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Historias de vida

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Los profesionales Pedro (37) y Luis (47), al año y medio de conocerse ya vivían juntos, aunque para sus compañeros de trabajo y familias sólo compartían el mismo techo. Llevan diez como "matrimonio". Querían formar una familia. Se decidieron y organizaron una ceremonia simbólica, que según ellos, reafirmó su amor. Con el tiempo su círculo cercano aceptó que eran un matrimonio como cualquier otro. "En nuestra relación no hay roles definidos, ambos trabajamos como una pareja moderna y hacemos las cosas de la casa en conjunto. En las noches nos juntamos, comemos y conversamos sobre nuestro día como lo haría cualquiera", dijo Pedro. Ambos coinciden que la clave ha sido el amor, la comunicación y el respeto. Mantener una vida de bajo perfil con las personas que no aceptan que hay familias distintas, "no andamos de la mano en la calle. Somos muy respetuosos de las personas. Tampoco tenemos un perrito o gatito para criarlo como hijo. Ese es un cliché que se les achaca a las parejas gay. Somos dos hombres que nos amamos, que decidimos no tener hijos, pero somos una familia", explicó Luis.

Carmen Gloria tiene 40 años, es profesional y vive con sus dos hijas de 17 y 2 años. "Cuando mi hija mayor tenía 15 años sentí que estaba en condiciones de ser mamá otra vez, y ha sido una experiencia maravillosa, pero nada fácil". "Crecí en una familia de padres separados, que muchas veces intentaron mantener las apariencias y vi, desde muy pequeña, cómo discutían a diario, muchos insultos y faltas de respeto", contó Carmen. Por eso decidió que no se quedaría en pareja por la convención social, mantiene una relación cordial con los papás de sus hijas, pero nunca se casó ni formalizó con ninguno. "Lo más complicado es cuando las niñas se enferman, porque hay que faltar al trabajo y los jefes a veces no entienden, o tener que dejar a la más chica en el jardín o tener poco tiempo para compartir con ellas en la semana, pero le sacamos todo el provecho posible a los tiempos para estar en familia, nos queremos y no tenemos muchos dramas", concluyó.

Para Pilar y Andrea el respeto es la clave para ser aceptadas en la sociedad. Llevan cinco años juntas y se unieron simbólicamente hace dos. No son demostrativas en público, "fuimos criadas con valores tradicionales en hogares católicos, no nos gusta andar besuqueándonos en público. Sabemos que hay gente que le molesta y eso tiene que ver con la tolerancia que todos debemos practicar", dijo Pilar. Juntas crían a Ignacio, hijo de Pilar, que tiene seis años y asiste a un colegio religioso. Desde un comienzo recibieron el apoyo del plantel cuando se enteraron que Ignacio tenía dos mamás. "Se dio como algo natural y el colegio nos orientó sobre como abordar el tema para que sus amiguitos lo entendieran", explicó Andrea. Aunque algunos apoderados mantienen la distancia, aclara Pilar. Pero los niños son más curiosos y al comienzo le preguntaban como es tener dos mamás. Ignacio, dice que ya está acostumbrado, "yo no hablo mucho de mis mamás porque los niños no entienden algunas cosas. Pero a mí me gusta porque me regalonean, me enseñan y me sacan a pasear", dice feliz.

Después de ocho años de relación, Cristián de 32 años se separó. Tras un proceso de mediación familiar, acordaron compartir el cuidado de su hijo Diego, de tres años. " Ella quería que yo sólo lo viera dos fines de semana al mes, pero para mí no era suficiente, por eso fuimos a mediación", dijo. Cristián, al igual que millones de mujeres, debe compatibilizar su trabajo con el cuidado de su hijo. Lo deja temprano en el jardín, y al final de su jornada laboral lo pasa a buscar. Luego le da de comer, juega con él, lo baña y hace dormir. " Diego pasa más días conmigo que con su mamá, a pesar del acuerdo al que llegamos. Yo le dedico todo el tiempo libre que tengo, lo que me ha significado dejar de lado proyectos personales, pero nada de eso me importa. Somos felices los dos, mi vida gira en torno a él".

Las nuevas familias antofagastinas: más tolerantes, diversas y atípicas

sociedad. Madres que crían a sus hijos solas, parejas del mismo sexo que se unen en matrimonios simbólicos y papás que cuidan a sus hijos marcan las tendencias del siglo XXI.
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Los antofagastinos se casan menos y están formando familia bajo otros formatos.

Precisamente, proteger legalmente estas nuevas uniones es el objetivo del proyecto de ley "Acuerdo de Vida en Pareja".

La iniciativa, que se encuentra en discusión en el Congreso, mejoraría las condiciones jurídicas y sociales de dos personas de igual o distinto sexo que viven bajo un mismo techo y conforman una familia. En la actualidad más de dos millones de personas conviven, sin posibilidad de regular su régimen patrimonial, de salud, previsional y de herencias. Esto, según las estadísticas manejadas por el Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh).

Causas

En la región, el fenómeno migratorio y la extensión del sistema de turnos en la minería constituyen para César Trabucco, sociólogo antofagastino, dos factores que inciden fuertemente en este nuevo escenario.

