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"El destino de júpiter"

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Los hermanos Andy y Lana Wachowski aseguraron su nombre en el cine de la ciencia ficción con la saga 'Matrix'. De ahí que, por comparación, este filme desmerece y solo puede ser analizado como una película visualmente deslumbrante pero plana y predecible en su historia, fatigosa y saturada de efectismos que terminan sepultando un entretenimiento prometedor que no logra cumplir con las expectativas.

Todo comienza con el nacimiento de Júpiter Jones, en medio del océano, tras el cruel asesinato de su padre, un enamorado estudioso del cielo y sus misterios. Con el tiempo, la realidad de Júpiter es desastrosa: trabajar desde la madrugada, limpiando las casas de otras personas. Eso hasta que aparece Caine, un ex militar genéticamente modificado, llegado a la Tierra para revelarle el secreto de su identidad.

Visto este trabajo, todo es decepcionante: es difícil entender que este par de directores, que alguna vez fueron capaces de entregar una serie como Matrix, complejo y fascinante estéticamente, son responsables de esta película simple y sin ningún otro encanto que el aspecto visual.

Tal vez algo ocurrió en el camino pero 'El destino de Júpiter' tiene mucho de todo, combina humor absurdo, algo de sátira -como el homenaje a 'Brazil', de Terry Gilliam en la secuencia de los mil y un trámites que debe hacer la protagonista para sacar certificado de reina- y escenas de acción impecables con otros momentos que son, lisa y llanamente, un tedio.

Se huele durante todo el filme el fantasma de 'La guerra de las galaxias', fuente indudable de inspiración, porque en lo estético y en lo argumental los hermanos Wachowski quisieron hacer la saga del siglo XXI, pero sin siquiera rozar su grandiosidad como espectáculo.

El actor Channing Tatum hace verdaderamente un gran esfuerzo para no sucumbir en el ridículo de su personaje (y lo logra), porque su Caine está delineado desde el comienzo como una caricatura, incluida sus orejas puntiagudas. La actriz Mila Kunis, como Júpiter, no tiene esa estatura de heroína ni convence como la salvadora de la Humanidad, porque tiene pocos recursos histriónicos y solo se limita a abrir los ojos durante casi toda la película. El villano, en cambio, es por lejos un hallazgo, desde su indumentaria, su voz y sus diálogos (en este sentido, hay que ver la película en inglés con subtítulos para apreciar su tono y las particularidades de su susurrante manera de hablar).

Donde sí funciona la película es en el aspecto técnico, con buen empleo de las escenas de acción y méritos escenográficos que recuerdan las viejas matinés coloreadas de los años 30, del estilo 'Flash Gordon'.

Comparando esta película con 'Guardianes de la Galaxia', las debilidades se notan todavía más, porque el humor absurdo e integrado a la historia de aquélla no tiene nada que hacer en este filme y solo termina siendo un filme que de seguro disfrutarán los adolescentes adictos a productos bulliciosos y predecibles, pero que deja gusto a poco (muy poco) para los que alguna vez alucinaron con la saga de Matrix. Parece que los hermanos Wachowski terminaron perdiéndose entre tanta parafernalia galáctica y sucumbieron en su intento de tratar de hacer la saga definitiva en materia de aventuras espaciales. 'Star Wars' sigue siendo inmortal.