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Patrick Modiano, los claroscuros de un Nobel

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Cuando se anunció este año el nombre del ganador del Nobel de Literatura, las librerías chilenas se vieron en aprietos, pues casi no se habían encargado las obras de Patrick Modiano, editado en español por Anagrama y más bien se había apostado por importar la obra de otros autores franceses contemporáneos destacados como Carrere, Michon o Echenoz. Fue una sorpresa y novedad la decisión del jurado pues se postulaba a varios escritores muy conocidos y prolíficos: Kundera, Murakami o a la narradora estadounidense Joyce Carol Oates, entre otros. Hoy la obra de Modiano repleta estanterías y ha sido un buen descubrimiento literario para varios.

El autor ha dedicado toda su vida a la literatura y publicado más de una treintena de novelas, empezando a los 22 años su carrera literaria con una trilogía sobre la ocupación alemana en Francia. A pesar de haber nacido el año 45, cuando la guerra terminaba, esta marcó profundamente su vida pues su padre fue un judío colaboracionista que trabajaba para la Gestapo. De madre ausente también durante su infancia y juventud, Modiano vivió a la sombra de la literatura y las artes en la bohemia parisina de los años 60, refugiándose en cafés y ensayando ejercicios literarios cercanos a los experimentos patafísicos, letristas y situacionistas.

Varias de sus novelas retratan esta época marcada por revoluciones intelectuales y artísticas: En el café de la juventud perdida y La hierba de las noches, por ejemplo. En ambas novelas los protagonistas funcionan como alter ego del escritor. Se trata de jóvenes errantes, sin raíces, intentando construir una identidad con retazos antojadizos, inventándose un pasado para poder ir por las calles en búsqueda de puntos fijos de referencia y así intentar crear vínculos, para no dejar todo librado al azar. Los personajes parecen vivir en un París deshabitado pues sus experiencias están marcadas por el acceso a los paraísos artificiales y las motivaciones en sus vagabundeos son muchas veces un misterio, en donde lo no dicho cobra relevancia y densidad. Las novelas de Modiano colindan con el género policial o de misterio, pues el lector, al mismo tiempo que se emociona con la fragilidad de los personajes, debe ir atando cabos para engranar la información que van entregando los distintos narradores que se ceden la palabra, uno a uno, como si ninguno conociera realmente el texto.

María Constanza Castro M.

Académica Escuela

de Periodismo UCN

Máster en Literatura.

Saludables sorpresas al salir de compras

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Entro en el supermercado y me olvido que estoy en los Estados Unidos... Lleno de gente, todos hablando español, y todos muy simpáticos. Pido entonces hablar con la gerente para conocer un poco más de sus clientes. La gerente estaba retirándose, pero muy gentilmente me atendió. No podía imaginarme que se fuera a la casa tan temprano, aunque enseguida me explicó que es porque llega a las seis de la mañana todos los días, o a veces un poco antes.

Incluso a esa hora ya hay una fila de gente que dejó su casa de madrugada para llegar al supermercado antes que se abra. Le pregunto por qué, y me dice que los productos son mejores y más baratos que en Tijuana, u otras ciudades cercanas, y por eso vale la pena cruzar la frontera y venir en auto o trolley, pues les resulta más barato.

Como me intereso por temas de salud, le pregunté si oye comentarios sobre las enfermedades de sus clientes. "Claro que sí, ellos son como amigos", me contesta la gerente. Le cuentan de todo, pero lo que más se oye es acerca de cáncer, diabetes, problemas económicos y de falta de empleo.

Me quedo allá unos minutos más, compro unas galletitas y me voy. Lo interesante es que una tienda de ropa al lado también me comenta algo parecido, añadiendo el estrés.

Entiendo por qué los clientes comentan más sobre el cáncer, pues es la segunda causa de mortalidad en el país, y alcanza a un 13% de la población; la diabetes alcanza a más de 6,6 millones de los habitantes mexicanos. Y para mí es claro que muchos se quejen del cansancio, pues México es considerado el país con más estrés laboral relacionado al trabajo: un 75% de los empleados sufre de ese problema.

Pero ese cuadro puede cambiar.

La doctora Kelly Turner, investigadora y conferenciante en el área de oncología integrada, descubrió que puede haber una remisión espontánea del cáncer. Hay una organización en Petaluma, California, llamada Institute of Noetic Sciences, que hizo un estudio de más de mil casos de cáncer maligno que se sanaron espontáneamente. Imagínese cómo la vida de tantas personas podría cambiar para mejor conociendo más acerca de esa posibilidad.

Si la curación espontánea puede ocurrir para el cáncer, bien puede ocurrir para la diabetes, estrés y otras enfermedades. Cuando me fui a una tienda, cerquita, de productos cristianos, oí ejemplos muy interesantes. La cajera estaba muy ocupada, pero mientras atendía a un cliente y a otro me dijo que muchas personas le hablan de su vida y le piden que ore por ellos.

Cierta vez, una persona estaba con un dolor de cabeza muy fuerte, crónico, y por días. Contó eso a la cajera y le pidió que orara. Al llegar a su casa, la cajera oró con todo su corazón y toda su fe. Ella no sigue ninguna religión, sólo cree en el poder sanador de Dios y en la Biblia. Y ¿cuál fue el resultado?. Una semana después, la cliente y su esposo vinieron a la tienda para agradecerle, pues por muchos días había sufrido, pero al día siguiente que estuvo en la tienda, el dolor desapareció.

¿Es eso posible para todos? ¡Seguramente que sí! De acuerdo con un estudio de la University of Rochester, un 85% de las personas en los Estados Unidos oran para sanarse, de diferentes maneras, con lo que aprenden en sus denominaciones y muchos conocen la historia de Jesús y confían en el poder divino para sanar.

Me encanta un versículo bíblico que cuenta cómo recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, predicando las buenas nuevas y sanando todo tipo de enfermedad en el pueblo. Él tenía compasión de los que sufrían y por su fe y comprensión de un Dios todo bueno, inspiró a sus discípulos y a los que creen, a seguir su ejemplo.

Quizás la próxima vez que salgas de compras, encuentres también a alguien que, como las dos personas que conocí, tengan ese mismo amor y compasión para ayudar e incluso sanar a sus clientes.