Insólito: ¡Colo Colo es local!
En la pasada visita que nos hizo el popular club capitalino un amigo muy cercano me dijo "no me duele tanto que Colo Colo nos haya ganado, sino que parecía que era el equipo local".
Los gritos de apoyo y ánimo eran para los albos por parte de la mayoría de los asistentes al partido en el Regional. Esta situación, que no es nueva, debe de servir de punto de reflexión para los actuales y/o futuros dirigentes del CDA.
Revertir este sentimiento debe de constituirse en una prioridad absoluta si se quiere que el club local tenga un crecimiento no solo a nivel deportivo, sino de identificación con la ciudad que lo cobija. Porque, y tal como lo hemos manifestado en otras crónicas, el deporte es un catalizador de emociones y sentimientos de una comunidad.
Lógicamente que no vamos a discutir ni a poner en duda el tirón popular que ostenta el equipo del cacique, pero lo verdaderamente insólito es que venga a esta ciudad y el apoyo de la hinchada sea para la visita y no para los locales.
Me pongo en la piel de los jóvenes jugadores que visten la camiseta albiceleste. Pienso en sus sensaciones, en sus sentimientos y el sentir que "su público" apoya más al equipo rival que a ellos. Debe de resultar frustrante. Es conocida la frase que el apoyo de la hinchada del equipo anfitrión muchas veces se constituye en el "jugador número 12". Pero en este caso, el mundo funciona al revés.
¿Por qué se ha llegado a esta insólita situación? Ha sido la pérdida de confianza e incoherencia mostrada por los actuales dirigentes en el manejo de la institución local. Aquí no se trata solo de disponer de dinero y actuar a su antojo. Las formas y los modos deben de ser claros y precisos y todo discurrirá como se desliza el agua en un río. Pero aquí las aguas han bajado turbias y haciendo ruido.
Hay que abrir las compuertas de la credibilidad y transparencia para ganar el cariño y el apoyo de la hinchada antofagastina. Deseamos y queremos que el CDA sea un grande entre los grandes. Que cuando vengan los equipos foráneos sientan la presión de la hinchada local y les entre miedo escénico.
La "torcida" puma debe de rugir y morder.