Secciones

Dr Rendic, médico de excepción

E-mail Compartir

Es ¡Un santo con delantal de médico! Cuando a mi mente vienen los recuerdos de mi niñez, llega la imagen intacta de aquel noble médico llamado también "el médico de los pobres"… ¿Por qué de los pobres? Porque todos los que íbamos a su consulta nos llenábamos de su riqueza, una de las más importantes del mundo… ¡su humildad!

Recuerdo estar en la sala de espera. Se hacía pequeña por la cantidad de mamás que llevaban a sus hijos enfermos; todas ellas con la certeza que ese médico sanaría a sus retoños. Alto, delgado, con delantal blanco, nos recibía en su consulta con una sonrisa amable y enternecedora y, con su voz serena, nos preguntaba: ¿Cómo estás Juanita? (porque a todos los niños nos llamaba con cariño Juanito o Juanita) Cuéntame qué te pasa… Y nos miraba con sus ojos que daban confianza y tranquilidad, que demostraban cuánto le importábamos. No estaba apurado en ver un número "x" de pacientes, sino de la persona que estaba al frente y tenía todo el tiempo del mundo para escucharnos, aunque fuéramos pequeñitos. Nos examinaba de la cabeza a los pies; jamás nos sectorizaba. Así se lo enseñaron, así lo aprendió como los médicos de antaño: vernos como un todo, vernos como lo que somos…seres humanos, porque de humanidad él sí sabía mucho.

Este santo médico atendía a sus pacientes con vocación de galeno. Ese lejano día cuando recibió su título y realizó su juramento hipocrático…él lo hizo ante Dios: "Consagrar su vida a la humanidad; sanar, curar y velar por la salud de sus pacientes sin beneficio personal". Y aunque pasaron los años, no olvidó jamás ese juramento, entregándose a su profesión en cuerpo y alma.

Él no cobraba, no tenía tarifa, ni bonos, ni el tan escuchado hoy día "no atiendo Fonasa". A él sólo le interesaba ayudar al prójimo sin discriminación, sin importar su raza, su edad o clase social. Es más, ayudar al más necesitado, al más vulnerable. Ejemplo fiel de la humanización de la medicina, ser místico, bondadoso, noble, siervo de Dios que cada día de su vida dedicaba con devoción y obediencia a su Señor Jesucristo.

Hombre maravilloso que entregó su sabiduría, su fuerza y su humildad por su gente del norte. Amó estas tierras desérticas, vivió toda su vida aquí, junto a su señora esposa. Ofreció su corazón de cristiano y recibió de la gente el reconocimiento, el cariño, la admiración y el respeto por su grandeza de espíritu. Jamás nada le faltó, fue un hombre pleno, feliz y lo irradiaba, descubrió la alegría de ser útil. Vivió hasta el último día de su vida contento, como diría el Padre Hurtado (otro Santo hermoso y nuestro) "contento Señor contento" y lo reflejó en sus poemas con la profundidad y sencillez que sólo un hombre como él lo podía hacer… ¡como un Santo!

Una investigación asegura que vivir en zonas contaminadas endurece las arterias y aumenta el riesgo de infarto cerebral

E-mail Compartir

Un estudio presentado durante la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología y que se publicará en el Journal of the American College of Cardiology advierte que vivir en lugares con niveles altos de contaminación aumentan el riesgo de padecer un infarto cerebral.

Según los científicos, la razón se radica en que las personas que respiran diariamente aire contaminado se enfrentan a un mayor riesgo de estenosis de la arteria carótida, es decir, un estrechamiento de las arterias que suministran sangre al cerebro.

En esta ocasión, la investigación se centra en los efectos nocivos de la polución en el cerebro, a diferencia de otros documentos que analizan específicamente el sistema circulatorio, en especial el corazón.

El estudio analizó la información cardiovascular de más de 300 mil personas que viven en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. Los investigadores, dirigidos por Jonathan D. Newman, del NYU Langone Medical Center (EE.UU.), examinaron la relación entre la estenosis (constricción) de la arteria carótida y los niveles de contaminación atmosférica en el código postal de la casa de cada persona sobre la base de mediciones de calidad del aire recogidas por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos de 2003 a 2008.

Los resultados arrojaron que aquellos que viven en las zonas más contaminadas tenían un riesgo de un 24% mayor de estenosis de la arteria carótida en comparación con quienes respiran aires menos contaminados.

La investigación se centró en la contaminación por partículas finas, de hasta 2,5 micrómetros de diámetro. La partícula fina es la forma más común de contaminación del aire y se deriva en gran medida de los automóviles y la quema de carbón o madera.

"Los resultados llaman la atención sobre la importancia de las estrategias para reducir la contaminación del aire", afirma Newman.

Los hallazgos también apuntan a la contaminación del aire como un factor potencial que podría ayudar a explicar por qué algunas personas, como las que padecen diabetes, parecen ser más susceptibles a los problemas cardiovasculares que otras.

El experto sugiere que analizar estos mecanismos biológicos ayudarían a dilucidar el papel de la contaminación del aire en los accidentes cerebrovasculares y otras formas de patología cardiovascular.