"El sueño americano", ¿se acuerdan de esa frasecita?, durante décadas las películas gringas y los dibujos animados nos repetían una y otra vez esa fantasía de que todo en Estados Unidos se podía cumplir, sólo bastaba llegar allá y cualquier idea de negocio se convertiría en éxito.

Si querías ser actor tenías que llegar a Hollywood, si soñabas con ser cantante debías ganarte un Grammy, si pensabas en ser empresario debías tener una oficina en Wall Street, todos los sinónimos de éxito tenían el mismo nombre: Estados Unidos.

Pero ahora la mirada cambió, los rascacielos de Nueva York ya no se ven tan grandes ni luminosos como los de Shangai, Times Square parece una versión económica y pasada de moda de las calles ultrailuminadas de cualquier megaciudad del oriente.

Durante años China amenazó con acercarse a Estados Unidos, parecía lejano, pero lo logró. Según cifras del FMI, hoy las finanzas del gigante asiático representan un 16,46 del producto Interno Bruto mundial, levemente superior al 16,27% de la economía de Obama. Y como dicen por ahí "caballo alcanzado, caballo ganado", para el 2019 China superará en 20% a los gringos.

"China es el futuro", decía este martes el expresidente Eduardo Frei y actual embajador en misión especial para el Asia Pacífico, en el lanzamiento de un programa de INJUV junto a la ONG "Cruzando el Pacífico" que entregará 15 mil becas para hablar y hacer negocios en las tierras de los osos pandas. La frase de Frei sonaba como una verdad revelada, como un profeta que grita en la calle algo que va suceder y los transeúntes pasan a su lado sin escuchar.

Pero este vaticinio sobre el futuro ya está sucediendo, China ya es nuestro principal socio comercial y es la economía número uno del mundo.

Cuando ahora un joven chileno tiene una idea no piensa en llevarla a la Gran Manzana para alcanzar el anhelado sueño americano, ahora piensa en cruzar el Pacífico y decir huan ying.

La ciudad hace rato viene mostrando una fisonomía interesante y más amable en el ámbito cultural. Lo que antes eran deslavadas paredes o murallas expuestas al silencio y el inclemente sol, hoy son símbolos de arte, color y potentes mensajes.

Los murales han puesto en valor diferentes temáticas de nuestra zona. Al margen de lo que representan en sí estas creaciones por su belleza y todo el trabajo desplegado por sus autores, son obras puestas a disposición de los propios antofagastinos y visitantes.

Estos enormes cuadros al aire libre tienen una base sólida y con un gran sentido de identidad nortina, lo que potencia aún más este tipo de manifestaciones y el respectivo financiamiento para los artistas.

Las últimas obras corresponden a la fachada lateral del Teatro Municipal y en la explanada del Museo Ruinas de Huanchaca, dando un nuevo atractivo a estos lugares.

Por cierto, decir que Antofagasta es la ciudad de los murales no es algo antojadizo. Y es aquí donde Proa tiene mucho que decir, al ser un baluarte para apoyar las iniciativas en las casas Gibbs y Patiño, además de la mencionada pintura en el Municipal, recuperando espacios públicos para la comunidad.

Pero eso no esto. Los mosaicos también son otra interesante apuesta visual, cuyos autores también rescatan paredes olvidadas para transformarlas en verdaderas obras de arte, aplicando el color y la perfección para encajar miles de pequeñas piezas de un rompecabezas para conformar un todo.

La Puntilla en el Balneario Municipal, la esquina de la Escuela República de Estados Unidos, calle 21 de Mayo al llegar a Latorre y la entrada del Estadio Regional "Calvo y Bascuñán", entre otros, son enormes pliegos de arte que muestran una ciudad activa e inquieta.

Ambas manifestaciones repercuten en un placer para la visión, además son un espaldarazo para el turismo y logran un recambio sustancial de nuestros espacios, mejorando la calidad de vida de los habitantes.

Así, de color e historia, Antofagasta muestra un nuevo rostro gracias a la belleza de sus murales y mosaicos.