La camanchaca de mi amiga Kelsey
El siempre ajeno diccionario de la RAE define esta palabra nuestra como "Niebla espesa y baja".
Pero Camanchaca es también un apelativo que algunos especialistas otorgan a indígenas del sur del Perú/norte de Chile. También se llaman así: un cóctel de gin y mandarina, un sexteto musical santiaguino, una empresa cuestionada, un "mote" cariñoso al amigo que está mostrando inequívocas canas. Hubo un dicho pampino:"Se fue con la camanchaca", lo que se entendía (acepto correcciones) como que se fue sin avisar…
En literatura, Camanchaca es el nombre de una revista identificada con norte y pampa, publicada en los años 80 en Iquique por Sergio González y otros al alero del TER, Taller de Estudios Regionales. Camanchaca es una novela de Diego Zúñiga y un cuento muy simpático del magistral Eduardo Barrios, y quizás cuántos relatos más, y poemas, ya que la palabra es provocadora y muy nuestra.
Sin embargo, el encuentro más interesante que he tenido con la camanchaca, es un cuento de este nombre (de principios del siglo XX) acerca de un comerciante estadounidense que atraviesa la pampa de madrugada, a caballo, guiado por un "propio", para alcanzar el "nocturno" en una Oficina llamada Alto, para llegar a Antofagasta y embarcarse de vuelta a su país.
Se trasluce en el relato, escrito por una mujer, profundo conocimiento de la zona y atracción hacia la novedad del paisaje. Al mismo tiempo, algunas contradicciones o deliberada ficción (un tigre en medio del desierto, por ejemplo).
Ella escribió numerosos cuentos, publicados en diversas revistas de su país. Quisiera leer "Momia", que tiene lugar en un campamento minero, una ciudad cercana y un cementerio.
Me atrae la historia de esta autora estadounidense que desde muy joven, al principio sola, visita varios países latinoamericanos. Vive en Antofagasta, entre 1914 y 1918 mientras su marido trabaja en una empresa llamada South American Export Company.
Kelsey Percival Kitchel, ¿qué fue lo que te enamoró de nuestra tierra?.