Benjamin Netanyahu tensiona relaciones con Estados Unidos
medio oriente. El primer ministro de Israel reconoció que existe un "profundo desacuerdo" con la Casa Blanca por negociación nuclear con Irán.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, está abocado a desafiar a Estados Unidos, el principal aliado de su país, y dejar en entredicho a la Administración del Presidente estadounidense, Barack Obama, a cuenta del programa nuclear iraní y las posibilidades de un acuerdo que considera "malo".
El jefe del Ejecutivo israelí reconoció que existe "un profundo desacuerdo" con la Casa Blanca sobre las conversaciones que mantiene con Irán, si bien defendió que es su deber hablar sobre una cuestión que considera afecta a la supervivencia de Israel.
"Se trata de un asunto muy controvertido que ha despertado enorme crítica en Israel y supone un desafío a la relación bilateral y especialmente a la actual Administración estadounidense", explicó Yehuda Ben Meir, director del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv.
Especialista en el campo de las relaciones entre Israel y EE.UU., Ben Meir defiende, no obstante, que "Netanyahu es consciente de la tensión que crea, pero piensa que es un riesgo que debe asumir por la seguridad del país".
A pesar de las fuertes presiones procedentes de Washington para que desista de sus intenciones de pronunciar un discurso en el Congreso el próximo 3 de marzo por invitación de los republicanos (que tienen mayoría en ambas cámaras), Netanyahu parece decidido a llevar hasta las últimas consecuencias su plan, si con ello consigue exponer su ya consabida posición respecto al asunto iraní.
De nada han servido los llamados de la oposición interna para que cancele su comparecencia en el Capitolio con el argumento de que podría poner en peligro la relación de Israel con su aliado más importante en el mundo, ni tampoco el anuncio del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, de que no asistirá, al igual que otros congresistas demócratas que abiertamente boicotearán el discurso.
El propio Presidente estadounidense reconoció en una comparecencia junto a la canciller alemana, Angela Merkel, que había "verdaderas diferencias" con Netanyahu en relación al programa nuclear iraní.
Obama explicó que "no tiene sentido" enturbiar las negociaciones con Irán "uno o dos meses antes de que estén a punto de completarse" y se mostró partidario de "abrazar" el acuerdo, en caso de poder lograrlo.