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"Primero soy vasco y después soy antofagastino por adopción" Familias con historia

inmigrante. El cantante de baladas Javier Ramírez llegó a la ciudad en 1980 y fue dirigente del CDA en su mejor época en Primera División.

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Javier Ramírez (62) llegó desde el norte de España en 1980. Nació en Eivar, un pequeño poblado del País Vasco.

En la actualidad lleva 32 años en Antofagasta y sólo conocía nuestro país por los sacos de salitre "El chilenito", que usaba para abonar la tierra de los lejanos campos españoles.

Un día recibió una llamada del chileno Óscar Arriagada, que en los años 80 producía el "Show 007" para hacer una gira por el norte de nuestro país. "Soy cantante de baladas y en España comencé mi carrera en Bilbao donde compartí escenario con Mocedades y Sergio y Estíbaliz, con quien nos une una amistad", recordó emocionado.

Javier Ramírez aceptó la propuesta y dejó atrás a sus diez hermanos que aún permanecen en el país ibérico para iniciar la gira musical. "Esa fue mi primera gira por Chile y la última, porque aquí conocí a mi esposa y me quedé", dijo.

Su primera presentación en Antofagasta la realizó en el local "Eros", un bar que estaba ubicado al lado de la Casa "Lucero" en calle Latorre. En ese lugar a los 29 años conoció a la pampina Carolina Silva, con quien tiene tres hijos de 30, 28 y 17 años.

Escena local

Acostumbrado a las luces de los grandes escenarios, el cantante español enfrentó un panorama artístico muy diferente en la ciudad, sumado a la presión en el ambiente por el Gobierno Militar. "Por eso me puse a trabajar, ya que en España la música sí te da para comer, pero aquí es imposible".

Este vasco que se formó como técnico metalúrgico desempolvó así su título y empezó a trabajar en su rubro al llegar a Antofagasta.

nortino

Ramírez afirmó que es un enamorado del Norte Grande. "Yo vengo de un lugar donde hay muchos cerros y mar, al lado del Mar Cantábrico y acá sólo desierto y mar. Eso fue lo que más me enamoró. Además que me tropecé con gente muy buena y me enrolé en la tuna Tabardos, donde aún participo desde hace 25 años", comentó.

De sus encuentros con la pampa recuerda emocionado cuando lo vino a visitar su padre y lo llevó hasta Pedro de Valdivia. "Mi padre se enamoró de esta tierra al igual que yo y en esa visita rememoró la época en que trabajaba como químico en una fábrica de armas y veía los sacos de salitre chileno".

En su país, dijo Javier, Chile era muy popular por la calidad del salitre y los agricultores españoles lamentaron mucho el cambio al salitre sintético, ya que "seco todos nuestros campos".

En otra de sus facetas este español trabajó durante doce años en Club de Deportes Antofagasta (CDA) por una invitación a trabajar en las series inferiores.

De su paso por el club recordó las gestiones que emprendió con grandes marcas y sus esfuerzos junto a la directiva de la época por traer al DT Andreas Percic, con quien el CDA alcanzó grandes triunfos.

"Percic se fue muy agradecido de esta ciudad, ya que con lo que ganaba acá podía mantener a su familia en Croacia, porque allá la situación era muy difícil por la postguerra", señaló el inmigrante español.

Ramírez que se declara futbolero y un enamorado del CDA, fue categórico al decir que "Club de Deportes Antofagasta es una cosa y Osciel Guzmán es otra".

No soporta ver el estado del CDA, dijo molesto, " que venga un señor y le quite el club a los socios, me parece terrible por decir lo menos y no quiero hablar más del tema".

Gracias a que recorrió Europa desde muy joven y vivió en otros países de Sudamérica, no le costó adaptarse a la idiosincrasia del antofagastino.

"Creo que es más fácil adaptarse a 16 millones de chilenos que 16 millones de chilenos se adapten a uno. Entonces yo me hacía entender con la típica frase del chileno 'oye weón' y no tenía problemas".

Por eso se reconoce primero como ciudadano vasco y después como antofagastino de corazón.

tradiciones

Javier Ramírez desde que sus tres hijos eran pequeños les inculcó las tradiciones españolas, sobre todo la gastronomía.

"Me gusta mucho cocinar y mi hija menor es la que más disfruta de esos momentos conmigo", señaló.

Este español es un amante de Antofagasta, "porque rescato la calidad humana de la gente de esta tierra y esa cultura de acoger sin mayores problemas al inmigrante que viene a trabajar como yo".

Su amor por la ciudad lo hace sentir como uno más y las oportunidades que esta tierra le brindó.

"Aunque no me quiero morir aquí sino que en España, yo le digo a mis hijos que si ése es mi destino que me cremen y dividan mis cenizas en dos. La mitad que la arrojen al mar y la otra mitad en el Estadio Regional donde he visto jugar al club de mis amores".