La ciudad de los sueños y el futuro
Antofagasta es especial desde su génesis. Hoy se celebra el 136° aniversario de la ciudad, aunque en términos históricos esta fecha recuerda el desembarco de las tropas chilenas a cargo del coronel Emilio Sotomayor y el inicio de la Guerra del Pacífico.
Hecha esta aclaración, la capital regional es una urbe joven que presenta un notable crecimiento y admirables indicadores económicos durante los últimos años, alentada por la pujante industria del cobre en la región.
Hoy es un día lleno de simbolismos y como tal hay una serie de actividades que dan un especial significado a esta ciudad arrinconada entre el mar y la Cordillera de la Costa, pero donde se forja en gran parte el futuro del país.
Por eso es el momento preciso para proyectar a nuestra Antofagasta a una esfera de gran escala que dé luz al sueño de miles de chilenos y extranjeros que llegan al desierto en busca de una mejor vida.
Esta ciudad es generosa, quizás no tan cariñosa como quisieran algunos, pero muchas veces recibe muy poco en retribución. Es por ello que surge la necesidad de transformar a esta urbe con casi 400 mil habitantes en una mejor y gran casa para todos.
Hay que pasar de los eternos discursos a la acción decidida, desterrando protagonismos mal entendidos y siempre teniendo presente el sentido de la antofagastinidad, aquella que tanto pregonó la pluma mágica del poeta Andrés Sabella.
Para eso se necesita del apoyo de todos. Autoridades, empresarios, trabajadores, mineras, inmigrantes, universidades y soñadores tienen mucho que decir en el devenir de la capital regional. Aquí nadie sobra ni está demás, salvo los delincuentes.
Y cuidado que no basta con tener magníficos resultados económicos, hay que sentir a la ciudad como propia, reforzando el sentido de pertenencia que muchas veces es devorado por el centralismo.
Ya es hora de dar el gran salto. Hay mucho por hacer para que Antofagasta sea la capital del futuro, aquella que todos queremos.