Trincheras
Hace unos días, un conocido empresario local, Iván Simunovic, habló de la necesidad de atrincherarse ante el centralismo que todo lo invade, lo aprisiona y lo subyuga. Avasalla y atropella. Y ello cobra mayor relevancia cuando los locales no nos oponemos y -mansamente- aceptamos lo que se nos da, aunque sea lo mínimo y sabedores que merecemos más.
Valientes palabras que hay que aquilatar, para asumir una actitud diferente, corajuda, sin ambages y sin miedos. Para demostrar que los nortinos seguimos siendo hombres enteros y no un puñado de serviles del centralismo.
No podemos aceptar -bajo ningún argumento- que los capitalinos nos vengan a enseñar cómo ser más nortinos… O que los gringos nos vengan a enseñar a ser chilenos. Nosotros tenemos nuestra esencia y debemos manifestarla cada vez que sea necesario. Aprendamos a alzar la voz, con respeto, con apego a la verdad -a nuestra verdad- pero sin temores.
Es el momento de comenzar. Hay que hacerlo hoy, porque -sin duda- mañana puede ser demasiado tarde, si vemos cómo avanzan los tiempos.
¿Cómo?
Optando por lo local, por lo regional. Por preferir/elegir lo que es nuestro. Por estar/compartir con lo que nos es propio. Mirarnos y vernos cómo somos, con la intención de mejorar. Decidir lo que nos parece adecuado a nuestra realidad. Tenemos que "encabritarnos" cada vez que nos quieran imponer visiones afuerinas, visiones que no siempre son mejores, sino que -por el contrario- tienen un sesgo de interés foráneo. Y lo que es peor, muchas veces poseen un trasfondo comercial/económico que no nos es fiable.
Por eso me gustaron las palabras de Iván. Porque "se montó en el macho" y dijo lo que tenía guardado desde hace mucho tiempo. Nosotros, todos nosotros, debemos hacer lo mismo: no temer a la palabra, cuando esta es cierta. No callemos cuando la verdad nos grita sus razones… Callar, será entonces, señal de cobardía.
¡Gritemos nuestra verdad! Seamos nortinos como siempre lo hemos sido: decididos y valientes. Nada más.