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17 antofagastinos en la lucha por la corona de "Reina y Rey" de la ciudad

aniversario. Tradicional certamen de verano arrancó ayer con sus actividades.
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Belleza, talento y simpatía son algunas de las características que se observan en las diez candidatas a reinas y siete candidatos a reyes, que realizaron su presentación oficial en el tradicional concurso "Una Reina y Un Rey para Antofagasta 2015", ayer en el paseo del Mar.

En la ocasión, los 17 candidatos desfilaron por el escenario natural de la piscina y se presentaron a la prensa, luego bajaron al borde de está donde realizaron una sesión fotográfica.

El certamen tiene por objetivo, encontrar a quien represente de mejor manera la belleza de la mujer y hombre antofagastino, al mismo tiempo de brindar a quienes participan una oportunidad única de representar a la ciudad en donde viven.

Los participantes se están preparando para las diversas actividades tanto sociales como presentaciones oficiales, entre ellas se contempla visitas al Hospital Regional, Hogar de Cristo, operativo de limpieza, todas ellas impulsadas junto a la Municipalidad.

Varios de las candidatas y candidatos que participaban en este certamen lo hacen representado a alguna agrupación local, mientras que otros lo hacen de forma independiente.

El show de coronación está programado para el miércoles 11 de febrero a las 20 horas, en el parque Nicolás Tirado, donde se contará con la presencia del cantante nacional Joan Amor. La ganadora recibirá un millón 800 MIL de pesos como premio, mientras que el rey recibirá un millón 300 mil pesos.

Tía Martina

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Cada 30 de enero nos detenemos ante Tía Martina, hermana de mi madre, uno de los personajes claves de nuestra mitología personal. Ella era sencilla y modesta, silenciosa y huida, sin embrago, era una real protagonista de la vida. Falleció de noventa y ocho años y sentimos una pena verdadera, porque nos preparábamos para celebrarla centenaria: ¡estuvo a dos pasos de lograrlo! Todavía algunos amigos nos preguntan por ella y se sorprenden que haya muerto, porque, en su delgadez y serenidad, aparecía como eterna, como burlando a la muerte.

-Los tontos se mueren… -solía comentar, cuando se le admiraba en su ancianidad, en su lucidez. Y se esforzaba porque la vida no la dejase atrás. No permitía que nadie se preocupara de su cama, de sus cosas, de su comida. De temprano abandonaba el lecho, y principiaba a vivir, porque este fue su quehacer, atenta a las noticias de la prensa, de lo que publican los diarios de la capital, preocupada de lo que pudiera hacer por otros. ¿Imagináis a una señora octogenaria preocupada de escuchar jazz y preguntar cómo le iba en fútbol al Antofagasta? Aldo Torres Púa, que era persona difícil, nunca dejó de visitarla, mientras residió en nuestra ciudad, preparándose para viajar a Londres, donde murió.

-¿De qué habláis con Tía Martina? -le preguntábamos.

-De todo -replicaba el poeta de "Corbán", agregando que, además, le servía golosinas exquisitas, el fuerte de sus habilidades. Era una tía dulcera. A la muerte de nuestra madre, en 1920, tomó la misión de cuidarnos. Y nos cuidaba con tal celo, que hombres ya, hombres de la noche, nos aguardaba despierta, hasta que llegábamos a casa, de madrugada:

-Son las cinco de la mañana… Malo, malo, caballerito. Un novio lejano y perdido, le envió de París, en edición Garnier, "Prosas Profanas", de Rubén Darío. Lo contamos, porque, allí, nos enseñó a distinguir las letras: ¡qué mejor lección nos regaló para siempre! A Tía Martina le dedicamos esta tarea en limpio de nuestra infancia perdida.