, que durante toda la jornada fue caótica.

En las escuelas habilitadas para recibir a los damnificados y evacuados no había colchonetas ni frazadas en cantidad suficiente y por los menos hasta las 18 horas las cerca de 500 personas que estaban en ellos, muchos de ellos niños y adultos mayores, no habían recibido más alimentación que una taza de té.

VIGILANCIA

En sus primeras medidas, el general Hernández dispuso la distribución del personal a su cargo en puntos críticos de la ciudad, buscando evitar posibles desbordes producto de la preocupación que el fenómeno, no visto desde el aluvión de 1991, provocó en la población.

Se ordenó por ejemplo, que las estaciones de servicio expendieran un máximo de 20 litros de gasolina por vehículo para evitar desabastecimiento y se ordenó presencia de efectivos en supermercados y farmacias para prevenir desórdenes.

Hernández también instruyó que patrullas militares, junto a personal del Ministerio de Obras Públicas, realizara un chequeo de las quebradas para evaluar una evacuación obligada de las poblaciones aledañas por peligro de aluvión.

Más temprano, el intendente Valentín Volta, en ese momento a cargo de la emergencia, había dispuesto la evacuación preventiva de 50 mil personas domiciliadas bajo las quebradas La Chimba, Farellones, Uribe y Jardines del Sur.

La medida no tuvo demasiado eco en la población, que prefirió quedarse en sus hogares, pese a los llamados hechos por las autoridades.

CAPACIDADES

Lo sucedido ayer dejó seriamente cuestionadas las capacidades del aparato púbico para afrontar una emergencia de magnitud.

A las oficinas de Onemi llegaron durante todo el día personas buscando plástico para proteger del agua sus hogares. Todas ellas abandonaron molestas las oficinas del organismo en calle Orella, al no recibir la ayuda que buscaban.

La falta de insumos críticos fue evidente y el propio general Hernández reparó en este punto tras asumir en el cargo.

"Estábamos revisando el catastro de lo que tenemos para apoyar a la población y es muy poco, hay 20 colchones y cosas muy menores, por eso llamamos a la municipalidad, que son los encargados de este tema, para ver qué tienen ellos", indicó en un punto de prensa.

El intendente Valentín Volta había reconocido más temprano las complicaciones que existían para responder a la peor emergencia de este tipo desde 1991.

"No estábamos preparados para una lluvia como esta, así como no se estuvo tampoco preparado para el año 91. Nada hacía prever que íbamos a tener la lluvia que tuvimos, especialmente hoy (ayer)", indicó la autoridad, aludiendo a las inexactitudes de los pronósticos meteorológicos.

Volta también reconoció déficit de stock crítico, pero recalcó que aquello se comenzaba a solucionar con la llegada de nuevas provisiones anoche.

En opinión del jefe regional, las precipitaciones de ayer obligan a pensar de otra forma las contingencias meteorológicas, las cuales se vienen repitiendo con mucha más frecuencia en Antofagasta.