Secciones

"Es difícil que Bachelet toque a Eyzaguirre, Peñailillo y Arenas, los paladines del reformismo mal concebido"

E-mail Compartir

Convencido de que el cambio de gabinete que todos prevén, y que según fuentes oficialistas no pasa de marzo, será sólo cosmético, el analista político de la Universidad Mayor y PhD Comunicación Política, Juan Cristóbal Portales, considera que uno de los principales errores de la Mandataria es que "antes que conducir, se ha blindado y delegado en operadores poco prolijos una agenda inclusiva entrecomillas".

¿Cómo se explica la pérdida de apoyo de Bachelet?

-Las claves para entender las preferencias políticas de los chilenos son las claves del individualismo y el consumo, y éstas generan una ansiedad progresiva ya que las necesidades son ilimitadas y los recursos casi siempre escasos. Así, los antiguos paradigmas de votación sustentados en la clase, creencia religiosa, partido político o ideología se desperfilan frente a los pilares que mueven al mercado que es la insatisfacción y la competencia.

.¿Y eso es lo que se refleja en las encuestas?

-Es que Bachelet en vez de reducir ansiedad, la ha aumentado. Bachelet fue elegida por sus atributos de líder confiable, honesta y con mayor disposición a enfrentar de forma definitiva, integral e inclusiva las condiciones generadoras de ansiedad o, dicho de otro modo, barreras de acceso a una educación y salud de calidad. Pero hasta ahora sólo ha dilapidado un liderazgo en apariencia "incombustible", un amplio apoyo ciudadano, una mayoría parlamentaria y un respaldo transversal a un programa original de reforma tributaria y educativa.

¿Cuál es su principal crítica?

-Que antes que conducir, se ha blindado y delegado en operadores poco prolijos una agenda "inclusiva". Antes que definir esa agenda en un gran foco, ha abierto deliberadamente un flanco interminable de micro reformas express que reducen capacidad reflexiva, claridad de propósito, debate cualitativo y apoyo ciudadano. La buena noticia es que los buenos "segundos tiempos" existen, y sólo depende de Bachelet llevar adelante un auténtico liderazgo inclusivo. Pero no sólo a partir de un cambio nominal, de elencos, también de una hoja de ruta.

En este escenario ¿la Presidenta debe cambiar ministros?

-De acuerdo a declaraciones de la Presidenta y su gabinete, lo que estaría fallando es la capacidad del gobierno para "comunicar" o si se quiere, "aceitar" a la opinión pública, y sacar partido al halo de credibilidad hasta ahora incombustible de la Presidenta, para convencer a la ciudadanía del carácter redentor del paquete de reformas en discusión. Los chilenos se adaptarían a cualquier propuesta siempre y cuando esta sea bien "vendida". Este pragmatismo en el hacer política bacheletista se refleja claramente en el giro desde un discurso maximalista de la retroexcavadora-videos ilustrativos incluidos-, a la vieja y consabida política de las consensos cuya expresión última es el acuerdo entorno a los "flecos" de la reforma tributaria en la casa de Juan Andrés Fontaine.

O será un cambio de gabinete pragmático...

-Es que bajo esta dinámica, lo más probable es que si Bachelet opta por realizar algunos ajustes en su gabinete, éstos no estén dirigidos a proveer el horizonte de profundidad que la educación y desarrollo de Chile requieren. Sólo servirán como cortina de humo, operarán desde lo comunicacional, no desde lo reformista. Eyzaguirre, Arenas y Peñailillo -que es el gran artífice de la falta de foco de este gobierno y ahora profundizado por una dedicación casi exclusiva a los múltiples problemas de seguridad interior- deberían seguir como corazones e intérpretes principales de este libreto pragmático cortoplacista.

"Los Presidentes no cambian gabinetes en base a encuestas", señaló el vocero. ¿Es así?

-Pero las encuestas sí pueden hacer a los presidentes cambiar de gabinete. Sobre todo a esta Presidenta. Aunque en el caso de Bachelet, lo más probable es que sea en clave cosmética. Podrá cambiar a Elizalde, a Rincón, a Gómez-Lobo y otras ministras con bajo conocimiento como Villegas (Desarrollo Social) o Barattini (Cultura). Pero es difícil que toque a los tres paladines del reformismo mal concebido.

¿Por qué cambiar a Eyzaguirre?

