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Los Halabí trajeron un pedazo de su amada Palestina a Antofagasta Familias con historia

aventureros. David llegó desde Jerusalén en busca de aventuras y fortuna al desierto.

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"David Halabí Baddour llegó al país desde Jerusalén en el año 1900 con sus tres hermanos (Abraheem, Bichara y Zafira). Todos se instalaron en la Quinta Región, menos mi abuelo que llegó a las salitreras buscando aventuras. Él fue parte del 80% de inmigrantes palestinos que ingresó a Chile por el puerto de Valparaíso hasta 1930. Tenía 25 años cuando llegó y era el hijo menor del matrimonio entre el carpintero Nicolás Halabí y Faride Baddour".

Así comienza su relato Armando Bravo Halabí (62), ingeniero constructor de la UCN, criado en la céntrica calle Ossa, sanluisino, recordado basquetbolista del Sokol y expresidente de la Colectividad Árabe de Antofagasta durante ocho años.

Descendencia

Armando que tiene cuatro descendientes (tres mujeres y un hombre), es hijo de Palmira Nadini Halabí Castro, primogénita que David tuvo junto a la chilena Rosa Castro.

Palmira junto a sus hermanas Rosa, María Laura y Olga fueron criadas bajo la estricta vigilancia de su padre para mantener las tradiciones árabes. "Mi abuelo era palestino católico, por lo que mi mamá y mis tías se salvaron de recibir una formación basada en los dogmas del Islam, pero si fueron criadas para ser excelentes dueñas de casas y madres", contó Armando.

Más suerte tuvo su tío David Halabí Castro, quien pudo estudiar y se formó como profesor normalista. "Mi tío fue muy querido en Chuquicamata donde trabajó como profesor, además que ejerció el periodismo deportivo en El Mercurio de Antofagasta durante la década del 60. También es muy recordado por los relatos futbolísticos que realizaba en los partidos que se jugaban en el Estadio Regional", dijo Bravo Halabí.

Armando junto a sus tres hermanos (Carlos, Olga y René) fueron criados por su tía materna María Laura Halabí, ya que su madre Palmira falleció cuando él tenía apenas tres años.

De su infancia ligada a las tradiciones árabes, lo que más recuerda es el amor que le entregó su tía Laura, casada con el trabajador portuario Alberto Padua (también descendiente árabe), quienes no tuvieron hijos para criar a sus sobrinos.

El nieto de David dice que una tradición que mantienen hasta hoy en su familia es la preparación de las comidas típicas del pueblo árabe.

"Desde pequeño en mi casa el menú diario se basaba en platos árabes, que mi mamá junto a mis tías cocinaban durante todo el día. Hojas de parra rellenas, kubbe crudo, tabule, sfihas, todos platos que mi tía cuando me casé, se encargó de enseñarle a mi esposa y que ella les enseñó a mis tres hijas y nuera", recordó.

sangre árabe

Armando recuerda a su abuelo como un aventurero y apasionado personaje que vivió varios años en Pampa Unión, donde al igual que otros inmigrantes de esas naciones, se desempeñó como comerciante. "Él vendía ropa, telas y artículos para el hogar. Recorría otras oficinas en una carreta y entre cada viaje veía a su familia", sostuvo.

Como es característico de los hombres del Medio Oriente, David Halabí Baddour tuvo muchas mujeres y formó otras familias en distintas partes del país, "mi abuelo era una persona aventurera que nunca dejó de viajar y fiel a su raza tuvo más de una mujer. Ya teniendo una familia en Antofagasta y siendo un hombre mayor, se quedó con la esposa de un primo y se la llevó a La Ligua. En los últimos años de su vida, se instaló en la región de Los Lagos, donde formó otra familia y tuvo una hija, que hace algunos años conocí. Murió a los 90 años y está enterrado en el pueblo de La Unión".

Legado

El expresidente de la Colectividad Árabe tiene 4 hijos, tres mujeres y un hombre, de los cuales su hija Verónica apoya activamente la causa palestina, organizando junto a sus " paisanos" diversas manifestaciones públicas en Antofagasta.