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Personas en situación de discapacidad

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Todos podemos encontrarnos en algún momento de nuestras vidas, en una situación de discapacidad, que es lo lingüísticamente correcto. Debemos entender que la discapacidad es una situación, un estado que puede ser tanto permanente, como temporal.

Mucha gente pasa por situaciones dramáticas que les disminuyen algunas de sus funciones básicas, ya de movimiento, ya de visión, ya de audición; todo lo cual no significa dejar de ser persona.

Y esta circunstancia que anotamos, es sin duda la más relevante, pues pone de manifiesto que la gente "normal" no es capaz de ver a la persona que hay detrás de la discapacidad.

La normalidad, en este sentido, es un concepto cerrado que por mucho tiempo no fue objeto de análisis lingüístico, lo que permitió que las sociedades siempre la vieran como un elemento diferenciador entre los sujetos que forman el grupo social. Del mismo modo, el término discapacidad se lo asimiló a incapacidad, lo cual resulta ser absolutamente falso.

Lo normal es aquello que se adecúa a un modelo mental preconcebido: dos manos, dos pies, un torso, dos brazos, dos piernas, una cabeza, un par de ojos, dos orejas, etc. Normal, entonces, será aquel que se ajuste a ese modelo de fábrica. El sujeto que no se adecue al molde, pues, no es normal, y por ende, tal vez incluso no sea humano.

La discapacidad lamentablemente puede analizarse de la misma manera. Quien sufra de una disminución de sus capacidades descritas en el manual de ensamblaje, resulta no ser "completamente" humana. De este modo, no puedo evitar preguntarme: si somos capaces de ver así a nuestros semejantes, ¿no somos nosotros también personas en situación de discapacidad? ¡Y claro! Porque si vemos una diferencia en el otro que no es tal, ¿podemos por ejemplo encontrarnos en situación de discapacidad visual? Es importante cambiar el chip.

La discapacidad no es una enfermedad infecciosa.

Es una situación que amerita una reflexión; misma que nuestra Presidenta incorporó en sus compromisos presidenciales creando por primera vez en nuestra historia una Subsecretaría de la Discapacidad. Por ello, durante este mes no estaremos de celebración. Pondremos a prueba nuestras propias convicciones en relación a este gran tema.

Tendremos la oportunidad de informarnos y de construir juntos a partir de esa constatación, una visión integradora del ámbito situacional de la discapacidad.

En esa tarea, no podemos desviar la mirada. Debemos hacer los cambios que urgen. Debemos hacer de esta sociedad un lugar más inclusivo y menos desigual, tal y como nos lo recuerda a diario nuestra Presidenta.