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Escasos preparativos

Aunque no con la animación de años anteriores cuando había paralización de la industria salitrera en la pampa, la entrada del Año Nuevo daba motivos para variados programas.

para recibir el Año Nuevo

Habrá fuegos artificiales para dar ambiente a la fiesta, pero no se encenderían salnatrones en los cerros de Antofagasta.

Estudian zona para la explotación de anchoveta

Una investigación de la Bahía de Mejillones, especialmente de los fondos, y una posible zona de explotación de la anchoveta, desde Antofagasta a Arica, realizará el buque oceanográfico "Explorador".

Cinco millones de

La nave forma parte de la estación de Biología Marina de Montemar, de la Universidad de Chile.

personas no tienen agua

Unas 127 mil personas murieron por los tsunamis registrados el domingo en el sur de Asia. Cuatro días más tarde la preocupación se centra en la ayuda a los sobrevivientes. Se estima que unas cinco millones de personas no tienen acceso a agua y alimentos y por tanto están muy vulnerables a enfermedades, dijo Naciones Unidas.

El ejercicio de los cambios incesantes

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Sin duda que el año que concluimos fue distinto a los conocidos en los lustros recientes. Si pudiéramos definirlo en pocas palabras deberíamos decir que fue un lapso marcadamente político, con una interesante voluntad de cambio y donde los reclamos de parte de la ciudadanía siguen teniendo un peso cada vez más relevante, mientras las instituciones formales siguen cayendo en un preocupante descrédito.

El 2014 trajo de regreso a la Presidenta Michelle Bachelet a La Moneda y con ella a una coalición que busca importantes transformaciones en el País. Consecuencialmente ello ha sido el origen de muchos comprensibles incordios sostenidos hasta hoy, y, que ciertamente, continuarán por varios meses más.

Para Antofagasta, el ejercicio ha sido determinado por una incipiente maduración de algunas demandas ciudadanas por calidad de vida.

A nivel económico, el "boom" del alto precio del cobre parece haber llegado a un fin de ciclo, lo que tiene consecuencias que aún están por verse.

Ciertamente disfrutamos de un período de bonanza traducida en un crecimiento exponencial de una región que, paradojalmente, mantiene dificultades importantes respecto a otras zonas como Santiago, Concepción o Valparaíso.

En lo general, no fue un año fácil, ni en lo económico, ni en lo político; más aún, tuvo momentos muy complejos, con un deterioro en el lenguaje y las formas. A nivel mundial no apreciamos algo muy distinto. El aumento de la intolerancia, de la censura y el choque de culturas ha sido a rato dramático. Los golpes dados por el "Estado Islámico" son un ejemplo terrible de aquello.

Por otro lado, el acercamiento entre EE.UU. y Cuba, nos muestra la otra cara de la moneda.

El año que se nos va tuvo un devenir insospechado y sigue haciéndonos transitar por caminos de asombro y muchas veces desconocidos.

Volviendo a Chile, es posible que ese detalle sea el que nos determine. El tránsito por rutas jamás recorridas nos provoca tanto ansiedad, como incertidumbre. Pero hay que seguir avanzando. Ni el miedo, ni el temor puede detenernos ahora.

Hacia la Región que soñamos

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Ciertamente los fines de año son momentos de balances y proyecciones en los más diversos ámbitos. Grande es mi tentación de resumir los avances que observamos en el 2014 y más grande aún, la de aventurar un mejor 2015. Porfiado optimismo para un año que se vaticina marcado por la caída en los precios de los commodities, mayor desaceleración en China y volatilidad en los mercados financieros. Hechos que nos afectan en nuestro corazón minero. Ya que si de bonanzas se trata, la chilena se ha explicado por el crecimiento experimentado por el gigante asiático y el alza que ello ha provocado en el precio del cobre.

De los aumentos en la productividad total de factores (PTF) que explican el crecimiento de largo plazo, ni hablar. En los últimos 45 años el crecimiento de la productividad en Chile ha sido muy volátil y ha estado fuertemente correlacionado con el ciclo económico. Más aún, la PTF completará un cuarto de siglo creciendo por debajo del 1% promedio. En virtud de lo mismo y ante escenarios externos preocupantes, mirar hacia nuestras condiciones de productividad es la única alternativa segura.

Desde mi pasión por el emprendimiento y desde una Antofagasta cuya apuesta histórica ha sido la de superar cada ciclo desafiando el paradigma, estoy convencida que ser innovadores es el camino. Con este fin se hace urgente proponer una nueva conversación. Una, que evidentemente hable de futuro, y de redefiniciones, donde la sostenibilidad y la diversificación sean las premisas.

Y en esa paráfrasis, cabe soñar una Región que mejora la calidad de vida de todos. Para ello, los invito a trabajar por incrementar los niveles de productividad, orientarnos hacia el crecimiento de largo plazo mediante la innovación en sectores emergentes y poniendo más esfuerzo en hacer mejor lo que ya hacemos bien. Hacernos cargo de la Región que soñamos, sin lugar a dudas, es razón suficiente para perseverar en este porfiado optimismo.

Reciban mis mejores deseos para el 2015. Feliz Año Nuevo.