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Casos Penta y Caval agravan la desconfianza de la ciudadanía

política. Investigaciones que involucran a connotados políticos, poderosos empresarios e incluso al hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, generan tenso clima en todo el país.
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Pocas veces existe tanta coincidencia en el diagnóstico. El país vive una profunda crisis de confianza que si bien tiene como principales afectados a los políticos y empresarios, producto de los casos Caval y Penta-SQM, está más extendida de lo que se piensa.

Hoy, por ejemplo, instituciones tradicionales como Carabineros, Fuerzas Armadas, la Iglesia, medios de comunicación y los tribunales de justicia, son peor evaluados por la comunidad. En general todas las instituciones parecen estar golpeadas por este fenómeno.

La última encuesta CEP de 2014 graficó esta baja sostenida, que se inicia en 2009.

Carabineros bajó de un 65% a un 55% su índice de confiabilidad. Las Fuerzas Armadas disminuyeron 10% en el mismo periodo de tiempo, mientras que los ministerios se vieron afectados en un 20%, durante esos cinco años.

Sin embargo, los casos que agravaron este clima de desconfianza, en el último tiempo, fueron Caval y Penta.

En estas investigaciones se vieron involucrados destacados empresarios nacionales y políticos de la Unión Demócrata Independiente (UDI)

En el caso Penta, el juzgado de garantía ordenó la detención preventiva de los principales involucrados y llamó a declarar a los senadores Iván Moreira y Ena Von Baer.

En Caval, en tanto, la Fiscalía practicó allanamientos en la casa del hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, entre otras pesquisas para aclarar posibles delitos en la venta de un terreno en la Región de O'Higgins.

Fenómeno

Francis Espinoza, doctora en Ciencias Políticas y académica de la Universidad Católica del Norte (UCN), advierte que existe una crisis de representatividad y confianza generalizada, aunque aclara que no es un fenómeno nuevo, sino que se observa a nivel internacional desde 1998.

"Esto ocurre por el modelo de desarrollo que proporcionó la modernidad y que implicó una deshumanización de las sociedades contemporáneas. Esto, sumado a las crisis económicas y sociales, ha implicado que la gente desconfíe aún más de la política y quienes la ejercen", enfatizó.

Según la experta, el escenario actual en el país es más complejo, ya que refleja el sentir de los chilenos frente a presuntos casos de corrupción, colusión, abuso de poder y uso de información privilegiada que involucran a partidos políticos y clase empresarial.

Por otro lado, aclara Francis Espinoza, el pacto público-privado ha traspasado los límites establecidos, al extremo que finalmente quienes ostentan el poder, incluso político, serían los empresarios.

"La gente está 'enferma del alma', como dicen los postmodernos, de ver como 'normal' el aprovechamiento de los ciudadanos, especialmente la clase media, por parte de los poderes fácticos. La gente está cansada del egoísmo institucionalizado", argumentó la experta.

Esta desconfianza de las personas, se traduciría en lo concreto, en el alto porcentaje de abstención registrado en las últimas votaciones municipales y presidenciales.

"Ese costo es algo que los políticos no quieren asumir, ya que tampoco la sociedad civil ve con buenos ojos que las campañas políticas tengan financiamiento público, y menos que el financiamiento privado sea reservado y, por qué no decirlo, oscuro", asegura la doctora en Ciencias Políticas.

De acuerdo a su visión, la gente quiere que la clase política esté mejor preparada en políticas públicas, practique con la acción y no con el discurso y que no haya tanta "parafernalia propagandística", al momento de las campañas.

"Si esto fuera así, no se necesitaría tanto dinero para efectos propagandísticos y los políticos cumplirían su rol de servidores públicos, es decir, estar al servicio de la sociedad chilena", aseguró.

Alternativas

En respuesta a la pérdida de confianza en la instituciones, surgen en Chile, tal como ocurrió en Europa, diversas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), que contarían con la confianza de los ciudadanos,

"La gente comienza a confiar en las ONG, como Ciudadano Global o Ciudadano Inteligente, que en general son como fundaciones que además de levantar datos duros usando la Ley de Transparencia, se han convertido en la voz del pueblo. A esto debe sumarse también el 'caudillismo' de los movimientos sociales. Seguramente la gente le cree más a Ricardo Díaz (Este Polvo te Mata) y a Víctor Silva (No Más Quemas) que al intendente. O a los alcaldes de Calama y de Tocopilla que a nuestra alcaldesa", concluyó la experta.

Parlamentarios

El senador Pedro Araya asegura que de mantenerse el escenario, los partidos políticos entrarán en "caída libre".

"Los escándalos, la falta de democracia interna y el hecho que la ciudadanía no los perciba como cercanos, hará que los partidos decaigan. Esto involucra la estructura de la Ley de Partidos, que viene desde la dictadura", precisó.

La visión es compartida por el senador Alejandro Guillier, quien también reconoce el fenómeno como global.

"El nivel de corrupción aumentó y la ciudadanía quiere frenarlo. Se está perdiendo el sentido de función pública, lo que genera una relación oscura con el poder y amenaza a las propias instituciones", dijo.