En Estados Unidos, los republicanos buscan la fórmula para detener la llamada "amnistía ejecutiva" de Barack Obama, después de que el Presidente anunciara la noche del jueves que dará un permiso temporal a unos cinco de los 11,4 millones de indocumentados que viven actualmente en dicho país y frenará sus deportaciones.
El anuncio, largamente esperado por la comunidad latina, abre un guerra total entre Obama y los republicanos, sector político que a partir de enero, cuando se constituya el nuevo Congreso, tendrá la mayoría en ambas cámaras.
El Presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, aseguró que busca junto a sus colegas republicanos cuál es la mejor fórmula para responder a las medidas anunciadas por Obama. "La Cámara de Representantes, de hecho, actuará", dijo Boehner en rueda de prensa, citado por DPA.
Los republicanos se oponen a la decisión del Presidente de actuar solo en materia migratoria, sin el Congreso, y acusan a Obama de haberse extralimitado a la hora de anunciar la mayor regularización de inmigrantes indocumentados en tres décadas. El partido de la oposición cree que Obama debería haber dado una oportunidad al nuevo Congreso de legislar al respecto.
"El Presidente nunca escucha. Y con esta medida se niega a escuchar a los estadounidenses. El Presidente anuncia medidas que él mismo ha dicho que son las de un monarca o un emperador, no las de un Presidente estadounidense", añadió Boehner.
El líder de la Cámara de Representantes enfatizó que con su decisión de actuar en solitario, "el Presidente eligió sabotear de manera deliberada cualquier posibilidad de aprobar las reformas bipartidistas que asegura que busca. Y como le dije al Presidente ayer, él está dañando la Presidencia en sí misma" con sus acciones unilaterales, sostuvo.
firme oposición
El banquillo de potenciales candidatos republicanos a la presidencia en las elecciones de 2016 ya se levantó contra Obama: el senador Ted Cruz se opone a "la amnistía inconstitucional" del Presidente y el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, criticó sus "políticas divisorias y manipuladoras".
A esto se suman las palabras del gobernador de Texas, Rick Perry, quien advirtió que las medidas del Mandatario "provocarán más inmigración ilegal, no menos". Mientras, el senador republicano de Florida, Marco Rubio, cree que Obama debería haber asegurado primero la frontera antes de actuar.
Obama también fue emplazado por gobernadores cuyos nombres figuran entre los candidatos republicanos en 2016: el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, el de Luisiana, Bobby Jindal y el de Ohio, John Kasich. El único que no se refirió al actuar del Mandatario fue Chris Christie, más moderado que sus colegas de partido.
Los republicanos barajan varias posibilidades para frenar a Obama: cerrar el gobierno como medida de presión, boicotear los nombramientos del Presidente, no autorizar los recursos necesarios para que se ejecuten las medidas, no aprobar el presupuesto del gobierno y demandar al Presidente. De momento, parece descartado que vayan a presentar un proceso de destitución o "impeachment".
Ayer, grupos de inmigrantes se concentraron en varias ciudades para expresar su aprobación a la reforma, pero también manifestaron su decepción porque las medidas excluyen a cerca de seis millones de personas. Grupos como El Centro del Inmigrante y la Dream Action Coalition pidieron que el Gobierno también proteja de la deportación a padres de jóvenes que fueron traídos ilegalmente al país cuando eran niños y que en la actualidad ya se benefician de un programa de suspensión temporal de deportaciones.