Historiadores y vecinos piden rescatar casona de madera
Patrimonio. El antiguo inmueble albergó en sus instalaciones al Hospital Inglés y el Colegio Inglés. Posteriormente funcionó por más de 20 años como el Colegio Antofagasta y hoy no hay certeza de su destino.
La historia de este lugar comenzó con la necesidad de contar con un espacio que albergara el Servicio Médico que atendería a los trabajadores del FCAB. El directorio aprobó la construcción del edificio a base de cemento y madera pino oregón. Las obras iniciaron en 1906 y duraron todo un año.
hospital
Las medidas sanitarias utilizadas en la época eran drásticas: estaba prohibido el ingreso a la casona de comidas y personas que no contaran con autorización. Las visitas sólo podían realizarse los miércoles y domingo, de 14 a 16 horas. Como hospital estuvo operativo hasta mayo de 1973.
Ya en 1976 autorizaron la segunda planta de esta estructura de arquitectura clásica, para transformarla en un establecimiento educacional, con clases que eran para los hijos de los ingenieros ingleses.
"Nadie podía mezclarse con ellos, los que éramos hijos de los trabajadores del FCAB sólo podíamos gozar del servicio de salud del primer piso, pero por ningún motivo podíamos hablar o mantener contacto con los hijos de los jefes", explicó Inés Castillo, cuyo padre era funcionario del ferrocarril. Lo mismo acotó María Reyes, quien en su niñez recibió asistencia en el exHospital Inglés de Antofagasta.
"El segundo piso del edificio era para las clases de los hijos de los ingenieros ingleses. Mientras que en el primer piso atendían a los trabajadores del Ferrocarril, y allí recibí atención muchas veces", detalló Reyes, quien lleva más de 50 año viviendo en el sector.
En el edificio también construyeron una escalera tipo tobogán por el costado de calle Iquique. La medida buscaba entregar a los alumnos una vía de escape expedito en caso de emergencias como terremotos o incendios.
vecinos
El segundo piso cerró en 1981 y en marzo de 1983 abrieron el Colegio Antofagasta, el que funcionó por más de 20 años en esta antigua casona. En 2009, trasladaron el colegio al sector norte (avenida Ascotán Sur), quedando ese año todo el sitio sin uso.
Los vecinos de calle Iquique manifestaron su intención de que el edificio sea resguardado, debido a su importancia histórica y a que podría sufrir daños de quienes tratan de ingresar durante las noches.
Para el historiador Héctor Ardiles, estos edificios debieran ser preservados para la comunidad, especialmente por su papel preponderante que tuvieron durante el siglo pasado.
Actualmente el perímetro que rodea la antigua casona de pino oregón fue protegido con alambres de púa para evitar el ingreso de desconocidos.
Jaime Castillo, vecino del sector, dijo que las personas recién tomarán conciencia de la importancia de este inmueble cuando registre una emergencia. "Tienen que quemarse las casas emblemáticas en Antofagasta para que recién las autoridades reconozcan la importancia que tenían estos lugares para la comunidad", manifestó el vecino.
Por su parte, el académico de la UCN e historiador aficionado, Isidro Morales, afirmó que son muchos los inmuebles de estas características en la ciudad que representan un gran aporte al patrimonio, pero la mayoría no tienen el cuidado adecuado.
"Antofagasta tiene mucho patrimonio, tiene muchas casas antiguas que fueron fundamentales para la comunidad durante lo que fue el auge del salitre en la región. Pero ahora yacen en el más completo abandono, esto debiese ser cuidado y preservado para las próximas generaciones", subrayó el académico.
Desde FCAB tomaron medidas para alejar a los antisociales que tratan de entrar al edificio, reforzando los perímetros.
Actualmente el inmueble está en el más completo silencio. El paso del tiempo se hace notar en las paredes que alguna vez acogieron a cientos de pacientes y alumnos. Desde hace más de 5 años que la casona no abre sus puertas y en sus pasillos siguen guardados los recuerdos de quienes hicieron toda una vida entre la madera de pino oregón pintada de blanco.