"Despertar el placer de la lectura es crear un hábito que acompañará por siempre"
Eduardo Sacheri aprendió a leer y escribir a los cuatro años gracias al apoyo de su hermana, responsable de su temprano apetito por las letras, pero a diferencia de la gran mayoría de los escritores, Eduardo Sacheri no soñaba ni remotamente con la posibilidad de incursionar en el mundo de la literatura hasta que fortuitamente sus relatos relacionados con el fútbol -pasión heredada de su padre- fueron transmitidos por un popular programa radial, lo que gatillaría su primer empujón hacia el mundo de la escritura.
Aquel niño que creció en un barrio suburbano de Buenos Aires y que leía con asombrosa rapidez las historias de aventuras de Salgari y Verne, para posteriormente en la adolescencia descubrir los cuentos de Cortázar, jamás se imaginó que su novela "La pregunta de sus ojos" sería adaptada al cine y que luego le valdría el Oscar a Mejor Película Extranjera.
Con 48 años y una carrera de docencia universitaria y secundaria, Eduardo Sacheri ha publicado libros de cuentos y novelas, como también colaboraciones en diarios y revistas nacionales e internacionales, obras traducidas a más de veinte idiomas.
Con un destacado interés en la docencia, el autor de la novela "Ser feliz era esto", visitará tierras antofagastinas para presentarse el próximo 29 de abril en la quinta versión de la Feria Internacional del Libro Zicosur (Filzic), evento que congregará a las más destacadas casas editoriales de Latinoamérica, siendo un punto fuerte en la generación y difusión literaria.
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¿Cuáles son sus expectativas y cuál será tu propuesta en la Filzic 2015?
-Lo que más valoro de las ferias y festivales a los que asisto es la posibilidad de conversar con los lectores. Siento que en esos diálogos se cierra un círculo que se abrió, tiempo atrás, cuando yo escribí un libro, o participé del guión de una película. Eché a rodar una rueda, o una piedra, que lejos de mi mirada llegó hasta la vida de otra persona que hizo propio ese objeto y lo acercó a su vida. Vernos frente a frente, poder conversar es, como te digo, cerrar ese círculo. Mi propuesta no es más que eso. Conversar, charlar. De mis libros o de los libros que me gustan. Somos lectores, sobre todo. Eso es lo que nos une. Y siempre es lindo dialogar sobre eso.
¿Qué le parece el panorama narrativo latinoamericano actual?, ¿Qué autores te parecen más atractivos?
-Creo que, al igual que en la Argentina en particular, la literatura latinoamericana es múltiple. Hay muchas voces, numerosas tendencias. Y eso es bueno. Creo que la variedad enriquece, claro que cada uno de nosotros tiene sus gustos. En lo personal aprecio sobre todo a los autores que siguen dispuestos a contarme una historia. A contármela bien, atendiendo tanto a la forma del lenguaje como al "cuento" que quieren contarme. En ese equilibrio entre forma y contenido me siento cómodo. En cuanto a los nombres, prefiero evitarlos, porque mis omisiones evidenciarían, sobre todo, a qué autores actuales no me gusta leer.
Sabemos que le interesa la docencia y que algunas de sus narraciones fueron incluidas por el Ministerio de Educación de la Nación Argentina dentro de sus campañas de estímulo a la lectura. ¿Cómo enfrenta ese desafío de apoyar el interés de tus alumnos en la literatura?
-Me parece esencial que la escuela secundaria (toda la escuela, en realidad) cultive, como uno de sus objetivos principales, el gusto por la lectura en los alumnos. Muchos de ellos, después, no van a seguir estudiando. Despertar el placer de la lectura es crear un hábito que acompañará por siempre, por eso lo intento siempre con mis alumnos secundarios, aunque yo soy profesor de historia, y no de literatura. Prácticas de lectura grupal en voz alta, sobre cuentos cortos, que resulten afines a sus gustos (mucho más que a los míos, si es el caso) son vehículos estupendos para eso.
¿Tiene algún próximo proyecto literario?
-Estoy empezando a trabajar una novela nueva y un guión para un nuevo proyecto de largometraje con Juan José Campanella. Pero ambos proyectos están demasiado embrionarios aún como para poder hablar mucho de ellos.