-Eyzaguirre no ha podido plasmar un capital adquirido en su nueva tarea en Educación, mostrándose poco prolijo y errático. Como evidencia, mientras el ministro hablaba de una gratuidad en educación superior "eficiente" (sólo los primeros cuatro años de estudios), la Presidenta Bachelet aclaraba que sería para toda la carrera. Mientras el coordinador de la reforma educativa, Andrés Palma, decía que más del 70% de los recursos de la reforma tributaria irían a educación inicial o escolar, Eyzaguirre dejaba entrever que esos porcentajes aún no estaban claros o definidos. También ha sido en extremo beligerante, escuchando más a adolescentes no votantes que a asociaciones de padres y apoderados o sostenedores privados que han sabido conducir proyectos educativos inclusivos y de calidad.

¿Eso lo hizo bajar en los últimos sondeos?

-Lo suyo ha sido transitar de forma vertiginosa y obcecada arriba de unos patines dogmáticos anti lucro y copago que discurren bien entre fierros, pero se deslizan con poca gracia en el pavimento de la calidad. En las encuestas Adimark la gestión del gobierno en educación aparece como una de las peor evaluadas. Peor aún, hoy en día una mayoría rechaza la reforma a la educación en los términos planteados por Eyzaguirre. Por tanto, un cambio en esta cartera sería más que bienvenido por la opinión pública y daría una oportunidad a la Presidenta de aprovechar un cambio de elenco para generar un cambio en la hoja de ruta de la reforma educativa. Pero es muy poco probable que eso ocurra.

Y¿ cambios en Hacienda?

-Arenas posee sólo experiencia en el sector público, lo que a ojos del mundo privado empresarial, lo deslegitima al no haberse expuesto a las contingencias y sensibilidades propias del sector. Hace gala de una política comunicacional poco coherente, en ocasiones amiga del dogmatismo de la retroexcavadora, en otras aduladora de Fontaine, Santa Cruz y Cia. Peor aún, su aparente confianza y suficiencia, sólo genera desconfianza y reticencia. Como ejemplo, mientras el ministro hablaba en la bolsa de Londres en clave de estabilidad, los inversionistas y medios financieros ingleses lo hacían en clave de una "nueva mediocridad". Existe consenso en actores empresariales y sociales, que la reforma, además de haber sido poco prolija, es poco clara en materia de implementación. Existe consenso, además, respecto de lo poco dúctil y visionario del ministro. Antes que prever un escenario económico adverso, y abordar los estímulos productivos de largo plazo que permitan un crecimiento y tributación para asegurar una agenda inclusiva, el ministro se ha aprisionado en un mandato programático articulado sobre eslóganes, necesidades electorales y no realidades actuales y futuras. Pero nuevamente es poco probable que Bachelet decida remover a uno de sus ministros ancla. En vez de evaluar un cambio como una oportunidad, Bachelet y su segundo piso lo entienden como un signo de debilidad.

Cómo se lee liderazgo de ME-O, gran ganador de la CEP, es posible analogarlo al fenómeno Ossandón en la derecha?

-El caso de ambos liderazgos es disímil. Ossandón, más allá de su arremetida en las encuestas a nivel de adhesión general, vinculada a la falta de hoja de ruta de la derecha, si se proyecta una primaria dentro de su sector o incluso una definición en primera vuelta, Piñera, Allamand, Lily Pérez; Matthei, Espina e incluso Velasco aparecen como opciones mejor posicionadas que Ossandón dentro del votante de derecha. Una segunda barrera es su nivel de conocimiento que es inferior al 50%. En el caso de Marco Enríquez-Ominami, está lejos de ser un caudillo. Desde 2009 consolidó una base de apoyo personal e institucional que lo lleva a posicionarse como uno de los tres líderes con más opciones presidenciales del país. Hoy despliega una serie de enunciados reformistas ventilados desde 2009 y que en estos días buscan ser concretados por la propia alianza política que lo excluyó. No sólo llama a apoyar el grueso de la agenda legislativa de la Presidenta en el período menos popular del oficialismo. También, y lejano a todo populismo de retroexcavadora, invita a incorporar y respetar a las voces más críticas del sacrosanto programa gubernamental.

¿A qué atribuye su éxito en la CEP?

-El no sólo favorece los principios rectores reformistas, también el valor de la estabilidad al señalar que la legitimidad en el tiempo de la reformas en debate dependen de la capacidad de generar consensos amplios. Su éxito se explica, entonces, en un escenario de extrema ansiedad, donde una mayoría quiere un nuevo y auténtico líder gestor de cambios, pero esta vez en clave de estabilidad y gobernabilidad.

"En vez de evaluar un cambio de gabinete como una oportunidad, un segundo aire, un cambio de hoja de ruta, la Presidenta Bachelet y su segundo piso lo entienden como un signo de debilidad".