"La tendencia apunta a la familia monoparental con el padre o la madre a cargo de los hijos. En Antofagasta, esta situación se ve agravada por los procesos migratorios, particularmente en el caso de mujeres sosteniendo familias. Hay un incremento muy fuerte de esas estadísticas, sumado a la disfuncionalidad familiar que implica los turnos mineros, fenómeno que no ha sido estudiado", mencionó.

Trabucco explicó que la presencia de parejas multirraciales y su descendencia darán paso a una sociedad antofagastina multicultural, muy distinta a la desarrollada hasta hace 20 años. "La tendencia apunta a la familia monoparental con el padre o la madre a cargo de los hijos", señaló el profesional.

La sicóloga y mediadora familiar, Claudia Pradenas, coincide con Trabucco en la ausencia de estudios regionales que aborden la materia.

Para Pradenas, un aspecto fundamental es poder articular redes de apoyo para que los hijos de estas nuevas familias puedan desarrollar sus capacidades. "Hay que establecer un plan integrado, eso es lo central, ya que está relacionado con la adaptación. Lo más habitual es ver mujeres jefas de hogar o abuelas que se hacen cargo de los niños, porque la madre o el padre están inhabilitados. Hay que reforzar los valores familiares en los hijos sobre la igualdad de género y la diversidad", agregó.

iglesia

Hace 40 años, las fotos familiares de los antofagastinos incluían un padre, una madre y muchos hijos. Una familia nuclear tradicional. Hoy esa imagen ha cambiado: dos mamás y un hijo, un padre junto a su hijo, dos hombres que se aman y viven como matrimonio.

Ante esta nueva realidad, el arzobispo de Antofagasta, monseñor Pablo Lizama, manifestó que "como Iglesia nos hacemos cargo de esta sociedad secularizada, temerosa de compromisos para siempre. Personas que optan por otro tipo de familia, aportan con valores necesarios como el trabajo, la paz, el respeto a los demás. Vemos un crecimiento en su vida espiritual con valores más desarrollados. Pero seguimos pensando que el ideal de la familia es entre un hombre y una mujer, para siempre y en el amor", dijo.

BODAS DE ORO

Testigos de los cambios han sido Juan Rojo y Diana Ruiz, que se casaron en 1964, cuando Antofagasta era otra ciudad. Ella estudió en el Liceo de Niñas y él en el Liceo de Hombres, pololearon, él pidió su mano y contrajeron matrimonio.

Tuvieron dos hijos y tres nietos. "Pocos nietos porque a los jóvenes no les gusta tener ya tantos hijos, y se casan más tarde", agregó Juan Rojo.

Hace 50 años, cuentan, nadie convivía. "Las mujeres profesionales vivían con los papás hasta que se casaban, o nunca se iban y se quedaban solas. No existía otra manera de insertarse en la sociedad", aseguran.

Hoy la forma de la familia ha cambiado, pero independiente de la estructura, sigue siendo la base de la sociedad. Tal como lo asegura la familia Rojo-Ruiz. "Respetamos y entendemos que existan personas del mismo sexo que se aman y quieren vivir juntos, o bien parejas heterosexuales, que no quieran casarse y son familia igual", dijeron.

Parten obras para arreglar la avenida Circunvalación

MOP. Intervención considera mejora en 4,6 kilómetros de la calzada.

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Un completo mejoramiento a la avenida Circunvalación Padre Alberto Hurtado realizará el Ministerio de Obras Públicas, a través de la Dirección Regional de Vialidad, obras que comenzarán a partir de hoy.

La intervención contempla 4,6 kilómetros y tiene una inversión superior a los mil millones de pesos, cuyas labores se extenderán hasta marzo de este año, abarcando la calzada en el sector comprendido entre las calles Judea y Lima.

El seremi (s) Joel Becerra detalló que de acuerdo a lo programado, se comenzará a intervenir durante los primeros 10 días de ejecución la calzada oriente de la avenida, desde el Pasaje Judea (Villa El Salto) por el norte hasta calle Riquelme por el sur, en un horario que va desde las 8.00 hasta las 20 horas.

DESVíOS

"Se habilitarán desvíos de tránsito temporales que angostarán la calzada, permitiendo siempre el tránsito en ambos sentidos. Es importante destacar que la avenida será entregada al tránsito normal, una vez terminada la jornada de trabajo", explicó Joel Becerra.

El intendente Valentín Volta, en tanto, valoró la iniciativa, destacando que se trata de un proyecto importante para toda la comunidad antofagastina, ya que "interviene una de las avenidas más concurridas de la ciudad y que se encontraba con un alto deterioro en la ruta producto de agrietamientos, irregularidades y dificultades para los conductores", enfatizó la autoridad regional.

ASFALTO

El proyecto consiste en trabajos de fresado de la carpeta existente y la colocación de una capa de 5 cm de mezcla asfáltica en caliente, para de esta manera mejorar la superficie de rodadura y corregir irregularidades de la calzada de la mencionada avenida.

Una vez ejecutado lo anterior, la ruta será intervenida con operaciones relacionadas a la seguridad vial, como las respectivas demarcaciones de pavimento, tachas y complemento con señalética vertical lateral, de manera de completar los trabajos en el sector, puesto que corresponde a una ruta urbana de alto tránsito.

De igual, el MOP ya ha ejecutado trabajos de "colocación de soleras" y "construcción de aceras de hormigón", específicamente en el sector correspondiente al Cementerio General.