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Más allá de la emergencia

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El incendio en una parte del campamento La Chimba, nos hizo ver una realidad que para muchos está escondida en los cerros de Antofagasta. Las casi 40 familias que esa noche perdieron todo, hoy pasean como fantasmas entre los escombros de lo que alguna vez fueron sus casas, esperando que todo sea una pesadilla que termine pronto.

Perder todo en un incendio es horriblemente duro, así como también lo es la vida en los campamentos. El agua llega a través de camiones aljibe, la luz es irregular y ni se piensa en alcantarillados.

Muchas veces nos enorgullecemos como país de lo mucho que hemos crecido económicamente, sin embargo, semana tras semana comprobamos que este progreso no alcanza a todos de la misma forma. Los campamentos, son una mancha en el corazón de un país, una región y una ciudad, que se ha volcado al progreso económico, sin mirar atrás.

En una región con el producto interno bruto per cápita de países como Finlandia o el Reino Unido, resulta insoportable que haya personas que tengan que recurrir a condiciones tan indignas de vida.

Los inmigrantes llegan atraídos por un mejor pasar económico, y terminan chocando con una pared de segregación, precios caros, xenofobia. Por un lado los necesitamos como mano de obra y por otro lado les cerramos las puertas, apartándolos con acciones y omisiones. Ahora ellos, junto a los chilenos más excluidos, habitan en calles de tierra, donde crían a sus hijos y albergan sueños de superación y una mejor vida.

Sin embargo, esta situación también saca lo mejor de las personas, como los voluntarios que suben semana a semana a los campamentos y la gente que a raíz del penoso incendio, se ha acercado desinteresadamente a colaborar con bienes o con su tiempo, para crear entre todos una Antofagasta más inclusiva y humana.

Bomberos identifica "tomas" más vulnerables frente a los incendios

FACTORES. Carencia de grifos y dificultades de acceso acelerarían propagación.
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Los 23 campamentos de Antofagasta, junto al barrio industrial en el sector norte de la ciudad, son los dos puntos de mayor complejidad que Bomberos tiene identificados a la hora de realizar su trabajo en un incendio.

En el primer caso son varios los factores que elevan el riesgo, como el material ligero utilizado en la construcción de viviendas o la falta de grifos para combatir las llamas. Por su parte, la zona que las empresas en su mayoría utilizan como centros de acopio es difícil debido a la gran presencia de sustancias químicas reactivas durante un siniestro.

El comandante de Bomberos de Antofagasta, Gabriel Mariño Díaz, explicó que los campamentos de La Chimba no disponen de grifos para los carros, problema que quedó reflejado en el último incendio que dejó 140 damnificados.

"El grifo más cercano estaba a unas cuatro o cinco cuadras. En la última emergencia (Luz Divina), el carro que se desocupaba debía trasladarse para llenar el estanque y luego hacer un relevo con otra máquina", detalló el comandante.

Pese a que los carros de Bomberos cuentan con autonomía de varios miles de litros, al quedarse vacíos tardan alrededor de 15 minutos en abastecerse, tiempo valioso al enfrentar una emergencia como la registrada el jueves.

Velocidad

"Una habitación de 3x3 metros demora 48 segundos en quemarse, por lo tanto, una casa en cinco o seis minutos está quemada completamente", afirmó Mariño.

Como las casas ubicadas en las tomas generalmente están construidas de material ligero, en el tiempo que tarda la llegada del primer carro de Bomberos, la vivienda ya está consumida por las llamas.

Pero esta situación es mucho más crítica en las tomas ubicadas en los sectores altos de la ciudad, donde no existe urbanización ni calles de acceso para las unidades.

Por eso al llegar los voluntarios, las labores prioritarias apuntan a que las llamas no se extiendan a otros inmuebles, más que a apagar el fuego de origen. En estos sectores los carros además tienen dificultades para subir porque no hay vías de acceso y si existen grifos, la presión de éstos muchas veces no es suficiente.

El comandante sostuvo que tras lo ocurrido el jueves en La Chimba, convocó a todos los capitanes del cuerpo de Bomberos a una reunión donde analizaron los sectores complejos, como las tomas de la población 18 de Septiembre, Villa El Salto o René Schneider.

Si bien los voluntarios están en alerta durante las 24 horas del día, decidieron recorrer todos estos lugares para comprobar la dificultad de acceso que tendrían de producirse una emergencia.

"El incendio ocurrido en 2013 en la toma Aurora Esperanza (René Schneider) y que dejó 57 damnificados, fue muy difícil, porque eran casas en altura", precisó el oficial.

En tanto, la coordinadora de campamentos de la municipalidad, Lorena Troncoso, señaló que en la ciudad existen 23 de asentamientos ilegales en sectores altos y otros cuatro en el borde costero.

"Es un tema complicado, pero que existe en todas las regiones del país. Nuestro rol es generar las fichas de protección social y canalizar ayudas. No podemos hacer más porque es un tema irregular, que debe ser abordado por la Intendencia y la Gobernación", argumentó Troncoso.