El sol golpea fuerte en caleta Abtao, ubicada al costado del Balneario Juan López a 38 kilómetros al norte de Antofagasta. Son casi las 13 horas y un gigantesco árbol de Navidad de seis metros hecho a base de botellas plásticas, se asoma entre el mar y las cabañas que tienen instaladas las 13 familias que residen en ese lugar.
Y es que si bien Navidad para muchos es sinónimo de regalos, para otros es de progreso. Claudia Casanova es recolectora u "orillera" en esta caleta y además es la presidenta de la agrupación de vecinos que viven allí.
Ella comenta que detrás de este gigantesco adorno navideño existió un esfuerzo de tres semanas y casi 22 personas trabajando sin parar. Lo anterior, para conseguir ser ganadores del concurso del mejor árbol navideño hecho a base de materiales reciclables, el que está siendo organizado por la municipalidad de Antofagasta. El premio consta de $2 millones, dinero que utilizarán para comprar un generador eléctrico y arreglar la sede vecinal.
La electricidad les servirá para alumbrar las canchas que fueron inauguradas este año y que no han podido ser aprovechadas.
"Es primera vez que concursamos en algo así y estamos muy felices de la participación de todos los vecinos pues esto será un beneficio para todos. Nosotros no tenemos ni luz ni agua. Nos solventamos con los camiones aljibes y con los generadores, pero éstos últimos meten mucha bulla en la noche", sostuvo la presidenta de la agrupación, quien vive desde el 2006 en esta caleta, por lo tanto conoce de cerca el esfuerzo de habitar lejos de la ciudad.
Además contó que para reunir dineros realizan "lotas" los fines de semana. "Nos juntamos todos y cada uno lleva un alimento no perecible. Los premios son canastas familiares", precisó Claudia.
Las botellas fueron conseguidas en la misma caleta y también en Antofagasta. "Tuvimos que buscar botellas de todo tipo, latas de cerveza, de bebida, cd's, etcétera. Nuestro Niño Dios es una botella de litro y medio (ríe)", aseguró la vocera de los vecinos.
El pesebre está hecho de alambres y botellas. Y la estructura del árbol fue una de las que tuvo mayores complejidades, pero los vecinos no se rindieron y siguieron trabajando en ello, todo para conseguir una mejor calidad de vida para ellos y sus niños.
historias
Claudia se levanta temprano para tratar de recoger la mayor cantidad de mariscos y huiro en caleta Constitución, la Isla Santa María y la playa que está frente de sus cabañas. Aunque por ahora este negocio está frenado pues la gran mayoría de estos productos está en veda, lo que ha complicado la situación de los vecinos del sector, sobre todo en estas fechas.
"Hasta hace poco íbamos a buscar los huiros que botaba el mar, pero estaban pagando $220.000 la tonelada y ahora bajó la tonelada a $120.000 y es mucho trabajo. Somos ocho a nueve personas que trabajamos en eso y entre todos tenemos que repartirnos esa plata. Entonces es difícil, porque el producto hay que ir a venderlo a la isla. Entonces los hombres están trabajando en otras cosas, mientras que las mujeres nos dedicamos a recolectar", comentó Claudia.
María Otaiza tiene 59 y desde los ocho años que vive en caleta Abtao. Admite que el mar le da miedo, pero por necesidad tiene que trabajar como recolectora. Aunque actualmente es cuidadora de los baños químicos del Balneario Juan López.
"Hay que rebuscárselas para tener plata. Con esa platita pasamos la Navidad. Hay otras que bajan a Antofagasta a hacer aseo, pero sufrimos cuando bajamos porque la gente vive muy apurada, acá uno vive tranquilo", dijo.
navidad
En Navidad cada familia cena en su casa, pero después de las doce la situación cambia.
En el lugar circulan niños que corren de un lugar a otro para jugar con sus juguetes, mientras que los adultos se juntan en la sede a compartir. Dicha situación se reitera durante el año.
"Nosotros todo el año cocinamos juntos y almorzamos en una sola casa. Por ejemplo cuando hicimos el árbol navideño sólo una de nosotros cocinaba porque teníamos que trabajar en nuestro concurso, pero por lo general entre todas hacemos el almuerzo. Somos una familia, nos complementamos muy bien. Y si vienen familiares de algunos, se le agrega un poco más de agua al caldo, pero somos muy unidos y organizados", comentó Claudia.
Otra de las situaciones a la que deben enfrentarse quienes viven en la caleta Abtao es a "hacer dedo" para poder llegar a Antofagasta. Aunque esta situación mejorará durante el próximo año, según comentaron los pobladores de esta caleta. "Nos ganamos un proyecto con la Seremi de Transporte y desde abril del próximo año tendremos una micro que pasará todos los días por acá. Eso nos solucionaría la vida, porque acá hay muchos vecinos buena voluntad que nos llevan, pero hay otras veces que tenemos que esperar mucho rato para poder bajar. Aunque estamos acostumbrados a esta vida y nos gusta", afirmó.