Si bien la ministra de Desarrollo Social declaró que la encuesta Casen 2013 -y este instrumento en general- no es para medir la gestión de un determinado gobierno, resulta impensable que sus resultados de alguna manera no sirvan para dimensionar el impacto de las políticas públicas en el tema pobreza, desigualdad y desarrollo.
Esto último imaginando que cada gobierno sigue adelante, en la mayoría de los casos, con los programas y planes de cada ministerio, sin importar cambio de Presidente de República o los titulares de cada cartera, sobre todo del área social.
Este preámbulo sirve de base para analizar los resultados de la Casen 2013, pero sobre todo en el aspecto "Anexo Entorno y Redes", donde las familias encuestadas entregaron su percepción sobre medio ambiente, seguridad ciudadana e infraestructura.
El análisis dejó en evidencia que la Región de Antofagasta tiene los niveles más altos de insatisfacción en los tres tópicos anteriores. Para muestra: 31% en basura o suciedad en el suelo, 37% en robos y asaltos a personas o drogas en la vía pública, 42% en déficit de plazas y parques y 40% en pavimentación.
Entonces, si bien esta región minera, bajó en forma considerable sus índices de pobreza en los últimos años, aún queda una brecha significativa en el desarrollo de una comunidad.
El tema es complejo y no necesariamente una solución deberá abarcarla la actual administración política, por el contrario, resulta esencial un plan maestro a largo plazo, que no signifique cambios ante la rotativa de autoridades.
Los antofagastinos están insatisfechos y con razón porque el crecimiento económico simplemente no ha entregado respuestas a sus demandas por una entorno más amigable. Por ello, el gran tema dentro de la próxima década será cómo elevar los estándares de vida en Antofagasta, pero para ello resulta necesario liderazgos que manejen todos estos antecedentes -y la encuesta Casen aquí puede convertirse en una herramienta política- para que su gestión en distintos ámbitos apunten con urgencia al desarrollo urbano.