El futuro de las energías limpias
La frase que el norte es pura energía, no es antojadiza. La zona experimenta un cambio radical en cuanto a la explotación de su matriz energética, todo ello gracias a las innumerables bondades del desierto.
Junto con destacar la potente inversión de US$7 mil millones y la generación de miles de empleos para los próximos cuatro años, el horizonte apunta a la construcción de gigantescos parques solares y eólicos en la zona.
Esta ambiciosa apuesta es una nueva forma de producir energía y constituye una veta fecunda para el desarrollo de María Elena, Taltal, Calama, Sierra Gorda y la propia Antofagasta. Es un momento histórico que es necesario aprovechar.
Los proyectos fotovoltaicos de la empresa Abengoa en María Elena y San Pedro III en las cercanías de Calama figuran entre los más grandes de Latinoamérica en su tipo y permitirán cubrir todo el suministro domiciliario del Norte Grande.
La energía solar y eólica son una bendición en la zona y a ella podría sumarse en el corto plazo la geotérmica, constituyendo un paraíso casi inagotable para la producción de energías limpias.
Por el momento, ya hay 27 proyectos de este tipo para los próximos cuatro años que podrían generar más de 3.000 megawatts para abastecer los sistemas del Norte Grande y Central.
Todo ello trae consigo un gran desafío para los científicos de la región y del país, quienes tendrán por misión maximizar este regalo que ofrece la naturaleza y que se traduce en energías renovables libres de contaminación, algo clave en el desarrollo del país.
Si bien en un primer momento estas alternativas eran miradas como una opción marginal debido al alto costo de su implementación, hoy son una realidad que tienen mayor protagonismo y donde Antofagasta presenta ventajas únicas en el mundo para su explotación.
Sí, ahora con toda propiedad, se puede decir que la región es pura energía y es pionera en este tipo de desarrollo estratégico para el futuro del país.