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Pole dance es la "nueva apuesta" para lograr un cuerpo envidiable

Físico. Fuerza, destreza y piruetas son una combinación perfecta para realizar complejos ejercicios en la barra.

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La nueva tendencia deportiva en Antofagasta tiene nombre y apellido: pole dance. Practicado por hombres y mujeres en todo el mundo, llegó para quedarse en la capital regional.

Cuatro estudios de baile y gimnasios ofrecen sus clases, donde barras y espejos son testigos de complicadas piruetas ejecutadas por empeñosos antofagastinos.

Edad

Esta rutina deportiva la puede practicar cualquier persona desde los 10 años. Es un trabajo muscular dirigido ideal para tonificar, ejercitar los oblicuos, abdominales, piernas y sobre todo los brazos.

Pero el pole dance no sólo aporta desde el punto de vista físico. Karen Jorquera explica que las personas que lo practican ganan en otros aspectos, ya que "en mis dos años como instructora he visto cómo los alumnos van ganado seguridad, confianza, mejoran su postura al caminar e incluso su humor".

CALORíAS

Aquí predominan una mezcla de técnicas de bailes con actividad cardiovascular, lo que quema una importante cantidad de calorías. "El objetivo de la rutina es la definición muscular, pero se pueden quemar hasta 700 calorías dependiendo del metabolismo de cada persona", agregó.

Los resultados de las exigentes rutinas se observan desde el primer mes de práctica. La clase dura una hora tres veces a la semana, lo que permite tener un cuerpo más tonificado y la piel más pegada al músculo.

La instructora señaló que lo importante es que las personas superen los prejuicios y lo vean como un deporte. "Aquí el objetivo no es que aprendan a realizar un baile erótico con movimientos vulgares, sino que controlen su cuerpo, aumenten su fuerza, mejoren la postura de la espalda y ejerciten músculos que ni ellos mismo sabían que existían", reitera.

Una vez superada la primera vez que enfrentan una barra, con los moretones característicos del comienzo y múltiples dolores musculares tras la agotadora clase, "todos vuelven porque el pole dance se vuelve una adicción, en que

las personas se proponen sus propias metas y se sienten satisfechas cuando van notando los cambios en su cuerpo".

Para el profesor de educación Física, Osiel Briones, el pole dance también ayuda a aumentar el volumen muscular, en caso que el cuerpo esté más trabajado. A ello agregó que aumenta la fuerza de brazos, quema importante cantidad de calorías y mejora la resistencia física.

"Senderos"

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Uno de los panoramas tradicionales durante los calurosos meses de verano de mi adolescencia era visitar el Santuario de la Naturaleza, un parque ubicado en el sector cordillerano de El Arrayán, muy cerca de Santiago. Pasábamos el día allá, llevábamos picnic y organizábamos largas caminatas siguiendo algunos de los senderos ya existentes. Pero cada vez que emprendíamos el recorrido yo siempre me cuestionaba lo mismo: "¿Por qué teníamos que ir por el mismo sendero que otros habían hecho?".

En uno de esos paseos, logré verbalizar mi inquietud y le pregunté a mi papá, que casi siempre comandaba la expedición: "¿Por qué vamos por este camino?". Mi papá me respondió con la voz agitada por el tranco firme y rítmico: "Porque éste es el camino que hay, pues mijita". Entonces, yo volví a preguntar, "¿Pero por qué no podemos hacer nosotros otro camino diferente?". Y mi papá volvió a contestar: "Porque éste es el camino que de manera natural han ido dejado todos los caminantes que vinieron antes que nosotros y como ya es una ruta probada… qué mejor que seguirla, así nos ahorramos tiempo y energía". Y mientras mi papá seguía avanzando muy campante, yo reflexionaba: "Mmmm, es verdad que nos ahorramos tiempo y energía, pero también nos ahorramos la emoción de escoger nuestra propia ruta". Al fin y al cabo, pensaba yo, ¿cómo sabía mi papá que efectivamente ése era el mejor trayecto? ¿Sólo porque otros así lo habían establecido? ¿Acaso quienes recorren antes un camino tienen potestad para señalarle a todos los que vienen después por dónde tienen que caminar? Finalmente, me planteaba yo, ¿qué tenía de aventurero este paseo?... Nada.

Ahora, que hace rato se fue mi adolescencia, mi juventud y, bueno, parte de mi adultez también, y cuando justo estoy en lo que los entendidos llaman "plena crisis de la mediana edad", me doy cuenta que así es no más la cosa. Sucede que en el camino de la vida uno recorre muchos senderos simplemente porque estaban ahí. O porque alguien, que pasó por el lugar antes que nosotros, trazó una huella que al principio fue débil pero que poco a poco fue siendo reforzada por los que vinieron después… y finalmente se convirtió en la ruta oficial, en el camino esperado, en el sendero correcto.

No es sino hasta que uno lleva un buen rato caminado, que se da cuenta que quizá pudo haber tomado otro trayecto. ¿Pero sirve de algo lamentarse cuando lo caminado ya se caminó? Antonio Machado lo dijo y luego lo repitió Serrat: "… al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar". Porque como la vida es "pa´delante" y no "pa´tras", no se puede desandar lo andado. Y si de algo vamos a arrepentirnos, que no sea de los caminos no recorridos, sino de no ser capaces de valorar hasta dónde hemos llegado gracias a los senderos por los cuales sí hemos transitado.