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Deshidratadora solar potencia producción de frutos en Talabre

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La microempresaria Laurencia Soza, vecina de la localidad de Talabre, da un nuevo paso en su negocio al adjudicarse el Fondo Concursable impulsado por municipalidades de María Elena, San Pedro de Atacama, la Corporación Incuba 2 y SQM.

La iniciativa entregó una deshidratadora solar que le permitirá optimizar el proceso de secado de hierbas y frutas, en forma eficiente y en armonía con el medio ambiente.

"Secando mis hierbas medicinales y deshidatador de frutos" es el nombre del proyecto de Laurencia, quien podrá consolidar su negocio gracias a la implementación de esta innovadora maquinaria y a la capacitación entregada por el técnico encargado de instalar la deshidratadora, lo que en conjunto aportará al desarrollo de esta iniciativa con alto impacto local.

PRODUCCIÓN

Para la emprendedora, la deshidratadora aumenta en cantidad y eficiencia la producción de los frutos y hierbas que trabaja, ya que en la actualidad solamente deshidrataban en forma artesanal, primero pelando sus productos y luego dejándolos al sol por un periodo de al menos 15 días, en donde las normas de higiene eran mínimas. Hoy, con la deshidratadora ese tiempo se reduce en 50% y los productos se elaboran con óptimas condiciones sanitarias.

"Estoy agradecida de SQM y quienes hacen posible este aporte, que junto con asesorías y capacitaciones nos permiten desarrollar nuestros sueños que benefician a nuestras familias, porque es una fuente de trabajo y de nuevos ingresos para nuestro presupuesto del hogar", señaló la microempresaria.

"Queremos llevar una educación de calidad a todos los rincones de la región"

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Desde pequeña sabía que quería educar. Jugaba en improvisadas salas de clases con sus párvulos. Su vocación la llevó años más tarde a graduarse para ser una destacada profesional.

Catherine Rojas Gómez, casada hace dos años con el analista químico, Renato Vera, participa con entusiasmo en el novedoso programa "Jardín sobre Ruedas" de Integra. Se siente plena y realizada.

¿Cómo recuerdas tu niñez?

-Soy oriunda de Calama. Mis recuerdos están en la tierra de sol y cobre. La enseñanza básica la cursé en una escuela de la villa Kamac Mayu, y la enseñanza media la hice en el Colegio Guadalupe de Ayquina.

Desde pequeña jugaba a la escuela. Me gustaba hacer clases, a mis primas les entregaba cuadernos, eso siempre me llamó la atención. De hecho, cuando estaba en la básica mi mamá me regaló un delantal verde.

¿Entonces la educación parvularia siempre fue tu pasión?

-Estando en la enseñanza media me fui por el lado humanista, así que desde ahí comencé a interesarme en lo que es la educación parvularia.

Después quise continuar estudios superiores en la universidad José Santos Ossa. Estudié Educación Parvularia.

Mi incorporación al mundo universitario fue algo muy bueno, aunque sacrificado, tuve que esforzarme harto. Trataba de hacer muchas cosas, de desempeñarse en diferentes actividades para generar mis propios recursos.

Vendía sándwich y también hacía trabajos de manualidades que vendía entre mis compañeras. De esa manera generaba recursos.

¿Cuál fue tu primer desafío en el área laboral?

-Estuve cinco años en la universidad y egresé siendo una alumna destacada. Inmediatamente hice mi práctica profesional y empecé a trabajar en el Hogar de Cristo, en los "Patroncitos".

Estuve seis meses allí, después me fui como directora del jardín infantil y sala cuna de La Chimba que se llama "Cardenal Silva Henríquez".

Allí estuve cuatro años trabajando con un equipo de tres personas, y atendíamos a menores en situación de vulnerabilidad. Trabajamos mucho con las familias y ésa fue una bonita experiencia.

Luego me fui a Tocopilla para poder trabajar en un reemplazo en María Elena. Tenía que viajar todos los días, hasta que me trasladé a Integra para trabajar en el jardín "Javiera Carrera" en Tocopilla.

novedad

¿Luego llegó la oportunidad de trabajar en el programa Jardín sobre Ruedas?

-Estuve tres meses allí y me vine a Antofagasta al "Granito de Esperanza" y luego postulé al "Jardín sobre Ruedas".

Hace dos años que estoy formando parte de este equipo. Se trata de llevar educación a lugares donde no hay acceso a educación de calidad, donde podemos trabajar en conjunto con la familia.

El grupo familiar participa en este proyecto educativo y están atentos al proceso y desarrollo de sus hijos. Ellos se integran a la experiencia, comparten los logros de sus hijos, se evalúa en conjunto el proceso educativo.

Nos desplazamos en un furgón que va a diversos puntos y localidades, donde no existe acceso. Hay lugares en Antofagasta donde los niños no pueden concurrir al jardín, ya sea por exceso de matrícula en los jardines tradicionales, y quedan en lista de espera.

¿Lo atractivo de este programa es que pueden llegar hasta apartadas localidades?

-Efectivamente también viajamos a las caletas y a sitios de difícil acceso. Estamos viajamos a caleta Constitución, y este año continuamos a caleta Michilla. Allí no hay jardín, por lo tanto nosotros estamos brindando una atención importante a los niños de esa localidad.

Los padres se comprometen con la educación, participan en talleres, colaboran, apoyan a sus hijos.

Trabajamos de lunes a jueves en distintos puntos. Por ejemplo, los lunes vamos a caleta Michilla desde las 1 a las 5 de la tarde. Los martes trabajamos de 10 a 2 de la tarde en Altos Club Hípico.

Los miércoles vamos a empezar un trabajo en el sector de Pantaleón Cortés, a fin de atender a hijos de inmigrantes colombianos, peruanos y bolivianos. Los jueves funcionamos en la sede social en la villa Doña Francisca.

¿El espíritu de Integra es entonces llegar con educación de calidad y efectiva?

-Nuestro trabajo apunta a favorecer a familias entregando una educación de calidad, todo lo necesario para un niño. La idea es estimularlos desde temprana edad.

De esta manera los niños desarrollan su autonomía, aprender a desarrollar su independencia a futuro. A las madres les digo que siempre luchen por sus hijos.