Comercio exige acciones para frenar a los vendedores ilegales
seguridad. Actividad informal va en aumento en el centro de Antofagasta y se espera que en diciembre el problema se multiplique.
Basta un breve recorrido por las calles del centro para comprender la seriedad del problema. Decenas de vendedores informales ocupan las principales calles, comercializando todo tipo de productos, incluso alimentos, cocinados en el mismo lugar.
En las tardes la venta se acrecienta alentada por la falta de fiscalización y lo mismo ocurre los fines de semana, días en que ya es usual que se forme una especie de feria al aire libre a lo largo de calle Matta y en el Paseo Prat.
La Cámara de Comercio de Antofagasta alertó respecto a un aumento en la cantidad de vendedores informales en el centro, situación que atribuyen a lo atractivo del mercado callejero y a la "inacción" de las autoridades.
"Lamentablemente, ya es sabido en otras ciudades la manga ancha que existe en Antofagasta con el comercio ambulante y también saben que el poder adquisitivo es bastante más elevado que en el resto del país", explicó Mauricio Líbano, presidente de la entidad gremial.
Líbano comentó que si las autoridades no reaccionan pronto "no sería extraño que cientos de comerciantes ambulantes se dejen caer en nuestra ciudad a fines de este mes y, por supuesto, en diciembre".
VENTAS
Actualmente calcula que son cerca de doscientos los vendedores, autorizados e ilegales, que trabajan en la zona central, pero esta cifra claramente podría aumentar en diciembre, que es el mes de mayores ventas para el comercio.
"Con las condiciones económicas existentes hoy, lo más probable es que tengamos miles de comerciantes ilegales, tanto venidos de otras ciudades, como locales, actuando en diversos sectores de la ciudad, sobre todo el centro que es uno de los más apetecidos", enfatizó Mauricio Líbano.
Para la Cámara de Comercio esta actividad genera condiciones de inseguridad y desorden que terminan alejando a las personas del centro.
De esta manera, las pérdidas para los locales establecidos son dobles, pues por un lado enfrentan la "competencia desleal" de los ilegales y por otro lamentan la menor afluencia de clientes habituales.
"Es fundamental que no se autorice más comercio en las calles y plazas. Últimamente se han autorizado numerosas ferias, que bajo el pretexto de ser exhibiciones, venden descaradamente, infringiendo toda clase de normativa y la autoridad hace vista gorda de ello", manifestó el dirigente.
FORÁNEOS
Efectivamente, muchos de los vendedores informales que trabajan en el centro llevan poco tiempo en la zona.
"Vengo de Santiago. Tengo tres hijos y estoy embarazada. Fui donde la alcaldesa y le expliqué mi situación. Pago 150 mil pesos de arriendo y debo mantener a mis hijos. Mi permiso es de bazar y paquetería, pero dependiendo de la festividad, vendo diferentes artículos", precisó Rita Vega, de 27 años, una de las vendedoras autorizadas que trabajan en el centro.
El permiso que tiene esta jefa de hogar es específico, es decir, no se le permite moverse del lugar que le asignaron. Tampoco puede vender artículos que superen los 1.500 pesos.
"Estuve cinco años luchando para que me dieran un permiso para ejercer el comercio. A veces hago mil pesos, pero hay días buenos en que gano 18 mil o más. Pago un permiso de 47 mil pesos", confidenció.
Emerson Numa es brasileño y también se instala en el centro de Antofagasta. Argumenta que lo suyo es el arte. Por eso pidió un permiso especial al Ministerio de la Cultura.
"He estado en varias ciudades de Chile. Hago cuadros y letreros con nombres para niños. Es una manualidad, utilizo pinturas y hago el trabajo con mis manos. Vendo los artículos desde 1.500 pesos", sostuvo.
Numa dijo que con su actividad "preserva la cultura y el arte en general". Por eso, dice, le otorgaron el permiso.